Se ha convertido en el rey de la comedia estadounidense, logrando subir los ratings del legendario programa “Saturday Night Live” a sus niveles más altos en los últimos veintidós años gracias a su imitación de Donald Trump. Incluso, se ha llegado a decir que los estadounidenses se han enterado más de lo que sucede en su país gracias a este show que a los noticieros. Pero Alec Baldwin no es un típico comediante de stand up, sino un actor serio de larga trayectoria, que ha incursionado en el cine, el teatro y la televisión. Nos reunimos con el actor poco después del estreno de su película animada “Boss Baby”, donde, en uno de sus números musicales, canta junto a Barbra Streisand.

Con su esposa Hilaria Thomas y sus hijos Carmen y Rafael, en setiembre de 2015.

¿Ves alguna relación entre tu interpretación de un “Boss Baby” y la del “Boss” Donald Trump?

Es posible que Trump haya sido un niño infeliz, o quizás fue muy feliz. O es posible que haya perdido algo importante, como ‘Rosebud’ en “El ciudadano Kane”. Nunca he conocido a alguien como Trump, que está dando una tónica muy distinta al gobierno de Estados Unidos, lo que preocupa a muchos estadounidenses. Uno esperaría que el presidente ayudara a sus ciudadanos a relajarse y enfocarse en sus propias vidas. Si yo fuera presidente, me gustaría que todos tuvieran libertad para enfocarse en sus propias vidas y trabajos, mientras yo hago el mío. Pero Trump parece haber conseguido lo opuesto. Incluso sus propios seguidores están estresados, sienten miedo, dudas, ya que no les ha proporcionado ni una gota de seguridad, salvo en lo que se refiere a su ayuda a los intereses del lobby que lo llevó al poder a cambio de enriquecer aún más sus bolsillos, como ha sucedido con la NRA (la poderosa Asociación Nacional del Rifle en Estados Unid) o las aseguradoras de salud. Generalmente, los presidentes tienen una pequeña luna de miel después de ser elegidos, pero este no la tuvo ni un solo día. Desde que abrió su boca, en el discurso inaugural, fue como si el aire desapareciera del globo. Estoy muy triste y deprimido, no solo por mí, sino porque vivo en un mundo donde todos asumen que tengo diez veces más dinero que otra gente y que eso afecta mi juicio. Si comento que apoyo las energías alternativas, me preguntan por el petróleo que gasta mi “jet privado”. Puedo contar con los dedos de mi mano las veces que he volado en un jet privado. Creen que soy rico como Trump y que, por lo mismo, debería apoyarlo. ¿Cómo podría hacerlo si el resto del país no está bien? Me parece obvio que elegimos al hombre equivocado.

¿Cómo llegaste a personificarlo?

Fue como saltar a un precipicio. Miré algunos videos de Trump, pero obviamente no soy un imitador profesional. Me encanta observar a íconos como Robert De Niro, Al Pacino o Tony Bennett, y he visto sus videos y películas cientos de veces porque los amo. Pero no era el caso de Trump. Conseguí algunos episodios de “The Apprentice” y otras grabaciones donde aparece, pero la verdad es que no es tan difícil de imitar: su voz, su aspecto físico y su pelo son muy reconocibles. El resto está en el guion de Chris Kelly y Sarah Schneider. Sin ir demasiado lejos, quise presentarlo como alguien malicioso, una persona que no se siente contenta aunque gane. Pensé que después de triunfar en la elección iba a cambiar completamente, pero no ocurrió.
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Continuó siendo una persona amargada, tan miserable como antes, lo que para mí es un completo misterio.

Baldwin en un encuentro con Donald y Melania Trump, en un after party del Globo de Oro 2007.

¿Ves el humor como una forma de resistencia?

Muchos lo piensan así y me agradecen, porque me ven como parte de esa resistencia. Pero yo no me veo así. Lo que me interesa es entretener a la gente. Me han comentado incluso que a través de mis imitaciones he humanizado a Trump, haciéndolo más simpático. Mi meta es hacer reír al público, y eso me lo agradecen, porque ayuda a soportar esta terrible época que está viviendo Estados Unidos. Trump ganó por una serie de circunstancias. No sé si los rusos “hackearon” o no la elección; pero Hillary (Clinton) no presentó su mejor lado durante la campaña, su marido fue guardado en un cajón, quizás porque querían que ganara por sí sola. Un sector del gobierno hizo lo posible por elegir a Trump. Podrían haber elegido a un candidato más viable, como Mitt Romney, a quien conocí cuando fuimos con mi familia a Sundance. Después de saludarlo y conversar con él en un restaurante, me pregunté por qué no era él el presidente. Es mucho más tridimensional que Trump.

¿Por qué crees que Trump produce tanto rechazo?

Quiero aclarar que no odio a Trump. Nunca me siento a hablar mal de él. Lo que sucede es que estoy triste y desilusionado porque es el presidente, y porque creo que no era la mejor persona para el cargo. Por otro lado, nunca había visto a una persona que atrajera tanta atención como él. Los neoyorquinos incluso lo comparan con el desastre del 11 de setiembre.
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No he visto a la ciudad tan triste y decaída desde aquella fecha. La presidencia de Trump se convirtió en una especie de asteroide que viene a estrellarse contra el planeta, una catástrofe que podría ocurrir en cualquier minuto. Cada día puede pasar algo peor. La Casa Blanca es inepta, está mal administrada, nadie se siente feliz, hay filtraciones, una presidencia descontrolada, y recién estamos en abril. Además, hay mucha ansiedad y miedo.

Pared exterior de un bar en Lituania, que ironiza sobre las buenas relaciones entre Vladimir Putin y Donald Trump.

¿Cómo definirías la relación entre Nueva York y Trump?

En Nueva York, Trump nunca fue aceptado por la élite, aunque ganar mucho dinero todavía es importante para los neoyorquinos. Pasó a ser uno de los titanes de la industria, y los empresarios millonarios de la ciudad lo saludaban y lo “aguantaban”, pero nunca lo incluían en las fiestas que realmente importan. Trump vivía en una burbuja con un grupo muy pequeño de personas a su alrededor, incluyendo a su familia.
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Si iba a algún lado, entraba, se tomaba una foto y se iba. Para ganar la elección tuvo que convencer a los estadounidenses de que era un empresario duro y brillante, como el que interpretó en la televisión, que apareció durante muchos años y tuvo mucho éxito, sobre todo en los estados del centro de Estados Unidos. La gente pensó que era igual a su personaje en “The Apprentice” y votó por él. En Nueva York, en cambio, lo conocían como alguien totalmente distinto, un hombre que heredó un negocio de su padre, que no ha sido querido ni mucho menos. Me topé con Trump un par de veces, tuve encuentros muy breves con él, pero realmente no lo conozco a fondo.

¿Hablas de política con tu hermano Stephen, que apoya a Trump?

No nos vemos desde el día de la elección. Mi hermano se junta con otra familia, quizás en la Trump Tower. Pero él calza con la dinámica de cierto tipo de elector: no terminó la universidad y está en aquel grupo que no quiere relativismo, sino absolutismo; quieren respuestas fáciles a problemas difíciles. Quieren armas y mantequilla; ser los policías globales, recorrer el mundo con armamento pesado, intervenir en otros países y pagar bajos impuestos. Pero si seguimos así, podemos terminar como Inglaterra cuando se les desplomó el imperio. Quizás el destino de Estados Unidos ya no sea seguir liderando el mundo, y ese vacío será llenado por otro país. n

Por Yenny Nun