Si en estos días alguien va a Bravo Restobar se podrá encontrar con una nueva opción en la barra. Se trata de un gin acompañado con matico, una planta que crece en el sector más sureño de la selva. Esta nueva bebida tiene su origen en un viaje que llevó a Christian Bravo hasta uno de los rincones más aislados de Puno. Gracias a Hyundai Motor Company (HMC) y Automotores Gildemeister del Perú (AGP), el reconocido chef llegó a Tilina para comprobar el impacto que el Proyecto Una Nueva Oportunidad (UNO) en esta comunidad ubicada por encima de los 4500 metros sobre el nivel del mar. Hasta ahí llegó con unos alfajores que sirvieron para romper el hielo con los habitantes. Y no sólo trajo el matico que unos pobladores le regalaron después de conseguirlo en un intercambio con vecinos de una región cercana. Regresó también con la experiencia que nos comparte a continuación.

Christian Bravo en Tilina

¿Qué esperabas encontrar en Tilina y qué descubriste?

Yo me imaginaba encontrar gente viviendo en extrema pobreza y en circunstancias difíciles. Pero lo que encontramos superó lo que imaginaba. La situación es mucho más complicada. No es gente que decidió vivir ahí.

¿Ya habías escuchado de Tilina antes?

No, para nada.

Es un pueblo que ni siquiera sale en Google Earth…

Imagínate. Es que realmente la vida en ese lugar es súper dura. Es bien complicado entender que alguien, de generación en generación, de manera casi obstinada se haya mantenido viviendo ahí. Estas personas son un ejemplo de lucha. Perseveran en mantenerse con sus costumbres en ese terreno tan agresivo, en ese clima tan agresivo. Por arriba de los 4500 metros hemos descubierto un lugar en el que no crecen productos. Las pocas plantas que crecen no dan frutos. El sustento de esta gente son exclusivamente las papas nativas, que cultivan sólo para el consumo personal o familiar. Y por ahí el trueque, porque no hay moneda.

Es un aislamiento total…

Sí. Ellos no tienen moneda. Sólo trabajan con las alpacas. Pero ha pasado que la gente que antes le compraba las alpacas le ha reducido el precio. Antes pagaban veinte soles y ahora pagan nueve. Es un poco injusto. Esta gente, que no tiene muchos ingresos, lo poco que tienen lo consiguen de los pobladores cercanos en un juego de trueque.

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¿Cómo fue el contacto con los pobladores de Tilina?

Todos estaban muy abiertos con respecto a esto. Sentí mucha fe y mucha alegría. Reconocían la buena intención de los que llegamos hasta allá. Nos prepararon con mucho cariño una huatia, que es una cocción de papas debajo de la tierra. Son un ejemplo de energía y buen ánimo. Me ponen en una situación bien importante. Porque esto te hace pensar en la difícil situación que viven.

¿De qué manera reconociste el impacto que el proyecto ha tenido en la comunidad?

Tilina tenía un gran problema climático. La naturaleza impactaba directamente sobre sus sustentos, que eran las alpacas. Y no tenían los cobertizos necesarios para poderlas cuidar. Perdían muchas alpacas, sobre todo las bebés. A raíz de que se instalaron los cobertizos ellos han podido controlar ese problema. Pero no se quedó ahí. También ha habido un cambio en cuanto a la inserción económica de ellos, para que podamos darle una mano y podamos ayudarlo. Todo eso se consigue gracias a la fabricación de pompones y todo lo que irán desarrollando en el tiempo. Eso además permite que no se queden en su visión de producir y producir, sino que puedan generar también nuevas cosas. Por su parte, el tema de comunicación e insumos ha sido solucionado con la camioneta que Hyundai les ha dado.

Si tuvieras que resumir en que situación se encuentra Tilina ahora, ¿qué me dirías?

Pienso que Tilina ha encontrado, por fin, una puerta hacia la esperanza.

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