No sería necesario contar con un pretexto especial para visitar San Sebastián, en el País Vasco, una de las ciudades más bellas y estimulantes –en todos los aspectos imaginables– de Europa, pero vaya que sus autoridades se han esforzado en transformarla en uno de los destinos imprescindibles del planeta para este 2016.
Tras su designación como Capital Europea de la Cultura del presente año, la Perla del Cantábrico ofrece un programa multidisciplinario que ha nutrido todavía más la ya riquísima agenda cultural de la ciudad, donde anualmente se llevan a cabo festivales tan trascendentales como Jazzaldia –el heterogéneo evento musical que, en su edición número 51, tomará por asalto los teatros y los espacios públicos más emblemáticos de la ciudad entre el 20 y el 25 de julio–, Zinemaldia –el famoso certamen cinematográfico que este año se desarrollará entre el 6 y 24 de setiembre– y San Sebastián Gastronomika, un congreso organizado por el Basque Culinary Center en el que la cocina y los chefs peruanos suelen tener una importante y siempre didáctica participación.
Vista del histórico Teatro Victoria Eugenia desde el puente Kursaal de San Sebastián. A un lado, el también tradicional Hotel María Cristina, inaugurado en 1912.
Para repasar el abrumador calendario de más de 150 actividades que se vienen realizando en Donostia como consecuencia de su designación como Capital Europea de la Cultura –honor que comparte con la ciudad polaca de Breslavia–, en el que participarán en total más de doscientos artistas internacionales de todos los campos, recomendamos visitar la web oficial del evento: dss2016.eu.
San Sebastián es la capital de la provincia de Guipúzcoa, en el País Vasco. Tiene unos 186.500 habitantes, y se asoma al Cantábrico a través de la bahía de La Concha.
Pero un viajero primerizo debe esquivar la tentación de sumergirse en cuerpo y alma en la abundancia de música y cine que sitia la ciudad durante los respectivos festivales –y los inevitables contingentes de melómanos y cinéfilos que llegan con ellos a San Sebastián desde todo el mundo– y abandonarse durante unos días a la actividad más inspiradora que puede proponer Donostia a los foráneos: simplemente, caminar por las calles de su Parte Vieja y detenerse periódicamente a probar la inmensa variedad de pintxos (la versión local de las ubicuas tapas) que se agolpan en las barras de sus bares; recorrer el largo paseo marítimo que se extiende entre sus playas por la bahía de La Concha, que alberga dos playas de arena fina y agua cristalina –La Concha y Ondarreta– y una isla –la de Santa Clara–, para apreciar el contorno del Cantábrico y el perfil sinuoso de la ciudad; y terminar ese primer recorrido con la visita casi litúrgica al “Peine del Viento”, el célebre conjunto escultórico de Eduardo Chillida empotrado de manera caprichosa en un escabroso rincón del acantilado, que justamente en agosto de este año podrá volver a ser visto desde cerca luego de permanecer cerrado durante varios meses en los que se buscó estabilizar la ladera en la que se encuentra ubicado.
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Finalmente –y ya que mencionamos los famosos pintxos, el éxtasis absoluto de la comida callejera y de bar en esta parte del planeta–, es preciso mencionar que la gastronomía donostiarra tiene muchos otros matices y, sobre todo, representantes como Juan Mari y Elena Arzak, Martín Berasategui, Pedro Subijana y Andoni Luis Aduriz, que hace mucho tiempo alcanzaron el estatus de leyendas de los fogones. Un viaje a Donostia que no contemple largas horas consagradas a todo lo que involucra su oferta culinaria estará irremediablemente incompleto, ya sea a través de una reservación en restaurantes emblemáticos como Arzak o Akelarre o contactando a agencias especializadas en tours gastronómicos, como Tenedor Tours (tenedortours.com), que incluye en su propuesta no solo un itinerario por el mercado local, tiendas de productos tradicionales y degustaciones varias, sino también un taller de elaboración de pintxos dictado por un graduado del Basque Culinary Center.
La imagen más emblemática de la ciudad sigue siendo la bahía de La Concha, que alberga dos playas de arena fina y agua cristalina –La Concha y Ondarreta– y una isla –la de Santa Clara–. Los productos marinos que se extraen de estas costas son la base de la que es considerada la mejor gastronomía de toda España.
No en vano San Sebastián es una de las ciudades que tiene la mayor concentración per cápita de estrellas gastronómicas Michelin en el mundo: nada menos que dieciséis en un radio de apenas 25 kilómetros.
Cine, música, historia y la mejor comida de España: San Sebastián lo tiene todo.
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Por Raúl Cachay
