La tersura y potencia vocal de Giovanna Núñez, conocida simplemente como La Lá, llega a nosotros nuevamente en su más reciente lanzamiento. Zamba puta, su segundo disco, está conformado por nueve canciones que fluyen entre la bossa nova, el vals, el pop y el jazz gracias a una prodigiosa voz que sirve como hilo conductor sin desencajar en ningún momento. Lo presenta a sus seguidores este sábado 13 de mayo.

La Lá continúa por la buena senda que trazó hace tres años en su primer disco, Rosa (considerado por varios portales nacionales e internacionales como lo mejor del 2014) y lo enriquece con nuevos sonidos. Esta vez, además, la música es su vehículo para reflexionar sobre el papel de la mujer. “La sociedad se atribuye la potestad de juzgar a la mujer por su raza y por lo que hace con su sexualidad”, sostiene. “Cuando esas dos palabras (‘zamba puta’) dejen de sonar a insulto, vamos a empezar a ser una sociedad libre”, agrega.

La Lá

Giovanna Núñez, o simplemente La Lá, presenta este sábado 13 de mayo su más reciente disco, “Zamba puta”

Si en Rosa, su primer disco, las letras brotaron de manera casi natural, La Lá cuenta que esta vez se ha tomado el tiempo de pensar y elaborar detalladamente cada tema. Lo ha hecho, sin embargo, en sus horas de “tiempo robado”, como los llama. “El trabajo musical es 95% gestión  y 5% creación, sobre todo con dos hijos y trabajando en casa”, afirma la artista. “Exprimo todo el día y lo último que queda es lo que utilizo para componer”, añade.

A diferencia de su primer álbum, La Lá contó en este con la colaboración de Juanito El Cantor, conocido productor musical de la escena indie latinoamericana (en el Perú, ha trabajado también con Alejandro y María Laura). “Es como pasar de ser hijo único a tener un hermanito con quien jugar”, admite la cantante sobre el proceso de producción.

La Lá

Zamba puta, por ahora, ya le abrió las puertas del Festival Marvin en México, país al que viajará para presentarse el próximo 20 de mayo. “Van a tocar Television, Boom Boom Kid y esta señora”, comenta entre risas.

Por André Agurto