Gracias a sus tremendas interpretaciones en series como “Cybill” o “The Good Wife”, la actriz Christine Baranski no solo ha logrado ser reconocida con premios como el Emmy, sino que, además, miles de admiradores alrededor del mundo sigan, semana a semana, las vivencias de su personaje más emblemático, la abogada Diane Lockhart.
Por Yenny Nun
Nació el 2 de mayo de 1952 en Buffalo, Nueva York. Su padre, Lucien, era editor de un periódico polaco y su madre, Virginia, ama de casa. La veta artística proviene de sus abuelos paternos, ambos actores de teatro. Christine comenzó a actuar en televisión cuando aún era una adolescente, bajo el nombre de Chris Charney. Después de participar en varios programas televisivos, decidió estudiar Arte Dramático en la prestigiosa Juilliard School de Nueva York, y posteriormente participó en múltiples obras de teatro con excelente aceptación.
Además, formó parte del elenco de películas como “Mamma Mia!” e “Into the Woods”. Pero fue en 2009 cuando le encomendaron interpretar a su personaje más recordado, año en que pasó a formar parte del elenco de “The Good Wife” en el papel de la socia de un bufete de abogados. Su interpretación le valió seis nominaciones a los Emmy a Mejor Actriz de Reparto.
A nivel personal, en 1983, Christine Baranski contrajo matrimonio con el actor Mathew Cowles, conocido por su participación en numerosas telenovelas, con quien tuvo dos hijas. Sin embargo, el 22 de mayo de 2014, el artista falleció, lo que significó un duro golpe para ella, quien a la fecha no ha vuelto a entablar otra relación. Tras el final de la tercera temporada de “The Good Fight”, conversamos con la actriz.
¿Cómo describirías la más reciente temporada de la serie?
Creo que ninguna otra serie ha logrado reflejar como la nuestra lo que se está sintiendo en Estados Unidos actualmente, sobre todo en cuanto a lo que significa ser una abogada educada, liberal, feminista, viviendo en la era de Donald Trump. Además de mostrar lo extraño que es vivir en este ambiente, particularmente para las mujeres. Una mujer pudo convertirse en presidenta, pero no ocurrió, y lo que estamos viviendo ahora nos parece una pesadilla.
¿Cómo te sientes interpretando a tu personaje?
Esta fue la novena temporada que encarno a Diane, y nunca había disfrutado tanto caracterizarla como ahora. En todo el mundo existe la sensación de que estamos en caída libre y que no sabemos lo que vendrá a continuación. Todo parece absurdo. Es increíble que personas que ejercen el poder estén torciendo la verdad. Vivimos en una distopía. Pasamos los días pegados a la televisión, porque no sabemos qué es lo que pasará durante las próximas horas.
¿Ves los programas noticiosos?
Siempre. Cuando rodábamos la temporada pasada, me despertaba y colocaba inmediatamente las noticias hasta que tenía que partir, y en el set tenía otra televisión en mi camerino, donde continuaba viendo noticieros hasta que me llamaran a grabar una escena. Y, cuando regresaba, seguía pegada a la pantalla. Algo muy parecido a lo que actualmente está viviendo Diane, mi personaje, una mujer que siente que se está volviendo un poco loca, intentando entender lo que está ocurriendo en el mundo, sobre todo porque ha ido escalando posiciones, esperando llegar al último peldaño.
Ella siempre era la más racional del lugar, la más sensata. Lo vimos durante los siete años que hicimos “The Good Wife”: Diane al centro del recinto razonando con los hombres. Por lo que ahora verla fuera de sus casillas es una opción muy dramática por parte de los guionistas. Toma psilocibina, está durmiendo con un barista y lleva un arma en su cartera por temor a que la ataquen. Totalmente distinta a la Diane que conocíamos anteriormente.
¿Crees que en la tercera temporada “The Good Fight” fue demasiado realista?
Nunca se ha tratado de “Westworld” o “Game of Thrones”, series con sus propios universos. Michelle y Robert King son realistas, escriben los episodios sin tener idea de lo que ocurrirá en las próximas 48 horas, y, a medida que suceden los hechos, los incorporan. En la segunda temporada, terminé como cómplice de un atentado contra el presidente. Para mí fue super dramático convertirme en una criminal aun sin haber sido juzgada. ¿Te resulta familiar? ¿Una situación muy parecida a la de Michael Cohen (el exabogado de Donald Trump)? (risas).
¿Cómo enfrentas los problemas legales en tu propia vida?
