En la sala de su departamento, Manuel Gold ha colocado en un lugar muy visible su colección de juguetes Lego. Tiene un Batimóvil, un Mini Cooper, una ambulancia y asegura que en su habitación tiene más. Los mira como trofeos, mientras explica cuántas horas le demoró armar cada uno. Parece un niño grande, feliz de vivir entre juguetes. Además de su talento para la actuación, tal vez esa fue la razón por la que La Plaza decidió apostar por él para relanzar la producción Plop y Wiwi. La obra está dirigida para niños de nueve a 36 meses y estará en tablas hasta el 26 de febrero.

Entre padres y niños

No es mi primera incursión en una obra para chicos, pero es la primera vez que voy a hacer una temporada para bebés”, expresa Gold. Los niños, quienes van con sus padres, pueden subir al escenario e interactuar con el elenco, conformado además por Patricia Barreto y Fránklin Chávez. “Pueden gatear, caminar, coger nuestros instrumentos, jalarnos el pantalón”, detalla el actor.

Manuel cuenta que cuando hace teatro para chicos, vuelve a maravillarse con cosas simples. “Empiezo a ver la obra con ojos de niños. Lo más impresionante es que a los padres también les pasa lo mismo”, revela. “Es un momento mágico, como si todos descubriéramos las cosas por primera vez. Es bonito ser así, al menos por media hora”, confiesa.

Experiencias infantiles

Actuar para niños no es fácil. Lo más complicado, según Manuel Gold, ha sido encontrar un ritmo más lento para poder llegar a ellos. “Tuve que cambiar mi chip teatral, hacer todo más pausado y eso fue lo que más me costó”.

Para prepararse para la obra, Manuel cuenta que le ayudó la experiencia de convertirse en tío. Tiene una sobrina de dos años y otro sobrino que pronto cumplirá un año. “Tengo entrenamiento. Cuando estoy con ellos, debo tener ojos en la espalda para saber dónde están todo el tiempo. Sé que si los dejo de ver cinco segundos, ya están al otro lado del cuarto subiéndose a un sillón”, comenta entre risas.

Además, le sirvió recordar momentos de su infancia y haber formado parte de una familia a la que considera numerosa. “Yo soy el menor de tres hermanos, pero, en cambio, tenía como 18 primos por un lado de la familia y 18 más por otro lado”, señala entre risas.

Por André Agurto