En una entrevista concedida antes de su salida del Gabinete Ministerial, Óscar Becerra dispara contra las consultorías, la anterior Sunedu y las mujeres que expusieron a sus bebés en brazos durante las marchas anti-Dina. El exministro de Educación anunció avances en su gestión, en infraestructura, meritocracia magisterial y calidad educativa.
Por Carlos Cabanillas
¿Cómo quiere que se le recuerde al final de su gestión?
En primer lugar, por poner primero a los niños, niñas y adolescentes. La calidad de la educación no ha sido prioridad, y lo digo por los resultados: entre 2000 y 2009, el Perú fue el país que más mejoró en la evaluación internacional PISA. Después de eso, hemos vuelto a los últimos lugares, a pesar de haber gastado en los últimos diez años, como todos saben, setecientos veintiocho millones de soles en consultorías. Ni siquiera tengo que mirar los resultados de esascconsultorías. Y no estoy cuestionando la legalidad de haberlas hecho. Pero si hubieran funcionado, tendríamos una educación que debería haber mejorado. O hemos contratado las consultorías y no les hemos hecho caso eso, lo que sería un dispendio. O realmente no han servido para nada. Mi conclusión así, a grosso modo y en primera instancia, es que no han servido para nada.
¿Qué se hizo bien durante el periodo 2000-2009?
Mire, entre el 2000 y el 2009, que es cuando más mejoró la educación peruana en PISA, los maestros ganaban entre mil doscientos y mil ochocientos soles.
Toledo les aumentó el sueldo, ¿no?
Pero eso es lo que ganaban, entre mil doscientos y mil ochocientos. Toledo se comprometió a subirles el sueldo, pero en el último mes de su administración, cuando ya no había plata. Pero el hecho es que eso es lo que ganaban. Hoy en día, los maestros ganan entre casi tres mil y casi ocho mil, que es mucho más de lo que gana el peruano promedio. Y sin embargo, estamos entre los peores países del mundo. O sea que el efecto ha sido el contrario. Los estadísticos dicen: que dos cosas sucedan a la vez no significa que una sea causa de la otra. Pero ahí se nota una correlación: les hemos aumentado el sueldo y la educación no ha mejorado. Uno se pregunta: ¿no se les debería haber exigido algo a cambio de esas mejoras?
Las famosas evaluaciones. La meritocracia.
El único mérito por el que mides a un maestro es por cuánto aprendieron los niños. Nuestra tarea es el bienestar y la calidad de los educandos. Si eso no mejora, no estamos haciendo nuestro trabajo.
¿Eso quiere decir que la medición de la meritocracia también debería cambiar?
Debería cambiar por resultados, como se mide en cualquier organización a la gente que trabaja. O sea, tú mides al sector salud por cuánto mejora la salud de los peruanos. Mides al responsable de vacunas por cuántos peruanos han sido vacunados. Y mides al vendedor de computadoras por cuántas computadoras ha vendido.
Gestiones anteriores han medido mal al priorizar solo los títulos. Pero ya vimos que profesores como Pedro Castillo tenían maestría y ni dictaban.
Exactamente. ¿Dónde está la meritocracia en términos de mejora real, en lo que importa, que es la calidad de la educación, que se mide por evaluaciones internacionales? Es cierto que personas muy respetables cuestionan la validez de algunas de estas mediciones. Gente como Leon Trahtemberg, que es una persona que yo respeto mucho, por ejemplo, no está muy seguro de si PISA es una buena manera, porque lamentablemente estas cosas se pervierten en el tiempo. Y entonces tú te vuelves un entrenador de chicos para dar exámenes de PISA, en lugar de mejorar la calidad de la educación. Eso pasa en países poco serios. Porque en países como Singapur, Corea o Finlandia, en realidad, no les importa mucho PISA. Pero mira, si Finlandia cuestiona a PISA, lo voy a mirar, pero si el Perú cuestiona a PISA, es como un analfabeto criticando a Miguel de Cervantes. Somos últimos en la tabla.
Hablemos de lo que pasó entre 2001 y 2009. Usted trabajó en la gestión del ministro Chang (2006-2011).
