Hace unos meses, cuando vino con Él Mató a un Policía Motorizado, nos juntamos en la recepción de un hotel. En febrero, con el calor insoportable del verano limeño, él aún lucía su clásica melena. Ahora tiene el cabello corto. Nos reencontramos, un día antes del show que realizó en Nébula, en la casa de un amigo suyo. Está vestido con camiseta, short, medias y zapatillas negras. Casi se podría decir que, así de prolijo, parece una persona distinta. Pero hay un detalle: está usando el polo al revés, con las costuras hacia afuera. Y ese es Santiago Motorizado, el rockstar con el que se puede hablar de todo.

¿Por qué la decisión de que sean mujeres futbolistas las protagonistas de los afiches promocionales de esta gira solista?
En Argentina es muy popular el fútbol, es sabido. Pero hay poco fútbol femenino. Entonces es como una imagen rara. Aunque últimamente hay más, es como muy machista todo el ambiente del fútbol. Así que está bueno reivindicarlo por algún lado. Además, para un póster, es una imagen bella.

Además de músico, Santiago es diseñador y ilustrador. Hace sus propios afiches y trabajos suyos han sido publicados en la revista Rolling Stone y un libro de Fabián Casas.

Poca gente sabe que son dibujos tuyos. Cuéntame justamente sobre tu relación con las artes plásticas…
Después de la secundaria me metí a una escuela de Bellas Artes y estaba lo de música y lo de plástica. Yo elegí lo de plástica, porque me gustaba, tenía ese entusiasmo por dibujar. Supuestamente tenía facilidad con el dibujo, con la figura humana, que según los cánones de la academia significa que dibujas bien. Después te das cuenta que eso no es determinante. Es algo que siempre me gustó hacer y en un momento tuve una pequeña crisis personal porque no sabía qué hacer con eso. Porque esa supuesta facilidad que tenía no servía de nada si no había una idea a desarrollar.

Y encontraste la idea en cosas como los afiches.
Sí, volvió con la banda. Me volví a encontrar la idea de dibujar algo con un fin puntual, que era hacer las tapas de los discos o los afiches o pequeñas ideas que iban surgiendo. Y eso estuvo bueno.

En su visita a Lima, el músico también presentó el libro que contiene las letras de tres de sus discos y en el que incluye algunas de sus ilustraciones.

El cine como lugar

El jet lag suele ser partícipe de estas reuniones. La primera vez que nos vimos, él se acababa de pegar una siesta. Esta vez nos saludamos casi inmediatamente después de que se despertara. Cuando prendió su celular para verificar la hora, brilló el fondo de pantalla que tenía como protagonista un AT-AT, uno de esos famosos vehículos imperiales de Star Wars. Él, que vestido completamente de negro y con el gesto correcto podría parecer un sith, se transforma en el ser más afable y emocionado de la habitación cuando habla de las cosas que le gustan. Así ocurre cuando hablamos de cine (y, claro, de Star Wars).  

Las películas siempre han tenido una importancia en la creación de tus letras. Pero ahora el cine cobra protagonismo como lugar en sí en una de tus canciones (Amor en el cine). ¿Cuál es tu relación con este espacio?
Soy muy fan del cine… No me acuerdo cuándo escribí esa canción. Pero tengo recuerdos de estar en salas de cine y emocionarme no por la película, sino por estar ahí sentado. Soy mucho de ir al cine solo.

Se les ve raro a las personas que van solas, ¿no?
Sí, sí, es una cosa media rara. Pero a mí me gusta. Me gusta y he ido al cine a ver la misma películas cinco veces… O más…  No quise decir cuántas más porque me da vergüenza. (Ríe)

Una de las películas favoritas de Santiago es “Velvet Goldmine”, de Todd Haynes. (Foto de Jimena Gallarday)

¿Qué película has visto un montón de veces en el cine?
Por ejemplo, El despertar de la fuerza, de Star Wars. Esa la vi nueve veces en el cine. La vi cuatro veces en 2D, cuatro veces en 3D, y una vez en 4D, en Chile, porque había una sala en la que se movían las sillas. Pero, bueno, era un entusiasmo por ver la secuela más esperada de la historia del cine. Entonces ves que un día la sacan del cine y te queda la angustia de no haber ido un par de veces más. Es una experiencia que tiene un tiempo limitado.

“Quería hacer un afiche con el Chorri Palacios”

Como cinéfilo, acepta que la aparición de Netflix es, en sus palabras, “buenísimo”. Sin embargo reconoce que la experiencia de ir al cine sigue teniendo su encanto particular. Acepta, en esa línea, que ir a una sala es como ir al estadio. Porque, esto sí es bien sabido, si hay algo que le gusta tanto como las películas, eso es el fútbol.

¿Por qué no hay tantas referencias futboleras en tus canciones como sí las hay de filmes?
Es difícil escribir poesía sobre el fútbol. Y las referencias que tengo de bandas que lo hicieron son feas, digamos. Entonces está el riesgo de querer hacer algo que sea sentido para algo que uno ama, como es el fútbol, y que se asemeje a esa referencia que no está buena…

¿Lo has intentado?
Sí, sí, lo intenté. Igualmente, cuando uno habla de películas, uno habla de la vida. Por lo general cuando hago referencia a una película en verdad estoy haciendo referencia a un personaje, a una historia, a una sensación. Abarca más en ese sentido. Del fútbol también uno podría hablar algo así, de una sensación, de un personaje, de algo que pase más allá de la cancha. En la banda tenemos referencias al fútbol, en afiches, en la parte visual, hay un video donde sale Mardona. Pero en la parte de la poesía no tenemos nada. Es complejo. Si hay que hacerlo, hay que hacerlo bien.