Desde Madrid, Paloma San Basilio revela las razones detrás de su retiro de los escenarios y por qué eligió al Perú para concluir su gira de despedida: un país que marcó su vida e inspira su próximo libro.
Por Elizabeth Dulanto
Quién no recuerda a Paloma San Basilio, cuando, el 23 de diciembre de 1989 en el teatro Monumental de Madrid, interpretó a Eva Perón en el musical “Evita”, que fue un gran éxito y la consolidó como una de las principales intérpretes musicales en España. Por aquellas épocas, en unas semanas de receso que tuvo, llegó al Perú para ofrecer en el hotel Crillón un lindo concierto que sus seguidores hasta ahora recuerdan con cariño. En ese mismo viaje, se dio tiempo para asistir a la celebración del cumpleaños del recordado empresario minero Andrés Marsano, quien quiso disfrutar con su familia y amigos de su exquisita voz y canciones.
En esa oportunidad, antes de dejar nuestro país visitó Paracas y Machu Picchu, y ahora, años después, escogió nuestro país para finalizar su gira por Latinoamérica. El concierto fue el 5 de diciembre en Lima y, en estos días, se tomará un merecido para visitar Cusco y recargar energías. Nosotros pudimos despedirla reuniéndonos en Madrid, e hicimos un repaso de las etapas de su vida para poder entender su forma de ser y de expresarse.
“Yo de Perú tengo recuerdos hermosos, porque es un país que me enamoró. Me acuerdo que me quedé impactada porque estaba en un hotel maravilloso, un hotel clásico que tenía una preciosa cúpula con vitrales, como la del Palace o el Plaza de Nueva York. Quedaba en el centro de la ciudad. Yo tenía una suite preciosa, con una terracita espectacular”, cuenta con una sonrisa. Recuerda sus largos paseos por nuestro país, momentos tan memorables que decidió inmortalizarlos en la novela que publicará en abril de 2025.
¿También escribes?
Es mi tercer libro, en esta ocasión con HarperCollins. Es una historia muy bonita, y hay una parte del relato con un personaje de origen navarro pero afincado en el Perú desde hace muchas generaciones. Menciono todas las cosas que conozco de ese país: hablo de Arequipa, de Iquitos, de Chan Chan, de Trujillo. Es espectacular. Conocí Machu Picchu. En esta gira, que termino en Lima, llevaré a mi hija a Machu Picchu porque quiero que ella lo conozca.
Para la llegada del milenio, muchos esotéricos eligieron Machu Picchu para recibirlo, ya que lo consideran un centro energético.
Cuando llegué allí, vi el Intihuatana y lo sentí. Mi hija es muy sensible a las energías, realmente. Juntas hemos creado una línea de ropa deportiva diseñada con elementos que ella misma desarrolla, como dibujos inspirados en la naturaleza, siempre con un enfoque ecológico. La marca se llama Ivana Tres Lunas. Son conjuntos deportivos preciosos; yo los uso para viajar y para todo andar. La idea es que el deporte, además de ser tremendamente sano, también pueda ser atractivo, con ropa llena de color y armonía.
Paloma, háblame de tu hija.
Ivana vive en Los Ángeles. Ella es tremenda, una cantante maravillosa; está escribiendo mis coros y acompañándome. Vamos a cerrar juntas esta última gira, madre e hija, con un final especial en Machu Picchu, marcando el cierre de la primera parte en América. El tour, titulado “Gracias”, celebra mis 50 años de carrera y es mi despedida como cantante, sintiendo que es el momento de transitar hacia nuevos proyectos. Quiero cerrar mientras aún puedo ofrecer calidad y entusiasmo. He invitado a Ivana a acompañarme no solo para cantar, sino también para apoyarme. Después de tantos años de ausencias por mi trabajo, esta experiencia juntas es un regalo.
Nosotras como mamás siempre pensamos que no hemos dado todo totalmente, pero los hijos, que han visto qué es lo que hacemos, lo entienden.
Ellos, porque hubo una carencia, y nosotros, porque debemos reconocer humildemente que, aunque pensábamos que lo estábamos haciendo bien, no siempre fue así. No pasa nada. Lo importante es empezar una nueva etapa en la que todo eso se pueda subsanar.
Es muy humano que cada uno busque también su desarrollo profesional, personal.
Claro, la mayoría de las mujeres luchan por ello, por lo menos en este siglo. Aparte de que yo era muy joven, me separé enseguida de mi marido. Yo prácticamente tenía que empezar a buscarme la vida yo sola con ella, aunque con el apoyo de mi familia.
