Como funcionaria pública, integró la llamada “unidad de destrabe” del gobierno pasado, y ahora, como viceministra de Transportes del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, ha logrado reanudar varias obras paralizadas que interferían con la culminación de proyectos como el aeropuerto de Chinchero, el puerto de San Martín, la Línea 2 del Metro y la segunda pista del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, entre otros.

En el caso del destrabe de los grandes proyectos de infraestructura, ¿cuáles han sido los nudos que ha encontrado en estos primeros cien días?
El primero fue la falta de gerencia de los proyectos. Hemos nombrado un coordinador por cada proyecto emblemático para que articule las diferentes áreas que intervienen en estos procesos. Por otro lado, hemos identificado trabas en lo que son las expropiaciones y las interferencias –redes de gas, de agua, de telefonía que interfieren con el proyecto–. También están los temas asociados al Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Y, además, tenemos casos en los que se pensó en el intercambio vial, en la carretera, pero no en la construcción de puentes peatonales, generando oposición en la población. Finalmente, está lo que corresponde a la firma de adendas para el cierre financiero y la bancabilidad de los proyectos. La idea es eliminar las trabas y recuperar el frente de trabajo.

El gobierno anterior creó una “unidad de destrabe”, en la que usted participó, pero, por lo visto, no fue suficiente…
El gran reto para el funcionario público es pasar del escritorio a la cancha. A través de este esfuerzo, hemos visitado in situ los proyectos. De esa manera hemos podido reconocer las trabas, como nos pasó con el caso de la Carretera Central, donde había un solo predio que interfería con las obras. Hemos podido visitar al titular, saber qué está pasando. En Chicla, por poner otro ejemplo, había una losa deportiva, propiedad del municipio, que impedía la construcción de una variante de la carretera. Estar en la zona permite conversar con el titular del predio, negociar y llegar a una solución, porque no podemos tener una obra paralizada solo por dos predios que, como Estado, hemos sido incapaces de liberar o expropiar.

¿Esta labor de destrabe requerirá más normatividad?
Más que normatividad, te soy honesta, se necesita gerencia, gente con capacidad de negociación en la cancha, que vaya a las zonas críticas de la carretera para resolver los problemas con el titular del predio, con la autoridad del municipio o de la comunidad. Nos hemos sentado a negociar las adendas con los concesionarios, y hemos reconocido que, como Estado, nos hemos demorado dos años en entregar un predio o liberar un terreno. Pero si no vamos a la zona y no articulamos las soluciones in situ, nos vamos a demorar otros dos años más. Lo que necesita el concesionario es tener frente de trabajo. Eso es lo que hemos hecho.

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¿En qué se basa el ex ministro del MTC, José Gallardo, cuando señala que la entrega de terrenos era responsabilidad del concesionario?
No, el Estado es el que asume el riesgo expropiatorio de liberación de predios. Lo que podemos hacer como Estado es apoyarnos en el concesionario para la elaboración del expediente técnico, el mapeo de los predios por expropiar, pero como Estado no le podemos dar a un privado la facultad de expropiar terrenos. Esa es una función exclusiva del Estado.

¿Cuáles son las prioridades del MTC en este primer periodo del gobierno?
Hemos firmado la adenda para que a fin de año LAP pueda comenzar con la construcción de la segunda pista del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Le hemos vuelto a dar frente de trabajo a la Línea 2 del Metro, porque no tenían todas las estaciones. Ahora podemos decir que al 2017 tendremos construidas las cinco primeras estaciones. Hemos cerrado un acuerdo con los concesionarios del terminal San Martín para que se modernice el puerto a partir del próximo año. La construcción del aeropuerto de Chinchero, en el Cusco, se iniciará en enero próximo. La red vial Nº 6 se está terminando hasta el intercambio en Fermín Tangüis (Chincha), y tenemos pendientes algunos retos en la Carreta Central para dar sentido a las obras adicionales, poniendo punche a la nueva Carretera Central que irá por Canta (Lima) a Huayllay (Pasco), como vía alterna para descongestionar el 30% del tráfico. En Piura, en el caso de la Autopista del Sol, le hemos dado frente de trabajo, destrabando grifos y predios que interferían con la obra.

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Por Luis Felipe Gamarra    
Foto de Lucero del Castillo