La Fundación Oli

La asociación que Katja Montagne preside es una plataforma solidaria, fundada en 2011, que trabaja alrededor de cuatro ejes: salud, educación y cultura, medio ambiente, y reducción de la pobreza y empoderamiento personal. Frente a los últimos acontecimientos, la fundación activó un programa de emergencia, y desde el domingo 19 de marzo ha logrado destinar cerca de sesenta toneladas de donaciones (entre ropa, agua, víveres y productos de higiene y salud) a Chilca, Cieneguilla, Chosica, Huachipa, Huarmey, Huaral, Pamplona, Pucusana, Pampapacta y Lurín, además de treinta y cinco toneladas a Chimbote y Piura. Por lo general, la Fundación Oli tiene dos trabajadores a tiempo completo, un consejo directivo y un “equipo dinámico” de voluntarios que se convoca según el proyecto.

La Fundación Oli se creó en 2011 como plataforma solidaria. “En estas semanas el número de colaboradores se ha multiplicado”, comenta su presidenta, Katja Montagne.

“En estas semanas, el número de colaboradores se ha multiplicado. Ha sido increíble la respuesta que hemos tenido”, asegura Katja. “La Fundación Oli nace luego de apoyar a un grupo de amigas en la recaudación de fondos para poder hacer un trasplante de riñón al hijo de una de ellas”, precisa. “Me di cuenta de que esa labor era a la que quería dedicarme: generar nuevas formas de colaborar y demostrar a los demás que ayudar es fácil, y que nos enriquece”.

Pese a su vocación, frente a esta situación extrema ha encarado retos físicos, emocionales y personales a todo nivel. Su rutina ha cambiado drásticamente en las últimas dos semanas. “Estoy todo el día en la oficina, cargando y despachando camiones con donativos”, confiesa. También le ha tocado desplazarse mucho: levantarse a las tres o cuatro de la mañana para llegar a tender una mano a Huarmey o a Trujillo. Pero una certeza la ha acompañado estos días y le ha dado fuerza: “Los peruanos tenemos un corazón de oro”, asegura, con emoción. “Para ser voluntario no solo debes querer ayudar, debes ser muy organizado, tener disciplina y compromiso. Estoy impresionada de lo que hemos logrado en estas últimas semanas”, concluye Katja. “Es el momento para que cada uno vea con qué puede aportar, salir de la zona de confort y pensar en los que tanto nos necesitan”.