El protagonista de “The Artist” y la patinadora olímpica estuvieron de paso por el Perú. El ganador de la estatuilla dorada 2011 acompañó a su esposa a una serie de actividades deportivas y artísticas en Lima, antes de pasar unas cortas vacaciones en pareja en la ciudad del Cusco. COSAS fue el único medio que pudo conversar en exclusiva con ambos.
Por Raúl Cachay A.
Y de pronto ahí, entre ajíes, papas y cebollas, caminando entre los puestos de un enorme mercado chalaco, el ganador del Oscar al Mejor Actor de 2011 se confundía entre la gente como un turista más. Nadie lo reconoció. “Es que soy demasiado francés”, me dice, sin perder una sonrisa que lo acompañó sin intermitencias durante todo su paso por el Perú, cuando me comenta que no tiene intenciones de volver a trabajar en Hollywood en el plazo inmediato. “Además, como puedes apreciar ahora mismo, mi inglés no es muy bueno”, insiste. Y tiene razón. Es demasiado francés.
El protagonista de “The Artist”, posiblemente el intérprete galo más popular y reconocido de las últimas dos décadas, llegó a nuestro país casi de incógnito un par de semanas atrás como acompañante de Nathalie Péchalat, su esposa, excampeona europea de patinaje sobre hielo y una deportista sumamente reconocida en su país, quien fue invitada a Lima para realizar algunas exhibiciones y difundir aquí las bondades del deporte que practicó de manera profesional durante más de dos décadas.
Dujardin y Péchalat, que tienen una hija –Jeanne, nacida en 2015– y se casaron hace poco menos un año en una discreta ceremonia realizada en la iglesia de Saint-Cloud, en la región francesa de Hauts-de-Seine, destilaron sencillez y simpatía en cada una de las actividades que realizaron juntos en Lima, antes de partir con dirección al Cusco para pasar unas cortas vacaciones. El actor, en todo caso, siempre tuvo claro que llegó al Perú en su calidad de ‘Monsieur Péchalat’ y mantuvo un riguroso perfil bajo, dejando que fuera Nathalie la que brillara y acaparara todas las atenciones.
El viernes pasado, por ejemplo, en la pista de patinaje del centro comercial Minka en el Callao, ella lució sencillamente encantadora en una singular demostración de marinera norteña sobre hielo. Dujardin, mientras su mujer deslumbraba sobre los patines, tomaba fotos y grababa videos con su teléfono móvil. Por momentos, su rostro se parecía mucho al ‘emoji’ que tiene dos inmensos corazones en el lugar de los ojos.
El artista
Dujardin alcanzó fama a escala global gracias a su trabajo en “The Artist”, el homenaje de Michel Hazanavicius a la edad dorada del cine mudo que se convirtió en la inesperada ‘vedette’ de la temporada de premios cinematográficos en 2011, pero lo cierto es que desde mucho tiempo antes ya era uno de los actores más populares de Francia. Empezó su carrera como comediante de stand up y luego, entre 1999 y 2003, fue protagonista de “Un gars, une fille”, la ‘sitcom’ más sintonizada de aquel tiempo en su país.
Desde entonces, además de su gran triunfo en la noche de los premios de la Academia (por el papel de George Valentin obtuvo también otros galardones importantes, como el BAFTA británico, el Globo de Oro y el trofeo al mejor intérprete en el festival de Cannes), Dujardin participó en cintas de Hollywood sumamente conocidas, como “The Wolf of Wall Street”, de Martin Scorsese; y “The Monuments Men”, de George Clooney.
Pero él prefiere, como lo dejó claro en la breve conversación que sostuvo con COSAS, que su agenda laboral esté copada de proyectos en lengua francesa. Y, de hecho, sus planes inmediatos son, al parecer, sumamente apasionantes: “Mi película más reciente, ‘Le Dain’, se estrenará en la edición del festival de Cannes de este año. Es una película pequeña, una comedia. Su director es un tipo que se llama Quentin Dupieux y está completamente loco. Apenas regrese del Perú viajaré al festival. Pero debo decir que estoy muy entusiasmado por el último rodaje que acabo de terminar. Es una película dirigida por Roman Polanski. Es una historia muy grande, que ocurre en Francia. Se llama ‘J’Accuse’ y está basada en un caso muy famoso, un gran escándalo ocurrido en 1894, que involucró a un hombre llamado Alfred Dreyfus que, víctima de un complot, fue acusado y encarcelado por un crimen que no cometió. En lo que respecta al trabajo, yo prefiero quedarme en Francia. Ir ‘al Hollywood’ (sic), para mí, es como tomar unas vacaciones”.
