En un impecable salón blanco con puertas de cristal en medio de Manhattan, Charlotte Gainsbourg habla sobre su vida en Nueva York. Cuenta que se siente cómoda en la ciudad, mucho más libre que en París, el sitio donde creció, donde es un ícono de la moda y la cultura pop, y donde le resulta imposible salir a la calle sin atraer fotógrafos y miradas curiosas. Hija del legendario músico Serge Gainsbourg y de su musa, la modelo y actriz británica Jane Birkin, Charlotte, de 45 años, conoce la fama desde que nació y, según dice, nunca se ha sentido realmente cómoda con ella.

Charlotte Gainsbourg

Charlotte Gainsbourg ha encontrado en Nueva York la tranquilidad que no conoció en París.

Mucha gente te describe como el epítome de la persona “cool”. ¿Ves en ti misma lo que el resto ve en ti?

No, porque, aunque ahora es en menor medida, sigo sintiéndome incómoda con la forma en que me veo. Si me miro en el espejo me siento muy insatisfecha. Es agradable saber que a la gente le gusta algún aspecto mío, pero no tengo suficiente confianza en mí misma como para estar consciente de eso. Además, no quiero pensar en eso.

¿Por qué?

Porque ser actriz ya se refiere mucho a ti misma, lo mismo con la música. Cuando todo está centrado en ti misma, es necesario tomar un descanso.

Vienes de una larga línea de actores y músicos. ¿Qué rol piensas que tienen el arte y los artistas, especialmente en el momento político y social que estamos viviendo?

 Antes no le daba mucha importancia a los artistas, porque eran parte de mi vida cotidiana. Todos en mi familia son artistas; tener un trabajo en una oficina era lo raro. Además, hablar abiertamente de uno mismo como un artista me parecía un poco pretencioso. Una de las cosas más importantes que me enseñaron fue no tomar este trabajo demasiado en serio, aprender que un día puedes ser actor y al siguiente todos se olvidan rápidamente de ti. Ese riesgo está siempre presente. Decir que eres artista es algo serio. Todavía no me siento cómoda con eso, y no me definiría a mí misma como artista. Estoy tratando de ser actriz, tratando de hacer música, pero no es una profesión. Meryl Streep, por ejemplo, es definitivamente una artista…

En 1979, con su padre, el cantante francés Serge Gainsbourg; su madre, la actriz británica Jane Birkin, y su hermana Kate Barry (derecha).

¿Qué diferencia ves entre lo que hace ella y lo que haces tú?

No siento que sea tan profesional. En mi caso, las cosas pasan por accidente. Caigo en algo. Comencé a trabajar con Lars von Trier porque su actriz no quiso hacer una película… No trato de encontrar cosas, y me gusta que sea así, porque no tengo la confianza suficiente como para leer un libro y pensar que podría encarnar a la heroína. Me cuesta. Y me duele, porque creo que me sentiría más empoderada y tendría más autoestima si creyera en lo que hago. Hoy en día siento que lo que los artistas tienen que decir es lo último que importa, y tenemos que luchar contra eso.

¿Lo ves como algo ligado a la política?

La política está realmente hiriendo a todo el mundo. Lo veo cada día en la gente que conozco, y por supuesto en Estados Unidos, donde es muy serio que Trump haya sido elegido… He visto a tantos tan deprimidos al respecto, avergonzados de su propio país… Lo veo con mis ojos de extranjera, pero siento claramente lo que están pasando. Y temo por Francia, porque pienso que algo similar está a punto de ocurrir allí. Quiero creer que de alguna manera lo evitaremos, pero es un poco aterrador.

La actriz junto al director Lars Von Trier.

¿Cómo eliges tus roles? ¿Por qué?

Nuevamente, son felices coincidencias. No siento que elija; siento que conozco a alguien o que un buen guion llega a mis manos. Tampoco es que tenga diez guiones de donde elegir. Ahora mismo no sé qué haré en el futuro, no he encontrado una película que me interese hacer. Además, es más fácil decir no que decir sí. Es muy difícil encontrar algo interesante, muy difícil… Los buenos roles no aparecen muy a menudo.

¿Y qué es para ti un buen rol?

Algo que me desafíe, que me permita divertirme y que desafíe al resto. Una colaboración que signifique algo.

En ese sentido, tu relación con Lars von Trier es muy importante, ¿no?

Muy importante. Creo que Lars es la persona más importante que he conocido en términos de su influencia en mí. He conocido otras personas fantásticas, pero él me ha presionado a ir más allá. Trabajar con él no me pareció un esfuerzo, pero sin duda es un trabajo duro que disfruté muchísimo.

Por Manuel Santelices

La entrevista completa aparece en la versión impresa de Cosas 616