Pertenecer a la familia real británica no es nada sencillo. Existen protocolos y un sinfín de compromisos por cumplir. Además de antiguas tradiciones de las que Doria Ragland será testigo el mes que viene, cuando acompañe a los Windsor en las celebraciones navideñas.
Correspondiendo a la gentil invitación de la reina Isabel II, la madre de Meghan Markle deberá asistir al servicio religioso de rigor en la iglesia de St. Mary Magdalene y participar de un intercambio de regalo muy particular. Pero eso no es todo.
1. Fiestas en Norfolk
La familia real no pasa la Navidad en Londres sino al este de Inglaterra. La soberana y su esposo se retiran a su residencia privada en Sandringham (Norfolk), alrededor del 17 de diciembre. Dicho recorrido lo realizan en tren, como lo cualquier ciudadano. Por lo general, los invitados llegan a la finca de 8 mil hectáreas a partir del 23 de diciembre en orden de precedencia. Probablemente, Doria llegue en compañía de los duques de Sussex. Por su parte, se estima que el príncipe Carlos sea el último en llegar, en la víspera de la celebración.
2. El intercambio de regalos
Respondiendo a la tradición alemana de los ancestros del príncipe Felipe, los regalos se abren un día antes de Navidad, después de tomar el té. Cabe precisar que los presentes suelen ser objetos divertidos y de escaso valor material. Las joyas y demás lujos quedan de lado esta noche. En lugar de ello, se regalan jocosas bromas, como gorros en forma de reno y peluches parlantes.
3. Servicio religioso
La mañana del 25 de diciembre, la familia real inglesa toma el tradicional desayuno inglés completo. Poco antes de las 11 a.m., acuden todos juntos a la misa que se celebra en la iglesia de St. Mary Magdalene, en Sandringham. Esta costumbre fue instaurada por la reina Victoria y aún se cumple al pie de la letra.
4. Almuerzo familiar
Después del servicio religioso, los Windsor regresan a la residencia de la reina Isabel para el almuerzo, que suele consistir en un asado de pavo, camarones o langostas, ensalada y platillos típicos como las coles de Bruselas y el pudín de brandy. No obstante, antes de sentarse a la mesa, cada uno de los integrantes de la familia —incluida la invitada de honor— deberá pasar por una báscula del siglo XIX, bajo la atenta mirada de la soberana.
Según la periodista británica especializada en realeza Ingrid Seward, los Windsor se pesan antes y después de la comida en cumplimiento de una tradición que se remonta al reinado de Eduardo VII. Por aquel entonces, el monarca se preocupaba por saber si sus invitados comían lo suficiente durante las fiestas.
5. El chocolate no puede faltar
Por estas fechas, la familia real degusta cerca de una veintena de diferentes platillos preparados por el chef real. Pero si hay algo que la reina disfruta mucho, eso es el chocolate. Por ello no pueden faltar las recetas con este ingrediente.
6. El discurso de la reina
Tanto las familias inglesas como los royals, se sientan frente al televisor a contemplar el discurso navideño de la reina. Al finalizar, toman el té y comen pastel navideño de frutas.
Otras costumbres reales
Se sabe que por esta época, cada uno de los empleados del palacio de Buckingham recibe un obsequio acompañado de una tarjeta firmada por la reina y su esposo. Ellos son llamados por orden de antigüedad. Desde el secretario privado hasta el último jardinero, todos reciben un presente de manos de la propia Isabel II.
Otro singular regalo que entrega la monarca son los árboles de Navidad que se colocan en la Abadía de Westminster, la Catedral de San Pablo, la Catedral de San Giles y la iglesia de Canongate, en Edimburgo.
Además, Isabel II y el príncipe Felipe envían cerca de 800 tarjetas navideñas expresando sus mejores deseos. Las misivas —conocidas como the Royal Christmas Card— generalmente incluyen una foto familiar, y son enviadas a familiares, amigos, Primeros Ministros de los países miembros del Commonwealth, generales y altos comisionados.