La de Messi es la típica historia de superación: el chico bajito con pocos recursos que sorteó todos los obstáculos para, muy lejos de casa, volverse uno de los mejores jugadores de la historia, campeón de todo lo que jugó –menos la esquiva Copa del Mundo– e ídolo de millones de amantes del fútbol. Para complementar el relato romántico, el periplo lo llevó a cabo junto a su novia del colegio, Antonella Roccuzzo, a quien conoce desde los diez años.

Los rumores indican que Messi y Antonella invitarán a más de 600 personas a su matrimonio.

Antonella es la prima del mejor amigo de Lionel, con lo que la relación está cimentada en una amistad de muchos años. Sin embargo, esa mezcla de amistad casi familiar y romance se interrumpió cuando el futbolista cumplió trece años y tuvo que mudarse a Barcelona para continuar con su precoz carrera.

A los diecisiete, un año después de su debut en el equipo catalán, Messi volvió a Rosario para una de sus habituales vacaciones y retomó su relación con Antonella, que se oficializó en 2007. Poco tiempo después, se mudaron juntos a España. Ahora, tienen dos hijos (Thiago, de cuatro años, y Mateo, de uno).

Hace poco, se supo que se casarían en Rosario, ciudad a la que vuelven anualmente, por más que se barajó la posibilidad de que el evento tendría lugar en Barcelona. Se da por descontado que Luis Suárez y Neymar, dos de los mejores amigos de Messi en el FC Barcelona, asistirán a la boda.

Messi junto a sus hijos, Mateo y Thiago, en un partido de la Liga española.

Invitados sorpresas

Quienes no estarían invitados son Gerard Piqué y su esposa Shakira, debido a que Nuria Tomás, la exnovia del defensor español, es muy cercana a Antonella, quien considera que la cantante colombiana jugó un papel importante en el fin de la relación de su amiga.

Por otro lado, el diario catalán “Sport” señaló que Cristiano Ronaldo –eterno rival del argentino– estaría invitado, junto a su novia Georgina Rodríguez, ya que, en las ocasiones que han sido vistos, los dos jugadores han hecho buenas migas. Sin duda, el 30 de junio, la atención de los medios deportivos estará lejos de las canchas.

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