Tras su reciente paso por Seúl, París, Londres y, actualmente, São Paulo, COSAS conversa con Luisen, artista multidisciplinario que nos revela la filosofía detrás de su producción artística, y nos introduce a su mundo cyborg, queer y mutable. 

Por Ariana Cortez y Nahir Cárdenas

En el trabajo de Luis Enrique Zela-Koort, la filosofía y el arte van explícitamente de la mano. Adentrarse en su obra implica al mismo tiempo adentrarse en un universo que reflexiona sobre la naturaleza del ser. Cuerpo, tecnología y género son los ejes alrededor de los cuales ha construido una serie de estatuas, cuadros e instalaciones que buscan desafiar la binariedad sobre la que hemos construido nuestra existencia, como el masculino/femenino, naturaleza/cultura, cuerpo/mente, ser/no ser.

Luis Enrique Zela-Koort es un artista e investigador que explora los sesgos arraigados en las respuestas tecnológicas.

La compleja relación entre la humanidad y la naturaleza, inspiró a Luisen —como es conocido en círculos artísticos— a buscar la liberación en la figura del cyborg. Siguiendo la teoría básica de Donna Haraway, sostiene que el cyborg es una criatura en un mundo posgénero, la cual no tiene nada que ver con la bisexualidad, la dualidad, ni una unidad orgánica, sino acepta su fragmentación y sus diferentes componentes, sin buscar integrarlos en identidad perfecta.

«Revolver fue de las únicas dos galerías latinoamericanas presentes».

La complejidad teórica podría ahuyentar a los poco familiarizados con su obra, esta desaparece al dejarse asombrar por su experimentación con diversos materiales. Desde el modelado 3D y la impresión, hasta la cerámica y el vidrio soplado, el artista integra con fluidez lo digital y lo análogo. «Mi práctica se caracteriza por una sólida investigación conceptual, donde cada elemento, ya sea material o formal, tiene un propósito. Esto se traduce en una exploración profunda de diferentes medios y procesos que busco armonizar, buscando coherencia interna», explica Luisen en entrevista con COSAS.

Con una formación inicial en la escuela Corriente Alterna, completada con cursos y residencias internacionales, el artista ha expuesto en galerías y espacios como GUTS en Londres, o la sala 25M en Brasil. La colaboración es un eje central en su práctica, destacando su participación conjunta con Genietta Varsi en la Bienal de Mercosur (2022), o el premio de arte e innovación del Museo de Arte Contemporáneo, donde colaboró con Solar Tubes para trasladar la luz solar al exterior del museo, dentro de esculturas interactivas en su exposición Retorno Solar. 

Este año, junto a la galería Revolver, fuiste parte de la feria Frieze en Seúl. ¿Cómo ha sido la recepción?

La tercera edición de Frieze en Corea ha logrado consolidarse como un eje para el mercado de la región. Revolver fue de las únicas dos galerías latinoamericanas presentes, lo cual contrastó bastante con las otras propuestas de la feria. Recibimos excelentes comentarios por agentes del arte, coleccionistas e instituciones que nos vieron como una ventana a otra esfera artística a la cual regularmente no tendrían acceso. En lo personal, siendo mi práctica un balance equilibrado entre logros técnicos y experimentales, el público se encontró muy contento con mis obras. Siento que para hablar de la complejidad conceptual y filosófica de mi investigación, hace falta cautivar a tu audiencia, ser generoso con ella para introducirlos en mi imaginario. Estoy satisfecho con haber logrado eso y que mis obras hayan logrado ingresar a colecciones en el mercado asiático. Definitivamente planeamos regresar el año que viene.

¿Cuál es el concepto que quisiste trabajar en esta ocasión?

Para la feria trajimos piezas que continúan mi investigación reciente, con énfasis en mi producción en vidrio; vidrio soplado y vitrales. Me interesa la materialidad del vidrio por su triple connotación. Por una parte es un material muy sensual, curvilíneo, hasta molecularmente queer, no es ni líquido ni sólido, además de su uso científico, y su historia ceremonial. Mi obra intenta imaginar nuevas realidades y posibilidades para la humanidad que desestabilicen formas de pensamiento binarias en esta intersección, analizando como otros deseos y subjetividades pueden conjurar nuevas formas de existir, en un nivel tanto social como fundamental.

«[El vidrio] es un material muy sensual, curvilíneo, hasta molecularmente queer».