Me gusta bromear diciendo que ni siquiera puedo sortear una multa por estacionar mal mi vehículo. Por suerte, no he tenido ningún problema legal. Pero, desde que caracterizo a Diane, me he convertido en una fanática de la historia. Estoy feliz porque están sucediendo tantas cosas de índole constitucional y gubernamental en nuestro país que ahora finalmente logro entender. Me he convertido en una mezcla de Diane Lockhart y Christine Baranski. Ella me ha ayudado a afilar mi intelecto.
¿Imaginaste que la serie se extendería por tanto tiempo?
Jamás. Y, si lo hubiera sabido, habría tomado cursos de Derecho durante los últimos diez veranos para que, cuando la serie terminara, pudiera recibirme como abogada (risas). Tengo una hija que se graduó en Derecho, trabaja en la corte de Brooklyn, en temas de violencia familiar. La joven Diane Lockhart es mi hija (continúan las risas).
¿Qué otros aspectos de las personalidades de tus hijas ves reflejados en ti?
Me enorgullece decir que tengo dos hijas hermosas. Ambas son muy educadas y ávidas lectoras. Crecieron sin televisión y antes de que existieran los iPhones. Por suerte, las crié antes de Instagram e internet, cuando recién comenzaba esa era. Isabel, quien estudió Derecho, es una mujer muy fuerte. Acaba de darme un tercer nieto y de escribir su segunda novela. Mi otra hija participa en un programa llamado “Roswell”. Fue a la Universidad de Princeton, estudió Religión y luego se graduó en Antropología en la Universidad de Oxford, pero finalmente siguió los pasos de su madre.
Una mujer compleja
¿Crees que las mujeres están siendo mejor consideradas en el campo legal estadounidense en comparación con años atrás?
Han recorrido un largo camino. Ahora hay muchas Diane Lockhart en el mundo, y no solo en la televisión. Basta nombrar a la jueza de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg, a Sandra Day O’Connor, a Hillary Clinton. Existen muchas mujeres que han luchado y hoy están a cargo de empresas, universidades, son candidatas políticas. Pero aún se necesita más representación femenina en el Congreso y más candidatas postulando a altos cargos. Tomará tiempo, pero está sucediendo.
¿Qué es lo que más te gusta de Diane?
Que, aunque es luchadora y feminista, no es una histérica. El personaje no fue escrito como una malvada o una víctima en un mundo masculino. Desde el primer capítulo, ella camina a la par con los hombres. Aunque es una mujer compleja, no es una loca, no está enojada, y siempre se siente cómoda rodeada de hombres.
¿Qué te sorprendió de la segunda temporada?
Creo que lo que más me shockeó fue que Diane tuviera una aventura de una noche con otro hombre. Ella se sentía devastada por la infidelidad de Kurt (su pareja en la serie), y actuó así por despecho. Pero lo que más me preocupaba era la reacción del público, sobre todo cuando la acusan de conspiración, porque el hombre que escoge para su aventura es un activista antifacista.
¿Crees que la situación política en Estados Unidos está impactando a muchas personas?
Totalmente. Los médicos comentan que están recetando muchos más calmantes. Ha subido el consumo de alcohol y muchas familias se están quebrando debido a sus diferentes opiniones. Además, tanto hombres como mujeres están teniendo dificultades para interactuar a raíz del movimiento #MeToo. ¿Cómo navegamos en un mundo que se está destruyendo tan rápido?
Eres una mujer muy elegante a la que le importa andar bien vestida. ¿Qué llevas puesto hoy?
Visto una firma francesa llamada Jitrois, y su tienda queda muy cerca de mi casa, en Madison Ave. Lo primero que les compré fue una chaqueta de cuero con corte asimétrico, fabulosa. También confeccionan faldas preciosas de cuero y vestidos de gamuza. Me siento muy cómoda con sus prendas, incluso caben a la perfección en la maleta.
¿Cómo te distraes cuando no estás trabajando?
Tengo una casa hermosa con vista a un lago que comparto con mi familia. No hay nada como los niños o la naturaleza para hacerte sentir feliz, cómoda, viviendo en el aquí y el ahora. Creo que uno de los problemas actuales es que nos encontramos atrapados en una realidad hiperquinética, dado que las noticias mundiales gatillan demasiada ansiedad y todo el día nos lo pasamos revisando nuestros celulares. La gente no sabe cómo escapar de eso. Cuando estoy con mi familia, en nuestra casa de vacaciones, evito el celular, nado mucho y hago largas caminatas. También disfruto viajar: he ido varias veces a Irlanda e Italia. Amo ambos países. Pronto partiré al lago de Como, en la región de Lombardía, al norte de Italia.