Y vacaciones, justamente, es lo que vino a buscar a nuestro país: “Hasta el momento conocí muy poco de Lima, pero estaremos en Cusco por cinco días, por lo que espero aprovechar al máximo ese tiempo. El Perú, hasta ahora, me ha parecido una extraordinaria ‘medley’ de colores y personas. Todo esto es nuevo para mí. Es nuestra primera vez no solo en este país, sino en América Latina”.
En el Cusco, por lo que se puede apreciar en la cuenta de Instagram de su esposa, la pareja pasó unos días ajetreados pero memorables, con visitas a Machu Picchu, los restos arqueológicos de Ollantaytambo, la llamada ‘montaña de los siete colores’ o los andenes incas en la localidad de Maras, entre otros atractivos turísticos, además del inevitable paréntesis gastronómico, en este caso en el restaurante Mil, de Virgilio Martínez, ubicado muy cerca de las ruinas de Moray. Antes de tomar el vuelo de retorno a Francia, ya en Lima, Péchelet y Dujardin se tomaron unas horas para recorrer los edificios y rincones de la zona Monumental del Callao.
La campeona
Nathalie Péchalat, dos veces campeona europea de patinaje sobre hielo y medalla de bronce en los campeonatos mundiales de 2011 y 2013, quien visitó el Perú invitada por la Federación Deportiva Peruana de Andinismo y Deportes de Invierno y la firma comercial Glice, empezó su relación con nuestro país de manera casi fortuita hace casi dos décadas, cuando seleccionó la canción “El Cóndor Pasa”, del peruano Daniel Alomía Robles, para realizar sus rutinas competitivas entre los años 2000 y 2001.
“El programa que hicimos con esa canción me gustaba mucho. La música es hermosa. Todos conocemos al Perú en Francia, entre otras cosas, por esa canción. Con Fabian (Bouzart), mi compañero, siempre buscábamos música que fuera inspiradora para nosotros. La idea, también, es que cuando el público nos viera bailar de alguna manera se transportara con nosotros, viajara a otros países y conociera otras culturas”, recuerda Péchalat, quien es una de las pocas deportistas occidentales que ha realizado exhibiciones hasta en dos oportunidades en la impenetrable Corea del Norte. “En Pyongyang encontré a mucha gente ansiosa por aprender más sobre el patinaje. Antes de ir estuve un poco asustada, debo admitirlo, pero una vez allá fue una experiencia muy enriquecedora para mí”.
Péchalat, que se retiró oficialmente del patinaje cinco años atrás, es una deportista muy mediática en su país natal, al punto que en 2014 participó en el programa televisivo “Danse avec les stars” (la versión gala de “Bailando con las estrellas”), donde terminó ocupando el segundo lugar. “Ya no hago shows o participo en competencias, pero sigo vinculada al patinaje de muchas maneras. Entreno a chicos, dicto conferencias y soy comentadora de las competencias de patinaje en la televisión francesa. Siempre estoy buscando nuevas formas de promover este deporte. Me gustaba mucho mi vida antes, cuando competía profesionalmente, pero estoy disfrutando mucho esta etapa también. Mi prioridad absoluta, ahora, es mi vida personal”, explica.
¿Y qué opina del momento de absoluta turbulencia política y social que viene enfrentando su país, con las violentas protestas callejeras de los ‘chalecos amarillos’ y la amenaza latente de la extrema derecha representada por Marine Le Pen? No es demasiado optimista: “Mucha gente está sufriendo en Francia. Y no creo que haya una solución inmediata, que calme un poco el ánimo de protesta que se está viviendo. Es una situación preocupante. Mi país se ha estancado. Es necesario que la mentalidad de los franceses empiece a cambiar”.