La pieza en vidrio soplado que presentamos, VDPR-03 presenta un híbrido entre una estética sci-fi y orgánica, alguna suerte de nave abstraída llevando en ella material genético. La serie VDPR (Viralidad, Deseo, Progreso y Reproducción) explora estos temas en relación con nuestra percepción contemporánea de la naturaleza y los agentes no humanos; la obra busca evocar nuevos deseos, formas de existir y crear realidades. Al mismo tiempo, la obra integra una perspectiva corporal consciente, a partir de mi experiencia con la enfermedad crónica. La pieza observa la viralidad como el eje relacional fundamental de la modernidad, optando en cambio por imaginar mundos de interconexión y simbiosis. En este sentido, no niego el mundo que habitamos, optando por una lógica de diferencia en lugar de una lógica de oposición. No se trata de negar la Modernidad en un sentido reaccionario, se trata de imaginar una posibilidad completamente nueva. Todos llevamos dentro de nosotros el potencial infinito de la vida y la transformación. Articulando lo micro y macrocósmico, lo biológico y sideral, busco convocar estos potenciales latentes a través del espacio y el tiempo.

Similarmente la serie de vitrales, Conjurando Xenonarrativas, utiliza la técnica histórica del Vitral religioso, en conjunción con nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial, para narrar nuevas historias de orígenes posibles. Si en el pasado el Vitral fue usado para representar el génesis de la humanidad desde una mirada binaria, la serie invita a imaginar otras posibilidades para la existencia desde la diferencia y la diversidad. Mostrando paisajes galácticos, con seres de vida en constante transformación, se nos plantea la noción de Diferencia como una fuerza fundamental, movilizadora del cosmos. En diálogo con cosmovisiones pre-modernas peruanas que entendían a la Diferencia como una fuerza Divina, las obras se inspiran en sincretismos de forma especulativa para imaginar nuevos mundos posibles en donde todas las formas de vida puedan coexistir. Para esta serie trabajo las imágenes digitalmente, y con una técnica nueva desarrollada por mi el año pasado, traslado las composiciones al vidrio inspirado en el arte secuencial o cómic.

Panpsiquista es una obra en resina que muestra un conjunto de ojos de animales en peligro.

Finalmente trajimos una de mis obras en resina, Espuma Panpsiquista, un ejercicio especulativo de taxidermia ocular que muestra un conjunto de ojos de animales en peligro. La obra articula dos conceptos fundamentales en la física y metafísica, afirmando una cosmovisión dinámica del mundo. Por una parte, la idea de «espuma», deriva de la «espuma cuántica», teorización sobre el tejido de la realidad a la menor escala posible. Desde esta perspectiva cuántica, la realidad se entiende como una nube de posibilidades y potenciales en constante reconfiguración. Por otra parte, el concepto del «panpsiquismo» plantea que la materia es inherentemente consciente. Es decir, el deseo, el intelecto y la capacidad de desarrollar niveles de subjetividad son propiedades axiomáticas del cosmos: todo está vivo, todo tiene voluntad de autorrealización. Desde una óptica queer, resalta el potencial infinito de la vida, la mutabilidad y potencia de la naturaleza que rebalsa todo intento de control moderno. De tal forma, observa a la Diferencia o Diversidad como propiedades fundacionales, haciendo espacio para alzar y empatizar con todas las formas de existencia. Así, la pieza toma forma de un grupo de burbujas dentro de un formato rectangular. En vez de espuma, observamos ojos de 19 especies distintas, que revierten la contemplación al espectador.

Luis Enrique Zela-Koort

«La ciencia y la tecnología ofrecen un lente a través del cual podemos reimaginar el cuerpo».

En tu obra hay una inclinación por desmarcar el cuerpo de su mirada tradicional, y repensar la posibilidad de sus formas, y su relación con la ciencia y la tecnología ¿Cómo surge esta sensibilidad?

Esta sensibilidad se nutre de una fascinación por la intersección entre lo humano y lo tecnológico, observando cómo la tecnología puede ampliar o redefinir nuestras percepciones y experiencias corporales. También viene de un entendimiento extendido de lo que significa la tecnología, como todas aquellas herramientas usadas para producir realidades específicas; el género es una tecnología, como lo es el lenguaje. No solamente lo digital es tecnológico.

La ciencia y la tecnología ofrecen un lente a través del cual podemos reimaginar el cuerpo, no solo como una entidad biológica, sino también como una plataforma para la experimentación y la expresión. Estos campos abren posibilidades para considerar el cuerpo como un sitio de convergencia entre lo orgánico y lo sintético, lo individual y lo colectivo, desafiando las narrativas convencionales que a menudo lo confinan a categorías rígidas y limitadas. Este enfoque también se relaciona con un interés más amplio en temas de identidad y la fluidez de la forma, donde la tecnología actúa como mediador en la reconfiguración de lo que los cuerpos pueden ser y hacer.

