Alessandra de Osma se ha mantenido fiel a su estilo clásico y sofisticado en las tres celebraciones: la ceremonia religiosa en la basílica de San Pedro, el coctel en la casona Berckemeyer y la cena de gala del día sábado en el Museo Pedro de Osma.
La ceremonia
Un vestido confeccionado en el atelier de Jorge Vázquez en Galicia fue el elegido por Sassa de Osma para sellar su matrimonio con Christian de Hannover. El vestido clásico, elegante y atemporal, de color blanco y con cola larga fue la pieza perfecta para combinar con la espectacular tiara de platino y diamantes, elaborada en el siglo XIX, y que la madre del príncipe, Chantal Hochuli, solía llevar en cenas de gala y otros acontecimientos de la realeza.
El diseñador español utilizó gazar de seda doble italiana y cobertura de encaje chantilly rebordado con hilo de seda. Además, confesó que, para la confección de la pieza y todos sus detalles, demoró aproximadamente seis meses (600 horas de taller).
El coctel
El mismo día de la ceremonia religiosa, por la noche, la pareja real preparó en la casona Berckemeyer, propiedad de la familia de Osma, ubicada en el centro de Lima, un coctel para sus cientos de invitados. Un encuentro informal al cual Sassa asistió con un slip dress blanco en satén y de gran caída, y unas sandalias blancas de tiras finas. Para la ocasión, cambió la tiara floral de los Hannover por un diadema de flores blancas. Todo, dentro de la sobriedad que la caracteriza.
La cena de gala
Para la cena del sábado por la noche, en el Museo Pedro de Osma, Sassa eligió un discreto vestido largo de gazar blanco sin mangas. Escotado en la espalda y ceñido a la cintura con una lazada. Sin mucho más adorno que su cabello en un sencillo recogido y unos pendientes de la firma Suárez de Madrid, de la que es embajadora.
La princesa complementó su look con unos pendientes de oro blanco con perla australiana y diamantes talla brillante de la colección 1943 de la firma Suárez. Finalmente, llevó el cabello recogido con un broche de inspiración art decó de oro blanco y diamantes diseñada en 1951 por la misma casa española.
De esta manera, la novia cerró sus festejos nupciales con un estilo muy natural, sin excesos de maquillaje, ni estridencias.