Sé que eres de esa generación de mujeres empoderadas, cuando no se hablaba del empoderamiento.
Antes las mujeres también salíamos adelante. La palabra “empoderamiento” me pone nerviosa, porque el poder es algo que se pierde fácilmente y está sobredimensionado. Lo importante es la evolución y el crecimiento. Las mujeres hemos estado buscando nuestra forma de vida, ganándonos el sustento, durante mucho tiempo, enfrentándonos a todo. Mi generación fue la universitaria que rompió moldes y luchó por ser tratada de igual a igual, buscando desarrollo sin someternos a nadie. Recuerdo que cuando me separé mi hija fue la primera de su clase con padres separados, lo que generaba estigmatización. Hoy, eso ya es normal, y me parece bien que la gente busque nuevas oportunidades si la primera relación no funcionó. En aquel entonces eso era impensable, y muchas mujeres aguantaban por la presión social.
Hablando de tu gira, ¿cómo te estás preparando anímicamente para llegar al final del tour?
Lo que quiero es irme desde el agradecimiento, no desde la nostalgia o el cansancio. Quiero celebrar el lujo de haber vivido todo este recorrido, desde mis primeros pasos con canciones y bailes hasta mi evolución como artista y ser humano. Cada etapa ha alimentado mi crecimiento y madurez, permitiéndome elegir constantemente. Si siempre estás en movimiento, debes seguir eligiendo. Ahora, a los cincuenta años, me siento como una niña emocionada por esta gira, que hemos preparado con mucha ilusión y ganas. Estoy ansiosa por estar ahí arriba y darlo todo.
“Me siento como una niña emocionada por esta gira”.
¿Habrá canciones de tus primeras épocas?
En el show incluyo canciones de diferentes estilos y generaciones, desde los grandes clásicos que escuché con mis padres hasta la música más reciente de artistas como Perales, Vives y Yatra. Hago un recorrido por la música en español, con un enfoque en América, descubierta a través de mis viajes. El espectáculo también incluye mis propios éxitos, invitando al público a cantar conmigo. La primera canción es “Gracias a la vida”, ya que el concierto se llama “Gracias” y creo que siempre debemos agradecer.
Tienes mucho por agradecer.
Tuve el apoyo incondicional de mis padres desde niña hasta la adolescencia, lo que me permitió ser diferente y seguir mis inclinaciones artísticas, a pesar de que nadie en la familia compartía ese interés. Mi padre era un gran melómano y amaba la música clásica, especialmente a Beethoven, y mis hermanos cantaban muy bien, pero yo también cantaba y me gustaba el teatro. Si hubiera crecido en un entorno diferente, con carencias o problemas familiares, quizá no habría sido posible seguir estos sueños. Ese ambiente de apoyo me dio la confianza para creer que podía lograrlo.
Por lo que cuentas, tuviste mucho apoyo familiar.
Sí, importante, tanto de mis padres como de mis hermanos mayores, todo. Nadie me criticó nunca. Intentaba trabajar mientras estudiaba en la universidad. Me metía en grupos de teatro y hacía cosas pequeñas en televisión. Ya empezaba a ser conocida y en la calle muchos me reconocían.
Tenías un público que te quería. Te supiste ganar a tu público.
El público me fue reconociendo poco a poco, respetando mi trabajo y trayectoria. El teatro musical me abrió las puertas de los grandes teatros, y siempre he intentado mantener mi vida privada al margen, priorizando mi carrera. Desde pequeña viví en un ambiente familiar maravilloso, rodeada de mi abuela, mis padres y tres hermanos, lo que me hacía muy feliz. Crecí en un hogar lleno de amor y con padres visionarios, especialmente mi padre, que siempre veía más allá, como cuando propuso hacer comida preparada antes de que fuera común. Siempre me gustó cantar y bailar, y mis padres apoyaban mis pasatiempos. De pequeña, era el “ juguete” de la familia y todos disfrutaban de mis historias.
Seguían tu imaginación.
Totalmente. Desde pequeña, iba con mi abuela a los teatros de Sevilla donde cantantes noveles interpretaban la copla. Nos sentábamos los domingos a verlas cantar a capela, ya que no usaban micrófono y la orquesta subía o bajaba según cantaran. Me fascinaba. Después de la escuela, iba a una academia de flamenco, donde mi hermana me llevaba los zapatitos rojos para aprender a bailar bulerías. Ese fue mi mundo. Más tarde, en Madrid, comencé mi carrera en televisión como presentadora en un programa los domingos, mientras estaba en la universidad.
