Ubicada en el sureste de Australia, la costa del Estado de Victoria está bañada por el océano Antártico. Y, en ella, sobre la cresta de un acantilado a cuyos pies corre el Great Ocean Road –una pista de 243 kilómetros construida por soldados para homenajear a quienes pelearon en la Primera Guerra Mundial–, ha sido levantada la Fairhaven Beach House, cuyas formas, materiales y estética no solo son un admirable ejemplo de arquitectura, sino que constituyen un hábitat “escenografiado” para disfrutar las vistas de la playa y el mar, de acuerdo con su creador, el arquitecto John Wardle.

En un intercambio de correos y llamadas telefónicas, Wardle me explica que el proceso de diseño ha sido similar a la escenografía, la cual reúne las experiencias sensoriales y espaciales para enmarcar el escenario teatral interior. “Es más que solo la vista: es casi todo el espacio que contiene esta vista, al orquestar la experiencia que ganamos al avanzar por la casa y apreciarla”, afirma. Esta casa de playa se recoge y camina en pasos escalonados alrededor de un patio central, el cual crea un espacio exterior protegido de vientos agresivos. Las puertas de la sala y una ventana deslizante de gran tamaño en la cocina se abren e integran el patio con la casa cuando hay buen tiempo.

Elementos clave del diseño, la proporción, la orientación y las dimensiones de las ventanas se han adaptado a las vistas del paisaje.

El interior es un viaje dinámico y fluido pues, desde la entrada hasta la vista al mar, ha sido coreografiado para aumentar la anticipación antes de llegar a la sala de estar principal. A medida que se avanza por debajo de un estudio en voladizo, por un espectacular espacio de entrada vertical, aparecen una serie de giros y pliegues a lo largo de la longitud de la residencia. La apertura de la ventana principal coincide con las proporciones cinematográficas de la vista al mar. “Entonces, estamos coreografiando tanto actividades como experiencias y alineando una variedad diferente de vistas”, agrega el arquitecto.

Materias primas

Esta experiencia fue plasmada empleando dos materiales: el zinc y la madera. “El proyecto lo empezamos desde cero, y una de las primeras cosas que hice fue tomar fotografías del terreno”, cuenta Wardle. “Cuando las vimos en la oficina, nos dimos cuenta de que predominaban los eucaliptos en medio de un bosque con árboles cuyas ramas y troncos eran marrones. Pero también había una pequeña área donde había arbustos y otros elementos donde brillaban colores intensos: azules, grises, amarillos y anaranjados”. En ese momento, Wardle y su equipo decidieron emplear un patrón de colores que combinara con el entorno. “Por eso el exterior de la casa fue envuelto con zinc verde para que combinara con los eucaliptos, y el interior fue enteramente recubierto con madera”, añade. “Esos son los colores principales, pero la casa tiene toques de diferentes tonalidades para combinar con el exterior”.

La Fairhaven Beach House tiene la forma de una U irregular cuyo centro es la terraza. Desde esta, se accede a la sala

La madera cubre el interior no solamente en sus muros, sino también en el techo y los pisos para crear una atmósfera cálida sin ser recargada. Esto también permite establecer un juego de sombras, las cuales se oscurecen en los dormitorios para proporcionar mayor privacidad. Este es un elemento clave, pues Wardle explica que fueron muy cuidadosos al momento de diferenciar los espacios privados de los sociales. Además, otro elemento importante fue la sensación de suspenso y exploración a través de ángulos dinámicos en las paredes. Pero estos no son gratuitos sino que, como menciona el arquitecto, “obedecen a la idea de escenografiar esta experiencia”.

En el piso superior se encuentra el dormitorio principal, además de un baño, el estudio y la terraza.

Considerada como uno de los mejores proyectos australianos del año pasado, la Fairhaven Beach House recibió tanto el 2013 VIC Award como el Robin Boyd Award, ambos en la categoría de Arquitectura Residencial, premios que entrega el Instituto Australiano de Arquitectos. “Altamente resuelta en todos los sentidos, incluyendo el detalle fino, esta casa no se presenta como recargada o inadecuadamente citadina”, sostuvo el jurado del Robin Boyd. “En vez de eso, evoca un tipo de increíble refinamiento producto de la evolución, una elegancia que parece una respuesta natural, lógica y sensible a las oportunidades y limitaciones de un contexto específico, y está formada de una manera muy calibrada por las fuerzas que la rodean”. 

Poe César Paredes Castro
Fotos de Trevor Mein

Publicado originalmente en CASAS 206