Si te has quedado sin nada para ver el fin de semana, te recomendamos la obra de este colectivo británico. Lo más arriesgado de la comedia actual palidece en comparación a lo que estos reyes de la sátira y el absurdo produjeron hace 60 años. Con una serie de sketches que duró 45 episodios y 3 películas, hay bastante para meter el diente y mantenerse entretenido.
Por Nayo Aragón
Tal vez haya pasado desapercibido para muchos, pero toda la obra original de Monty Python, el grupo británico que cambió la cara de la comedia para siempre, está disponible en Netflix desde abril. No es sorpresa pues se generó muy poco o ningún revuelo. Eso sí, para los fanáticos de la comedia esta fue una gran noticia. Su serie, Monty Python’s Flying Circus, recibió un la restauración digital que merecía.
George Harrison alguna vez dijo que, luego de los Beatles, a la única otra ‘banda’ ala que le interesaría pertenecer sería Monty Python. A ese nivel llegó el impacto cultural del grupo integrado por Terry Gilliam, Terry Jones, Graham Chapman, Eric Idle, John Cleese, y Michael Palin. Todos ellos se conocieron trabajando en otras series cómicas para la cadena BBC, tras las cuales decidieron apostar por algo diferente. Al formar su grupo, se les dio el control creativo total para crear un programa de ‘sketches’ cómicos. Así nació ‘Monty Python’s Flying Circus’, un show con una propuesta comédica nunca antes vista.
Monty Python en la tv
Las labores del colectivo estaban muy marcadas. Cleese, Jones, Idle, Chapman y Palin actuaban y escribían los ‘sketches’; y Gilliam, que aparecía muy poco y básicamente como un extra, realizaba unas transiciones animadas surrealistas y bastante jocosas entre sección y sección. A lo largo de 45 episodios, Monty Python creó una fórmula comédica que llevó a otro límite las dosis de absurdo e irreverencia. Los ‘sketches’ además, estaban teñidos de referencias culturales y ácida crítica social y política. Al mismo tiempo, en ellos trataban de deconstruir la estructura misma la comedia, haciéndola aún más hilarante.
Lo que intentaban era generar un comentario sobre el sinsentido y la hipocresía de la rigidez de las normas sociales, sobre todo las inglesas. Y que toda pretensión de solemnidad y buen gusto es, en verdad, un poco tonta.
Pero no todo era comentario político. Tal vez los ‘sketches’ más recordados de este show eran los que simplemente buscaban mostrar la absurdidad en estado puro. El más famoso de este programa, por ejemplo, fue el del ‘Loro Muerto’. En él los comediantes llevan el sinsentido al límite a partir de una discusión entre un vendedor de mascotas y un cliente.
Monty Python en el cine
Tras la cancelación de la serie, los Monty Python decidieron dar el salto a la gran pantalla. En 1975 estrenaron ‘Monty Python and The Holy Grail’, y su fama internacional aumentó considerablemente. La película, que no se desvía del tinte hilarante del show, es una parodia de la historia del rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda.
Luego, en 1979, llegaron a su pico de popularidad con ‘Life of Brian’, una de las mejores comedias de la historia. En ella, Monty Python presenta una parodia al fanatismo religioso. El filme cuenta la historia de un profeta falso que nació el mismo día y en el pesebre contiguo a de donde nació Jesús.
La producción de esta película no fue fácil pues, tras leer el guión, el productor los dejó al considerarlo “blásfemo”. Felizmente George Harrison, el ex-beatle y su fan empedernido, decidió financiar todo el proyecto. El ‘filme’, nuevamente, resultó ser un éxito de taquilla y crítica, y también significó un hito cultural.
Finalmente, está ‘The Meaning of Life’, tal vez su filme más experimental. En él básicamente se burlan desfachatadamente de lo absurdo de la existencia humana. Utilizan, además, el formato de ‘sketches tal como en Flying Circus. Estos aparecen en el filme, potenciados por un presupuesto claramente más vigoroso.
Los usuarios de Netflix hemos estado, entonces, a un click de distancia de disfrutar tal vez el mejor cuerpo de trabajo comédico jamás realizado. Hace varios meses, toda esta producción ha estado a nuestro alcance sin saberlo. Toca, entonces, recuperar el tiempo perdido.