El mundo de la moda lamentó profundamente la inesperada partida del diseñador, Karl Lagerfeld, a los 85 años en París. Soltero y sin hijos, el creativo al frente de firmas como Chanel y Fendi tenía un gran amor: Choupette, una gata de raza birmana, pelo blanco y grandes ojos azules. 

Tras quedarse huérfanas, la consentida mascota del Káiser pordría convertirse en uno de los animales más afortunados del mundo luego de recibir 150 millones de euros. La devoción de Lagerfeld a ella era tal que, en vida, informó a su entorno más cercano que quería declararla su heredera. Incluso, apuntaba con ironía que era una suerte que él haya nacido en Alemania, país cuya legislación permite dejar dinero a un animal a través de una fundación, a diferencia de Francia.

En otro momento indicó que quería ser incinerado y depositado en la tumba en la que yace su madre, y habría especificado que, al morir Choupette, debería ser llevada a descansar junto a él, por el resto de la eternidad.

Una vida de lujo

El felino se cruzó en el camino de Karl casi por casualidad. Un de sus grandes amigos, el modelo Baptiste Giabiconi fue su primer dueño. No obstante, cometió el error de confiarle su cuidado a una de las empleadas del modisto mientras se ausentaba por unos días en 2011.

«A su regreso, le dijimos que no le devolveríamos a Choupette. Baptiste se hizo de otro gato, que acabó poniéndose gordo, y Choupette se convirtió en la gata más famosa y rica del mundo», aseguró al portal The Cut hace cuatro años.

Además, la gata de siete años a la que el modisto de Carolina de Mónaco solía comparar con Greta Garbo tiene dos asistentes para satisfacer sus necesidades las 24 horas del día. Ellas se encargan de cepillarla cuatro veces al día y de darle de comer, siempre sobre una mesa y con vajilla de plata. Recientemente, se supo que su famoso dueño habría comprado, incluso, una mansión para una de sus cuidadoras con el objetivo de que pudiera hacerse cargo de ella con total tranquilidad «cuando él ya no estuviera».

Millonaria e influencer

En los últimos años, Choupette no solo vio a su amo triunfar, sino que también se convirtió en toda una celebridad por su presencia en redes sociales. Actualmente, además de la herencia que recibirá, posee una fortuna propia cosechada gracias a su marca de vino, su linea de maquillaje, las campañas publicitarias que ha protagonizado en solitario —por las que anualmente llega a embolsarse hasta 3 millones de euros— y su actividad como influencer.

Y es que en su cuenta de Instagram, donde tiene más de 240 mil seguidores y se define como «la gatita malcriada de papi Karl Lagerfeld», se la puede ver viajando en aviones privados, recibiendo mimos de su dueño o en brazos de modelos como Gisele Bündchen y Kendall Jenner. 

A pesar de que no se sabe quién gestiona su perfil en redes, a la muerte de su compañero, la gata ha querido despedirlo con un emotivo mensaje. «Fue un verdadero ícono que tocó la vida de todos. Ahora mi corazón está roto, como lo están los de todos sus seguidores, pero él siempre vivirá en mí», se lee en la publicación.

«El recuerdo de mi papi Karl Lagerfeld estará siempre presente a través de su trabajo que no hará que olvidemos al genio creativo que ahora descansa en el cielo, junto a mamá Coco Chanel», agrega y termina asegurando que es el mayor fan del diseñador.

 

Fotos: @choupettesdiary