Una de las cosas que tratamos de hacer fue mejorar la calidad. Nuestro mensaje era “mejores maestros, mejores alumnos”. Se planteó eso como resultado del esfuerzo enorme que había hecho el país a través del Proyecto Educativo Nacional y el Consejo Nacional de Educación, y se formuló finalmente la Ley de Carrera Pública Magisterial, a la que se entraba por concurso. No cualquier maestro podía entrar. Para hacerlo, necesitaban concursar, y solo los mejores calificaban. Era estrictamente meritocrática. A partir de allí empezaron a ganar mejor y a ascender en el tiempo. Lamentablemente, como una costumbre muy peruana, en cuanto salió la administración Chang, se decidió incumplir la ley, incluso antes de haberla cambiado. Se incumplió por dos años y medio. Y el siguiente ministro sacó una nueva ley, la Ley de Reforma Magisterial, en la que metieron a todos los maestros. Ya no había meritocracia, porque si todos entran, ya no hay filtro. Y simplemente les empezaron a subir los sueldos.
¿Qué hacer con la presencia del Fenate y Conare, brazos del Movadef?
El Movadef, según he leído, es un brazo con aspecto legal de Sendero Luminoso. Y Pedro Castillo fue el creador del Fenate.
Se lo pregunto porque sus amigos de la izquierda hablan mucho de la calidad universitaria y la Sunedu, pero se olvidan de la calidad escolar, que es donde empieza todo. Los sindicatos llevan décadas secuestrando la educación escolar y a nadie parece importarle.
El colegio es fundamental, y estamos muy mal. Como sociedad, formamos mal a los maestros. El problema más grave de nuestra sociedad es la falta de integridad. Sin eso, nunca vamos a avanzar. En mis tiempos, en la avenida Wilson habían avisos pegados de “Se hacen tesis”. Yo estudié Física en la universidad, y cuando acabé, me presenté a un trabajo donde buscaban conocimientos de mecánica cuántica. Pero al final resulta que era para hacer tesis, así que me fui. Y ahora, con la inteligencia artificial será peor. Como decía Heródoto en una de sus obras, en un diálogo entre el faraón y un Dios respecto a la escritura, “ahora no vamos a poder distinguir al sabio del idiota, porque los dos van a tener la palabra escrita”.
¿Va a cortar a rajatabla las consultorías, como el alcalde López Aliaga?
La pregunta es: ¿debo contratar una consultoría para que diseñe el currículum de educación básica? De ninguna manera, porque ese es mi trabajo y para eso tengo especialistas.
¿Hay una duplicidad de funciones?
Puedo contratar a una consultoría para que evalúe a los maestros, salvo que tenga ya una unidad de evaluación. Puedo contratar una consultoría para hacer una evaluación comparativa de los sistemas educativos del mundo contra la universidad peruana, pero eso ya se ha hecho cientos de veces, ya sabemos eso.
Tenemos suficientes diagnósticos y poca acción política.
Esto es como el enfermo creyendo que se va a sanar yendo a más médicos. Yo puedo ir a cincuenta médicos, pero mientras no empiece a tomar las pastillas que uno de ellos me da, no voy a mejorar. Mi opinión, a riesgo de que me quieran enjuiciar, es que las consultorías no se han hecho para aprender algo, sino para devolver favores. Con setecientos millones de soles en diez años yo me puedo convertir en un semidios, porque voy a tener un ejército de consultores y exconsultores cantándome loas como ministro. Por ejemplo, podemos ver que “nadie” se acuerda del ministro Chang. No le están cantando las glorias. No pagó asesores ni consultorías. Y yo voy por el mismo camino. El día que me vaya, me voy a perder en la memoria oficial. Y me alegro, porque voy a salir tranquilo.
¿Cuál será su legado final?
Algo que hice, y disculpe la falta de modestia, en la anterior administración, fue el Colegio Mayor. Eso se convirtió en un cambio cualitativo. Y creo que eso fue un aporte. Pretendieron cerrarlo y luego lo multiplicaron indiscriminadamente. Yo creo que se ha perdido algo de nivel, sobre todo por falta de recursos por un lado. Y porque han decidido ignorar el modelo conceptual. Era un lugar donde los alumnos aprendían en serio. Me refiero a que si vas a aprender matemáticas, apréndelas como la aprenden los matemáticos. Y si vas a aprender historia, apréndela como la aprenden los historiadores.
Según las encuestas, cincuenta por ciento del país cree que el golpe de Estado lo dio otra persona. La gente no lee, no entiende o no se informa.
Debes tener un movimiento que promueva el gusto por la lectura. Eso es lo que queremos hacer en el primer año. Y hemos inventado un “truco publicitario” que tiene un premio de cien mil soles. Lo que queremos es comprometer al país en una cruzada por la excelencia académica. El segundo año, matemáticas. Luego, ciencia.
