No es otro cuento de perdedores: The Other Side of Hope, de Aki Kaurismäki

Aki Kaurismäki tiene sesenta años, pero dentro de él todavía subsiste el muchacho punk que con pocos acordes compone canciones sobre la juventud y la desilusión. Sus dos últimas películas, Le Havre (2011) y The Other Side of Hope (2017), presentan personajes jóvenes y exiliados que se ven forzados a encarar la violencia, los prejuicios y, sobre todo, la indolencia de sociedades que se presentan a sí mismas como democracias ejemplares. Por eso, buscan solidaridad y algo similar a la amistad en personas insospechadas: en los seres excéntricos, solitarios e inexpresivos sin remedio. The Other Side of Hope, el segundo episodio de su trilogía sobre los refugiados en ciudades portuarias, es protagonizado por Khaled (Sherwan Haji), un mecánico sirio para el que la guerra ha representado la pérdida de su novia, su fe, su oficio y todos los miembros de su familia, excepto su hermana. Khaled llega en barco a Finlandia. Allí es pesado, medido y analizado con microscopio. Esas imágenes recuerdan el desembarco de Vito Corleone en Ellis Island, en The Godfather, y el de Ewa en ese clásico contemporáneo llamado The Immigrant.

Seguimos la cotidianidad de Khaled, esparcida entre el albergue impersonal para inmigrantes, los pubs con blues o folk en vivo, las conversaciones llenas de sabiduría de la calle con otro refugiado (“Luce feliz, porque los melancólicos siempre son deportados primero”), y las visitas a la comisaría. En paralelo, Kaurismäki introduce a otro personaje: Wikström (Sakari Kuosmanen), un vendedor de camisas finés de mediana edad. Una escena minimalista protagonizada por él, junto con su esposa, se ambienta con una botella de vodka, cigarros humeantes y un mobiliario anacrónico. Eso es suficiente para esbozar su retrato. Los caminos de Khaled y Wikström se cruzan cuando los dos están cambiando de piel para sobrevivir a una época deshumanizante, donde tanto un hombre con privilegios como otro que es tratado como perro callejero terminan encarnando el vacío.

En The Other Side of Hope hay una mirada inteligente y crítica sobre una problemática mundial, pero tratada sin corrección política ni desesperación, porque se imponen el humor, la belleza y el sentimiento.

 

En busca del otro: se estrena La última tarde

la última tarde

En el segundo largometraje de Joel Calero, Katerina D’Onofrio encarna a Laura, y Lucho Cáceres, a Ramón, personajes que formaron una pareja de extracciones sociales opuestas –ella de clase acomodada y él de la clase obrera– durante su juventud como militantes de un partido de izquierda violentista. La última tarde trata sobre su reencuentro tras 19 años de abrupta separación. Asistimos a una larga conversación –que pasa por distintos tonos– entre dos personajes que buscan identificar los rastros de aquella persona que conocieron y amaron antes de que optaran por reinventarse. Los diálogos en tránsito pueden evocar la trilogía de Richard Linklater sobre el paso del tiempo y el amor, pero la cinta de Calero tiene una dimensión política que moviliza la memoria del pasado violento del Perú, enfoca nuestras singularidades e incide en ese permanente desdén por el “otro” que la corrección política se ha encargado de invisibilizar.

Fecha de estreno: 27 de abril

Por Ana Carolina Quiñonez

Publicado originalmente en Cosas 616