El arte peruano viene cosechando elogios en la Bienal de Arte de Venecia, que en su edición 58 presenta la exposición “Indios antropófagos”, del artista Christian Bendayán y el curador Gustavo Buntinx. Sin embargo, para Armando Andrade, comisario del pabellón nacional en la ciudad italiana, aún hace falta un compromiso mucho más concreto de las entidades estatales para lograr el despegue definitivo de nuestro arte contemporáneo.
Por Raúl Cachay A.
En un futuro no tan lejano, cuando decidamos mirar hacia atrás, seguramente pocos tendrán dudas de que 2019 fue un año bisagra en el desarrollo de la escena artística en el Perú. Primero tuvimos la histórica participación de artistas, curadores, galeristas y coleccionistas peruanos en la última edición de ARCO, en Madrid, en la que esta vez nos tocó ser el país invitado. Meses atrás, los principales espacios de exhibición de la capital española fueron ocupados por muestras que, sin excepciones, recibieron críticas y comentarios sumamente elogiosos por parte de la prensa ibérica.
Ahora, el arte peruano vuelve a ser protagonista en otro encuentro emblemático del Viejo Continente: la Bienal de Arte de Venecia, donde “Indios antropófagos”, una exposición preparada por el artista plástico Christian Bendayán y el curador Gustavo Buntinx, podrá ser visitada en el pabellón peruano hasta el 24 de noviembre. Armando Andrade, comisario peruano en la Bienal de Venecia, es uno de los grandes responsables de que esta nueva presencia nacional en el evento italiano sea, hasta el momento, un éxito rotundo, como lo corroboran la cantidad masiva de visitas desde el inicio del encuentro, el pasado 10 de mayo, y los elogiosos artículos publicados por medios de tanto prestigio como “Le Monde” de París.
Para Andrade, sin embargo, la indudable proyección internacional que viene alcanzando el arte contemporáneo de nuestro país en los últimos meses y años se enfrenta con un obstáculo recurrente: el escaso interés de los organismos estatales. “Es cada vez más frecuente que los Estados participen de una manera mucho más activa en la promoción del arte contemporáneo, porque se han dado cuenta de que este forma parte central de la ‘cara’ que presenta un país frente al resto del mundo. Eso, lamentablemente, no está ocurriendo aquí. Pero me queda claro que es un proceso. Que este año el presidente Martín Vizcarra haya estado presente en ARCO, por ejemplo, es un hecho histórico. Creo que él se ha dado cuenta, in situ, de lo que representa un exposición de esta naturaleza. Gracias a la participación peruana en la feria, creo que se ha redibujado de una manera muy clara lo que nosotros somos como país. En un artículo de ‘The New York Times’, por ejemplo, se preguntaban qué había pasado con los españoles que recién descubrían la riqueza del arte peruano con quinientos años de retraso”, asegura el también presidente del Patronato Cultural del Perú.
“Chile es un buen ejemplo de lo que podemos hacer aquí. Allá, un grupo de empresarios ha decidido apostar por el arte contemporáneo de su país y que Chile pueda mostrar al mundo de una manera coherente todo lo que tiene por ofrecer en este campo. Aquí ya empiezan a existir iniciativas muy interesantes, aunque todavía son incipientes. Vemos con mucha satisfacción que el Ministerio de Relaciones Exteriores, por ejemplo, haya asumido un liderazgo en relación con la política cultural del país. Es la primera vez que veo un compromiso de esa naturaleza. Es cierto que hemos contado con el apoyo del Mincetur, pero este no deja de ser pequeño para los requerimientos y las posibilidades que el Perú tiene para mostrarse internacionalmente. Ahora hay muchísima gente joven tremendamente talentosa. Diría que desde hace sesenta años, al menos, no aparecía una generación con tanto talento, consciente de que la verdadera riqueza de este país está en la cultura… Estamos ad portas del Bicentenario. ¿Se darán cuenta de que el arte contemporáneo reditúa a favor del país en todos los sentidos? Así como en los últimos años hemos sido capaces de generar un discurso de alcance global alrededor de la gastronomía, me queda absolutamente claro que tenemos un espacio gigante para hacer lo mismo en el mundo de las artes. El arte contemporáneo puede ser un foco de atracción alrededor de muchas cosas que son absolutamente fundamentales para un país como el nuestro. Eso es algo que el gobierno debe entender, porque su apoyo económico es fundamental”.
Un escaparate mundial para nuestro arte
El proceso de selección para los ocupantes del pabellón peruano en la edición 58 de la Bienal, articulado por Andrade en su calidad de comisario, fue el resultado de una convocatoria abierta y la decisión de un jurado, integrado por representantes de diversas universidades e instituciones, como la PUCP, Corriente Alterna, el MALI y otras. En esta oportunidad, además, se invitó al curador mexicano Pablo León de la Barra a formar parte del jurado, que finalmente tomó la decisión de manera colegiada.
“La propuesta histórico-contemporánea presentada por Bendayán y Buntinx era sumamente interesante. Es una muestra compleja y muy sofisticada. La recepción ha sido espectacular. De 96 países, el pabellón peruano está entre los cinco más interesantes de toda la Bienal. Y no lo decimos nosotros, sino los medios y la crítica internacional. Durante los últimos años, cada vez hay más países que quieren ingresar a Venecia. Nunca se había visto tanto interés por participar. Eso es algo que lo ha confirmado el propio Paolo Baratta, presidente de la Bienal. Hay un interés cada vez mayor por que la gente conozca mejor a los países a través del arte contemporáneo, ya que este es una expresión fundamental de lo que representa una identidad nacional. ‘Indios antropófagos’, además, presenta una realidad nuestra que el mundo, evidentemente, aún no conoce”, afirma Andrade. “La Bienal nos da muchas lecciones. Nos ha enseñado a trabajar con estándares internacionales, a reconocer que existe un ‘benchmark’ y que los peruanos podemos alcanzarlo para competir en igualdad de condiciones con los demás países. Creo que, en seis años, lo hemos conseguido. El pabellón peruano, en las últimas tres ediciones de la Bienal de Arte y en las últimas cuatro de Arquitectura, ha dado un ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas”.
Aunque su trabajo como comisario peruano en Venecia ha sido hasta ahora irreprochable, Andrade está convencido de que no es la única persona que puede encargarse de esta tarea: “Vamos a adelantar los procesos de selección para la siguiente edición de la Bienal. Ya hicimos la convocatoria para la de Arquitectura, pero yo quisiera pensar también en una renovación. Haber estado ya seis años como comisario en Venecia ha sido un proceso de aprendizaje fantástico. Me gustaría pensar que para la próxima Bienal tendremos un nuevo comisario, al que pueda transmitirle toda la experiencia acumulada en estos años. Renovarse es central. Y espero que la persona que venga lo haga mejor que yo”.