La entrevista es a las diez y media de la mañana, y José Antonio García Belaunde, que apenas lleva algo más de dos meses en España, acaba de llegar de Sevilla, donde viajó en coincidencia con una exposición sobre Huamán Poma de Ayala en la Mezquita Catedral. Sus modales extremadamente educados recuerdan que se formó en Oxford, y su voz clara y pausada contrasta con su más de un metro noventa de estatura. En su viaje a tierras andaluzas –el primero que hace oficialmente fuera de la capital– aprovechó para visitar a Susana Díaz, presidenta de la Junta de la Comunidad Autónoma de Andalucía, y mantuvo una reunión con los empresarios vinculados al Perú o con interés de visitar el país; algo que, como él mismo menciona, resulta cada vez más frecuente.

José Antonio García Belaunde ha participado en misiones diplomáticas en países como México, Francia, Ecuador, Estados Unidos y Uruguay, donde también fue embajador del Perú. (Foto de Alejandra Vera)

 “Huamán es interesante, pues nos ofrece la visión más exacta de la vida en el Incario”, relata ‘Joselo’ mientras se acomoda, y se reclina en la silla de su gran escritorio. “Nos da un testimonio de abusos que deben ser corregidos, pero, sobre todo, nos presenta el gran reclamo del ciudadano por justicia, asumiendo que la autoridad abusa y que el rey, como autoridad superior, debe impartir justicia”.

Como parte de su viaje, cuenta que estuvo en Córdoba, para reunirse con concejales de diferentes partidos políticos, y que también visitó la casa de Garcilaso de la Vega. “En Montilla hay un gran culto a Garcilaso. En la casa encontré unas barricas con una serie de firmas de personajes como Raúl Porras Barrenechea, Mario Vargas Llosa y Alejandro Montaigne, un torero peruano que no es muy conocido, pero que había toreado en España. Mis anfitriones no lo conocían”, cuenta, divertido.

Con el entonces presidente de la República, Alan García, en noviembre de 2010, durante la visita oficial de los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia.

NUEVOS AIRES

Desde el mes de agosto, el excanciller  –se mantuvo como ministro durante toda la segunda presidencia de Alan García– es embajador del Perú en España, y radica en Madrid, una ciudad que conoce hace casi medio siglo y a la que tiene un gran afecto. “Han pasado muchos años y mucha historia. Cuando comencé a visitarla, era la época de Franco y se sentía el peso de la autoridad. Pero también me tocó vivir no solo la Transición democrática sino, quizás, su momento más exultante: la consolidación del proceso democrático con la elección de Felipe González como presidente del Gobierno de España, el ingreso del país a la OTAN y a la Unión Europea. Estos acontecimientos anclaron a España en la democracia, y en Europa”.

Fue en Madrid donde, allá por 1983, se volvió a reencontrar con Alan García, con quien comparte amistad desde hace más de cincuenta años, cuando estudiaron juntos en la PUCP. Pero en Madrid tiene muchos otros amigos, y en estos años ha tenido algún que otro compromiso laboral de consultoría que lo han mantenido vinculado a la capital española, por lo que su nombramiento ha sido como cerrar un círculo.

‘Joselo’ mantiene una cercana amistad con Alan García desde que eran estudiantes en la PUCP. Fue canciller de su segundo gobierno, de 2006 a 2011.

Hábleme de sus planes como embajador.
La relación bilateral pasa por un óptimo momento. Entre los dos países siempre ha habido un buen discurso histórico. España es el primer inversor extranjero en nuestro país, donde las empresas españolas trabajan muy a gusto; además, es la historia que ellos cuentan. Hay una serie de empresas que están muy interesadas en ir al Perú. Mi tarea es seguir el curso de acción que facilite una mayor inversión y, por otro lado, generar un mayor comercio entre los países. Esto es en materia económica, que ofrece mucho sustento al resto de las relaciones.

Imagino que el buen momento que atraviesa el Perú facilita las cosas: el país sigue estando de moda.
El Perú sigue estando de moda por varias razones, y todas buenas. Hemos logrado tener cuatro gobiernos democráticos sucesivos, algo inédito en nuestra historia, aunque apene decirlo. Y los cuatro exitosos, unos más que otros, pero es incuestionable que los cuatro han sabido darle una continuidad al crecimiento económico. La pobreza se ha reducido desde un 66% en el año 2000 hasta un 21% en 2015. En estos años hemos sido capaces de reducir la pobreza sistemáticamente, y todo lo que ello conlleva (menor desnutrición, anemia infantil, etcétera). Todavía hay una larga tarea por delante: tenemos grandes deficiencias en educación, en nuestro sistema de salud, pero hemos logrado sacar de la pobreza a millones y la calidad de vida de los peruanos ha mejorado. Hoy el Perú tiene una clase media que se está consolidando.

Por José María López de Letona

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