Con 60 años recién cumplidos, Susy Díaz considera estar en su mejor momento. Ha dejado el cabello rubio atrás (aunque lo recupera para esta sesión de fotos), le ha cerrado las puertas al amor y solo disfruta de ser ella misma. En el mes del estreno de “Susy, una vedette en el Congreso”, película que narra las memorias de su paso por el Legislativo, Susy, convertida en un ícono nacional, se confiesa en una entrevista exclusiva con Beto Ortiz y revela detalles de su etapa de congresista, sus fallidos matrimonios y sus creencias esotéricas. ¿Qué tanto de la Susy real hay en el personaje de rubia tonta que vemos día a día en redes y en televisión? Ella misma lo cuenta.
Por Beto Ortiz Fotos Lucía Arana
Tengo la teoría de que tú has sido tan inteligente que has conseguido usar a tu favor la imagen de rubia tonta que tú misma construiste. ¿Me equivoco?
Lo que pasa es que me hacían fama de calabacita, de bruta, pero yo dije no, porque es bien difícil haber llegado al Congreso sin haber gastado ni un sol; solamente he gastado mis nalgas con el número 13. Utilicé mi cerebro, veía que bastantes candidatos hipotecaban su casa, vendían su carro y no llegaban. Yo solamente utilicé mi cerebro, nada más.
Pero esta supuesta fama de calabaza no corresponde a la época política, es anterior.
Claro, cuando tenía “El consultorio de la doctora Chuchi”, y entrevistaba en “Risas de América” a políticos, congresistas, artistas.. y bueno, me hacían la fama de que era taradita.
Y tú la utilizabas o le seguías la cuerda… no te defendías, digamos. ¿Qué conseguías con eso?
Yo me burlaba, no me molestaba que me dijeran que yo había llegado tarde a la repartición de cerebros. Yo siempre me río de lo que me dicen y no me molesta nunca. Creo que para ser artista hay que tener bastante correa y poder aguantar. Lo fácil es llegar, lo difícil es mantenerse en este ambiente. Hay que tener fuerza.
Acabas de cumplir 60 años, Susy (el 28 de setiembre)…
Gracias a Dios, estoy bien de salud, que es lo que uno quiere, pero ya no tengo la energía de antes. Estoy todo el día en movimiento y en la noche ya no me muevo. Mi amiga me dice: “Vamos a un cumpleaños, vamos a salir”. Yo ya no jalo. Solamente quiero la cama y dormir. Si salgo, es por algún contrato, algún trabajo, porque gracias a Dios estoy bendecida y siempre me siguen contratando.
La política y el amor
Supongo que tendrás alguna opinión sobre esta primera presidenta. Es algo que se ha anhelado tanto tiempo y ahora por fin hay una mujer en la Presidencia. ¿Te animarías a opinar sobre su gobierno?
Te cuento que tengo contrato con varias empresas, y tengo una cláusula en la que no puedo hablar de política, ni opinar ni candidatear a la política hasta julio de 2024.
Dices que no puedes hablar de política, pero tu carrera artística y tu carrera política han ido más o menos de la mano. Cuéntame de esa primera llegada a la televisión como recepcionista de Panamericana, porque tú soñabas con ser artista…
Yo salí del colegio y mi amiga me dice: “Oye, vamos a Panamericana Televisión, tengo un amigo”. Fuimos, esperamos al amigo y me cuenta que necesitaban una recepcionista porque la que estaba había salido embarazada. En ese mismo momento me dieron el trabajo, comencé a trabajar y también salí embarazada.
¿Qué edad tenías?
Había terminado recién el colegio: 16, 17, 18 años. Desde ahí no paro de trabajar. Luego entré como extra a “Risas y Salsa”.
¿Cuánto han influido en ti los personajes poderosos que has tenido cerca?
Se me ocurre pensar en Genaro, el magnate de la televisión, o en Augusto Polo Campos, nuestro máximo compositor, un genio absoluto con quien has tenido la oportunidad de compartir parte de tu vida. ¿Sientes que marcaron de alguna manera tu biografía? Genaro Delgado Parker me habló para que actuara en “Carmín”, para que candidateara al Miss Perú, pero salí embarazada y no pude hacer nada de eso. Me fui a vivir con Augusto Polo Campos. Gracias a Dios, tengo a mi hijita Florcita. Hay veces en que las cosas pasan por algo.
¿Cuántos años te llevaba Augusto?
Él tenía 54 años y yo 20. Me dijo que estaba esperando su muerte y ahí me conoció a mí. Yo le di el colágeno. Revivió y ha vivido hasta los 85 años.
¿Qué te atrajo de Augusto?
Me empezó a enamorar cuando yo era recepcionista, pero yo para aceptarlo demoré como un año. Me hacía versos, me invitaba a su casa. Yo lo veía muy mayor, tenía hijos en diferentes mujeres, pero el que la sigue la consigue, y de tanta insistencia, aflojé. Me fui a vivir con él; era buen padre, me atendía, me llevaba el desayuno y el almuerzo a la cama, para que no fuera a perder al bebé, y estuve con él dos o tres años nada más.
La humana detrás del personaje
Bueno, a ti te ha ido muy bien, yo creo que eres una triunfadora…
Gracias a Dios estoy bendecida, y siempre trato de no hacer daño a nadie, trato de seguir sacando adelante a mi hija Florcita, a mis nietos, a mi familia.
¿Eres una abuela chocha?
Sí, todos los fines de semana los llevo al cine, a los juegos, allí sí saco energía para llevarlos, todo para que estén felices, pero no me gusta que me digan abuela.
Quería referirme a tus refranes, a tus aforismos, a estas frases que se te ocurren en un momento de inspiración. ¿Las dices en un arranque espontáneo o estás en tu casa pensando con qué cosa nueva salir en cada entrevista?
Mi frase “Vive la vida y no dejes que la vida te viva” nace a raíz de unas amigas que nos reunimos en mi casa. Estábamos tomando unos tragos, y una amiga lloraba porque su esposo la había dejado. Ahí nace la frase, y luego yo abría mi secuencia de “El consultorio de la doctora Chuchi” con esa frase.
Hay otra frase que dice que si el hombre no cambia, hay que cambiar de hombre…
Yo soy así de práctica.
No eres de las que se van a su cama a llorar porque te han abandonado…
He llorado y mi corazón está hecho mil pedazos para repartirlos a todo el mundo. Ya veo la vida de manera diferente, ya no estoy para estar sufriendo, llorando, al toque pongo un repuesto. Uno solo vive una vez, y no se puede estar llorando; la vida es tan linda, y hay que vivirla, gozarla y disfrutarla.
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