Las Bolena: té que da la hora

Ana Lucía Cornejo se fue de Lima para estudiar Hotelería en Suiza por dos años. Durante ese tiempo viajó mucho por Europa y quedó tan fascinada con el concepto de la hora del té que, a su regreso, decidió emprender un proyecto gastronómico dedicado a ella. Sin embargo, al darse cuenta de que en el Perú no existe tal cosa como una cultura del té, reformuló la idea y encontró en su hermano, el chef Álvaro Cornejo, la pieza clave para complementar el concepto y hacerlo funcionar. Así, en febrero nace Las Bolena TeaRoom & Restaurant, un espacio delicado y apacible en plena avenida Reducto.

Lomo Ebony & Ivory: corte de lomo fino bañado en salsa de sauco y de queso roquefort, acompañado de pastel de papa y ensalada.

Lomo Ebony & Ivory: corte de lomo fino bañado en salsa de sauco y de queso roquefort, acompañado de pastel de papa y ensalada. (Foto: Jimena Gallarday)

Con veintinueve variedades de té, que puedes pedir helado, caliente e incluso con gin, Las Bolena se instaura como la alternativa que todo amante de esta bebida ha estado esperando. Tomar té en una vajilla que es prácticamente una pieza de arte, cargada de historia (los hermanos Cornejo han heredado varios de sus juegos de vajilla de su bisabuela), se convierte, además, en una experiencia estética y sensorial.

Pero Las Bolena no es solo para los fanáticos del té. Es, en realidad, un restaurante completo que ofrece no solamente una gran variedad de sánguches y ensaladas, sino también platos de fondo, como el Lomo Ebony & Ivory –en honor a los colores de las salsas que lo cubren–, perfectamente sellado, de textura tierna y bañado en salsas de sauco y queso roquefort –atinada combinación–, con un sutil pastel de papa de agradable consistencia, el acompañamiento perfecto. En suma, un plato coherente que es a la vez un manjar inesperado.

Jalapeño popper: queso crema, provolone, tocino crocante y jalapeño grillado con salsa thai en pan focaccia.

Jalapeño popper: queso crema, provolone, tocino crocante y jalapeño grillado con salsa thai en pan focaccia. (Foto: Jimena Gallarday)

Otras de sus delicias son los postres. Los sabores, temperaturas y texturas de su mousse de chocolate recién salido del horno te hacen sentir que es un plato preparado con cariño. Un cariño y una dedicación que se notan también en la decoración de cada uno de sus ambientes. (Av. Reducto 1290, Miraflores)

Kilo: let’s meat!

Kilo no es el típico restaurante de carnes. En sus paredes no asoman las clásicas –y escalofriantes– cabezas de vacuno; su decoración, más bien, huye de lo rústico.

La chef Carolina Uechi, una de las propietarias, sabe que en Lima existen varias opciones de restaurantes en donde disfrutar de un buen corte de carne. Es por eso que, a la hora de crear la carta, la experta parrillera ha puesto especial ingenio y minuciosidad en el desarrollo de la sección de acompañamientos, logrando hacer de las guarniciones los elementos estrella que distinguen a Kilo de cualquier otro steakhouse, y volviendo a estas uno de los puntos clave del éxito de su propuesta gastronómica.

Carolina Uechi dejó su restaurante La Cocina de Caro para abocarse a la concepción de Kilo.

Carolina Uechi dejó su restaurante La Cocina de Caro para abocarse a la concepción de Kilo.

Cualquier corte de carne viene acompañado de dos de estas novedosas guarniciones, entre las que destacan la ensalada blue cheese, el mix de hongos, los bbq baked beans, los fusilli pesto y las papas poutine –fritas y bañadas en gravy y queso mozarella–. Además, incluye una porción de mantequilla artesanal, un detalle de la casa que la chef recomienda untar sobre el corte elegido para potenciar la experiencia Kilo.

Kilo ofrece también una interesante variedad de platos para los no carnívoros, como el salmón glaseado al teriyaki y el chanchito hoisin, que rápidamente ha ganado fanáticos por su versatilidad –pues viene acompañado de pan árabe para hacer minisanguchitos– y por su textura de nube, que hace que se deshaga tiernamente en la boca. (Av. El Polo 418, Surco)

Por Vania Dale Alvarado