¿Qué dicen los sindicatos al respecto?
No peleo con los sindicatos. Qué más quieren, que va a haber un profesor que va a ganar un premio de cien mil soles.
Se hizo aún más conocido por su crítica a las señoras que marcharon con sus hijos en brazos.
Tengo una gran sensibilidad contra el abuso infantil. Cuando veo que abusan de un niño, no lo soporto. Y me parece que llevar a un niño a una marcha en la que hay violencia es un abuso. No se pueden ignorar los derechos de los niños. Y cuando hay que escoger, el interés superior es el de los niños.
También se habla mucho últimamente de los feminicidios.
La violencia es el resultado de no poder pasar de la emoción a la palabra. Al pasar a la palabra, llegas al diálogo. Y el diálogo produce comprensión y eventualmente aceptación de diferencias, que es la pluralidad y la tolerancia. La intolerancia ocurre porque somos incapaces de usar bien el lenguaje, eso es educación, eso es civismo, eso es integración, y eso es lo que tenemos que recuperar.
¿Cómo ve a la presidenta?
Cuando me entrevistó, fue corta y puntual. Fue un día antes de juramentar. Me dijo: “Lo que yo quiero en educación es conectividad, infraestructura decente; no puede ser que los chicos no tengan dónde estudiar, quisiera tener un psicólogo en cada colegio, un odontólogo, porque los niños están desnutridos, no comen porque los dientes se les están cayendo, quiero calidad”. Cualquier peruano de bien debería desear eso. Su compromiso con la calidad de la educación es total. Una idea de la presidenta, por ejemplo, es que los chicos en ceja de selva, que tienen que caminar un promedio de seis horas para llegar al colegio, usen lanchas escolares que pueden ser administradas por la Marina. También propone residencias estudiantiles, donde los chicos vivan una semana o quince días y después regresen a sus pueblos. La brecha de infraestructura es de ciento cincuenta y dos mil millones de soles, y ha crecido cincuenta por ciento en los últimos cinco años. Vamos a hacer de tres mil a cuatro mil colegios por año, con una mezcla de cuarenta por ciento de casas modulares y diez por ciento hechas con el método tradicional. Si estamos a punto de terminar de pagar el satélite que se compró en el gobierno de Humala, y que costó doscientos millones de dólares, ¿por qué no comprar uno para la educación? Doscientos millones de dólares parece mucho dinero, pero en diez años son veinte millones por año.
¿Quién lo llevó al gabinete?
Yo no sé cómo Alberto Otárola recibió mi nombre y mi currículum. Me dijo que había visto mi currículum y si podía ir a una reunión. Y cuando fui, me recibió la presidenta. Y lo primero que le digo es: “A mí no me caen bien los caviares”. Yo creo que ella optó en primera instancia por gobernar con la gente de izquierda, pero en menos de una semana la traicionaron. Ahí se da cuenta de que por allí no era el camino. Entonces, había que pensar en gente más técnica, más entendida en los sectores y menos entendida en política. Le dije a la presidenta: “Usted no puede ser caviar, puede ser de izquierda, y eso lo respeto, porque hay diversidad de opiniones, pero no es caviar, porque viene de provincia. A usted le ha costado, porque todo lo que ha logrado lo ha logrado con su esfuerzo y es una mujer que no es adinerada. Es una mujer que vive de lo que gana. Eso no es caviar, pues; el caviar vive de consultorías”.
Me contaron que están instalando antenas.
Estamos instalando antenas, pero son de una tecnología de hace veinte años. Cruzas el puente de la frontera y te vas a Colombia, y por cincuenta soles te compras una antenita que tú mismo la instalas y tienes doscientos megabits por segundo. O sea, ¿qué tienen ellos que no podamos tener nosotros? Nos falta preocupación y compromiso.
¿Es optimista con la nueva Sunedu?
Al principio estaba bien, pero entonces llegó un extremo que hacía recordar esa frase de “para mis enemigos, la ley, y para mis amigos, todo”. No solamente negaban la licencia a quien no la merecía con todo derecho, sino que se la daban a otros que no la merecían. La diferencia no era por la calidad, sino por que unos eran amigos y otros no. Una universidad tiene un centro comercial, ¿eso es una actividad afín con la educación? Yo no lo veo, pero Sunedu no dice nada. Otra universidad tiene un canal dedicado a la educación y la multan porque esa no es una actividad afín con la educación universitaria. Ese doble rasero fue tanto que se rompió el cántaro.
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