El 16 de julio Gustavo Rodríguez presentó la novela juvenil Te escribí mañana, en la Feria del Libro de Lima. Además, junto con sus socios en Un Millón de Niños Lectores, está buscando la manera de crear un manual o franquicia para que las bibliotecas escolares exitosas se propaguen por todo el Perú.

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¿Cómo sigue el dolor de espalda?
Ya no existe porque estuve en un tratamiento de un año. Empecé a hacer pilates y ejercicios de glúteos. Antes no sabía que esta zona es importantísima para sostener la columna. Ahora mi espalda y mi novia están muy contentas con esa decisión (sonríe).

¿Existe algún tema sobre el que declinarías dar una opinión pública?
Muchos. Muchas veces han venido a preguntarme sobre coyuntura internacional, o sobre temas legislativos, y no soy experto en esos temas.

¿Te sientes a gusto si te califican como un “opinólogo”?
Que me digan “opinólogo” me choca tanto como que me digan intelectual, porque no me considero ninguna de las dos cosas. Soy solo un traductor, un puente entre el lenguaje difícil de otros y el lenguaje cotidiano de la gente. Si me llaman a expresarme en medios probablemente es porque leen en mí a un facilitador. Hay mucha gente más especializada que no ha aprendido a comunicar sus experiencias.

¿Nunca te ha tentado el esnobismo, “sofisticarte”?
Claro. Creo que todos los días de mi vida lucho para no ser machista, ni esnobista, ni frívolo, ni racista o clasista, y no siempre soy exitoso, pero hago el esfuerzo.

¿Podrías calcular cuántos amigos no reales tienes en Facebook?
Te lo puedo decir ahorita: son… (revisa su celular)… 1495.

¿Alguna vez has eliminado a alguno?
Nunca, porque tengo la suerte de que las personas que se expresan de mí en las redes sociales no son muy sulfurosas. O será que no soy sulfuroso con ellas.

No te enfrascas en peleas.
Pelearse a través de las redes sociales es para niños o majaderos. Lo que más necesitamos los peruanos es tratar de entender nuestras coincidencias antes que pelearnos por nuestras diferencias. Es un tema de enfoque.

Si, en lugar de epitafios, las tumbas mostraran un meme para representar a cada difunto, ¿cómo imaginarías el tuyo?
Me gustaría una emisión muy vertiginosa de mis momentos a carcajadas con mis hijas, con mi novia, con mis amigos, con mis lectores…, y pondría una frase del tipo: “Vino, amó y se fue”.

Si una sola persona pudiera leer tus publicaciones, ¿a quién elegirías?
A mi papá; me gustaría que siguiera vivo para estar al tanto de lo último que escribo.

¿Qué es lo que más extrañas de él?
(Calla unos segundos) En realidad, siempre voy a extrañar los diálogos que no se dieron, porque mi papá era poco comunicativo… incluso menos que yo, que soy bien retraído.

¿Te consideras poco comunicativo? Suena paradójico.
Sí. Me hice escritor porque no era bueno expresando mis emociones; he ido mejorando con el tiempo, pero sé que nunca voy a ser el alma de la fiesta… Hace poco me puse una corbata, me pongo una cada dos años, y me acordé que fue mi papá quien me enseñó a hacerme la corbata cuando yo tenía 14 años, y de pronto me di cuenta de que él nunca conoció a su papá, y nunca le pregunté quién le había enseñado a hacerse la corbata. Entonces me puse melancólico por la cantidad de preguntas que nunca serán respondidas por él, porque se fue hace diez años, cuando afortunadamente ya nos habíamos reconciliado, pero todavía quedaba un camino muy largo para tener ese tipo de conversaciones.

¿Hay algo que te falte, o que desees, que haría que renuncies a todo lo que has conseguido?
No lo creo porque no mido mis logros de manera acumulativa. Mi principal indicador de que estoy siendo “exitoso” es que en este momento tengo el tiempo para conversar contigo sin presiones, mientras el mar nos arrulla a unos metros y mis hijas vienen a almorzar conmigo en cualquier momento.

¿Disfrutas de vivir en el Perú?
Me encanta. El Perú es como esa pareja con la que sabes que vas a envejecer, donde está involucrado el amor verdadero, porque, a pesar de los defectos que sabes que tiene, te quedas con ella.

Por Mariano Olivera La Rosa