Cuando tenía 13 años tuve un avistamiento OVNI el cual presenció también toda mi familia, fue una experiencia fantástica, me explotó el cerebro. Desde entonces he tenido este interés profundo por entender estas fuerzas mucho más grandes que uno, por sobre la identidad estática y los límites culturales impuestos. No estamos aquí para seguir haciendo las cosas como se han venido haciendo por cientos de años, somos sujetos históricos y tenemos la responsabilidad de enfrentar al mundo en sus propios términos.

Luis Enrique Zela-Koort

«No hago arte sobre ser peruano, o gay, o no-binario, hablo sobre los temas que me importan desde esa subjetividad como un lente».

Hay una visión conceptual muy clara en tu trabajo ¿Cómo ha sido el camino de descubrimiento de tu voz como artista?

Creo que hay una serie de expectativas de lo que se espera de un artista peruano, a nivel local e internacional. Del tipo de arte que debería producir. Yo no quiero conformarme con ninguna de ellas. Si bien uno no puede librarse nunca de la socialización y los sesgos cognitivos que eso conlleva, porque somos seres sociales, creo en la libertad de crear nuestra propia identidad. Mi obra dialoga profundamente con la cosmovisión de muchas de las culturas de nuestro territorio, pero hablo de esto a través de mí, no hablo estrictamente sobre mí. No hago arte sobre ser peruano, o gay, o no-binario, hablo sobre los temas que me importan desde esa subjetividad como un lente, lo cual es una diferencia muy importante. No creo en tomar las formas culturales pasadas y trasladarlas sin más al presente, creo en digerir y reinventar todo para nuestros tiempos, para mi generación. Eso implica una autorreflexión y disección constante de mi mismo.

¿Qué es la metafísica queer?

La metafísica queer, en términos generales, es una propuesta filosófica propia que busca desestabilizar y desafiar las nociones tradicionales de ser, identidad y existencia. Analiza el Deseo como una fuerza productiva, y cómo otras formas de desear manifiestan realidades distintas a un nivel constitutivo. Se trata de repensar y cuestionar los sistemas binarios de pensamiento que han dominado la metafísica occidental, como los de masculino/femenino, naturaleza/cultura, cuerpo/mente, o ser/no ser. Al explorar el concepto de lo «queer», la metafísica queer se interesa por las experiencias y las existencias que transgreden o exceden estas categorías rígidas, buscando una ontología más fluida, abierta y múltiple.

En el caso de mi trabajo, la metafísica queer está directamente relacionada con la manera en que abordo la existencia, el deseo, y la subjetividad. Para mí, lo queer no se refiere únicamente a una identidad sexual o de género, que está muy presente en lo que hago, sino además a una forma de estar en el mundo que reconoce la multiplicidad y la interconexión de todas las formas de vida. Es un esfuerzo por imaginar nuevas relaciones entre cuerpos, conciencias y realidades, y pensar más allá de las dicotomías impuestas por la modernidad. La metafísica queer, entonces, se convierte en una forma de liberar no solo el deseo, sino también el pensamiento y la imaginación, posibilitando la creación de nuevos mundos y nuevas formas de existir que trascienden las restricciones de lo «normal» o lo «natural» en la experiencia humana.

Luis Enrique Zela-Koort

«La metafísica queer está directamente relacionada con la manera en que abordo la existencia, el deseo, y la subjetividad».

¿Podemos esperar alguna exhibición tuya en Lima?

Desde hace un par de años, y muy agradecido con ello, llevo agendando exposiciones por todo el mundo con bastante antelación. Está la posibilidad de mostrar de nuevo en Lima a finales del 2025 o en el 2026, aunque de momento me estoy enfocando en la internacionalización de mi carrera, y en ampliar la base de mi coleccionismo. Produzco mucho de mi obra en Lima, como en Buenos Aires y EE.UU, el tema se vuelve algo más de cronograma y tiempos francamente. Estoy muy contento con la demanda viene recibiendo mi trabajo.

Cerrando este año hicimos ArteBa la semana pasada, ahora Frieze Seúl, y la semana que viene participo en MIRA con Revolver, una feria de arte latinoamericano en París. Luego presento la edición de obra que me invitaron a producir para Gasworks (residencia para la cual gané la beca para Artistas Peruanos menores de 40 el año pasado, y ahora vuelvo como artista invitado) en Londres, y finalizo con una exposición individual en Noviembre en Sao Paulo. De la misma forma tengo prácticamente todo mi próximo año agendado con proyectos. Me encantaría compartir los avances que he logrado en mi obra con mi país pronto.

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