Hace más de cuarenta años que hace periodismo, profesión que reconoció como su vocación desde los 8 años, luego de ver en el diario la foto de un hecho que él había presenciado el día anterior. “‘Yo estuve ahí’, pensé. Desde ese día supe que quería dedicarme a esto”.

Juan Paredes Castro es uno de los periodistas peruanos que mayor trayectoria tiene. No solo ha cubierto muchos de los hitos que han marcado el curso de la política nacional como editor central de la sección Política de “El Comercio”, sino que durante una década viajó a lo largo del mundo como editor de la sección Internacional del mismo diario. Fue durante estos viajes que pudo registrar múltiples sucesos, incluyendo la crisis de Medio Oriente durante el fin de la Guerra Fría.

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 Un sistema político sin estructura.

“No creo que las encuestadoras se hayan desprestigiado, sino que están sometidas al mismo escrutinio que los candidatos. No somos un sistema político estructurado, vivimos del plebiscito quincenal o mensual de las encuestadoras”, responde cuando se le pregunta si, en su experiencia, la creciente desconfianza en las encuestadoras es una novedad o algo que ocurre en todos los procesos electorales.

¿A qué se refiere con que no tenemos un sistema político estructurado?

Una política estructurada tendría que tener partidos representativos a nivel nacional, no solo cúpulas partidarias. Al no tener un sistema político estructurado en el que se identifica intención de voto con partido, el voto existe en función a los estados de ánimo y las emociones. No hay una identificación programática.

Algunos dicen que el fujimorismo ha logrado superar esto en cierta medida.

El fujimorismo ha sido un partido con varias caras, como Cambio 90 o Nueva Mayoría, pero siempre es el mismo. Hay que reconocer la organización política que han logrado en los últimos cinco años, la cual no está presente en otros partidos. El APRA, por ejemplo, habiendo sido un ejemplo de partido, ha perdido organización e identidad. Como novedad hemos tenido el fenómeno de Verónika Mendoza, pero no a una izquierda moderna.

Keiko

“Creo que Keiko trae un compromiso de demostración democrática, no creo que traiga con ella un ‘ADN político’”, asegura Paredes Castro.

¿Verónika Mendoza no representa a una izquierda moderna?

Era una propuesta oportunista, sin identificación coherente. Prevalecieron los objetivos de Tierra y Libertad, partido que sostenía al Frente Amplio. Aprovecharon la oportunidad de ganarse los votos que dejaron Guzmán y Acuña, los cuales eran un pedido de novedad. No obstante, la novedad era solo la cara y el nombre de Verónica Mendoza; no se traducía en la izquierda que ella decía representar, sino en la vieja izquierda radical del 3%, subida al carro de la novedad.

¿No cree que el Frente Amplio era la izquierda en su paquete original, sin medias tintas?

Sus votantes se identificaron con Verónika Mendoza, que es muy carismática, pero esconde la mochila de la izquierda radical. El 18% que obtiene no es un voto por la izquierda, sino un voto de rechazo al sistema, un voto por nuevos rostros y comportamientos, un reclamo por el cambio.

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Paredes Castro cree que los votantes de Verónika Mendoza se identificaron con ella porque es muy carismática y representaba la novedad.

¿Fue el voto “anti-establishment”?

Claro, pero esa es una calificación desde el pensamiento racional, creo que en realidad muestra un reclamo por el cambio.

¿El voto fujimorista podría ser calificado también como “anti-establishment”?

En cierta forma, sí, porque el voto fujimorista de los sectores C,D y E lo que pide es una especie de democracia directa, alguien que resuelva sus problemas y que identifican con un caudillo, como pasó con Alberto Fujimori. Ahora, yo no creo que Keiko vaya a ser la gobernante que fue su padre.

Lea la entrevista completa en COSAS 594.

Por Adriana Tudela