¿Y qué estudiaste?
Filosofía pura y Psicología. Para mí eso ha sido un equipaje maravilloso, porque observas la vida desde un sitio distinto.
¿Llegaste a sentirte poderosa, superior al resto? Porque a veces este cariño del público también hace que muchos artistas se desubiquen. ¿Cómo has hecho para lidiar con esa fama?
Tuve la suerte de de tener una escuela maravillosa en mi familia. Mi madre fue una gran mujer, y mi padre, que era director de una empresa, trató siempre a todos con respeto, sin distinciones. Aprendí que nadie es superior a otro, y esa lección me ha sido fundamental en mi vida profesional. Por ejemplo, al trabajar con un equipo grande, siempre trato a todos con el mismo cariño y respeto, sin importar su rol. Leer y estudiar también me ha enseñado humildad, ya que me hace consciente de lo mucho que aún tengo por aprender. La cultura es esencial para no sentir que uno es el centro del mundo, porque en realidad somos solo una gota en el océano. Para mí, es más fácil ser así; no podría vivir con la falsa importancia de estar por encima de los demás. Recientemente, un periodista me preguntó si sabía lo que era sobrevivir a la esquizofrenia de confundir el personaje y la persona. Creo que mi educación ha sido fundamental en todo esto. Eso sería absolutamente insoportable. Eso es como hipotecar tu vida. Por eso creo que para mí ha sido muy importante la educación que he tenido.
Viene de casa, de tu familia, tener esa consistencia.
Sí, además, en mi casa mis padres eran personas que se ganaban el respeto sin imponer nada, eran tranquilos y honestos. Nunca se levantaba la voz. Las tertulias eran muy comunes, siempre después de las comidas, donde todos hablábamos sobre nuestros trabajos, estudios y vidas. Mi madre, como ama de casa, era el soporte que mantenía la familia unida, especialmente en tiempos difíciles. En casa, todos teníamos voz y voto, sin importar de qué se hablara. Esto nos unió de una manera tan fuerte que nos mantiene unidos hasta hoy. Mi familia es como una piña, siempre apoyándonos.
¿Y cómo has ido transitando todo este tiempo con relación a la pareja, al amor, a los desamores, todo eso que te ha dejado en la vida?
Pues no sé, yo creo que he tenido relaciones que, en su momento, tuvieron sentido, aunque no continuaron por muchas razones. Realmente reconozco que soy una persona muy independiente. Llevo muchísimo tiempo sin pareja, no la necesito, ni la echo de menos. Tengo muchas cosas y mucho mundo, y tal vez por eso no la echo de menos. No quiere decir que no crea en el concepto de pareja, pero no concibo esa idea platónica de la media naranja. Creo que somos una naranja entera, completa, no la mitad. Por tanto, si encuentras una naranja que pueda coincidir contigo de alguna manera en algún momento, bien, pero no necesito ni entiendo a una media persona que se acople. Además, creo que no sería capaz de tener una relación tan vinculada. Es muy bonita cuando se da de verdad, cuando se da, creo que es maravilloso. Yo lo he visto en mis padres, mis sobrinos y mis hermanos, que han tenido relaciones preciosas de pareja. Pero bueno, si se da, es maravilloso, pero no creo que sea la única fórmula, ni que haya que buscarlo. Creo que es algo que tiene que llegar a ti, o tú llegar a alguien, pero siempre conservando el concepto de que tú, en ti mismo, eres suficiente, perfecto.
Última pregunta. ¿Cuándo lanzas tu libro, por qué pensaste en el Perú y más o menos de qué trata la trama?
Mis libros siempre deben estar en América, porque considero que esos países son mis alas, y no sabría volar sin ellos. Esta historia se desarrolla en el caserío que tengo en el norte de Navarra, justo después de la pandemia, y nace de la pérdida de mi hermana mayor, que fue como una segunda madre para mí. A partir de ahí, se inicia una búsqueda sobre los antiguos dueños del caserío en 1600, con elementos históricos. Uno de los personajes emigra al Perú, y la trama sigue su recorrido hasta que, en 2021, alguien en Lima regresa a buscar el origen de la casa. Aunque la emigración navarra no era común hacia Perú, decidí llevar a este personaje allí, creando una historia de reencuentros, búsquedas, pérdidas y emociones. La novela está muy documentada y tiene connotaciones históricas, como la leyenda del Camino de Santiago y la estructura social y cultural de Navarra en el siglo XVIII, relacionada con Francia. Es una historia con trama e intriga, que estimulará al lector, invitándolo a descubrir cosas nuevas.
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