En medio de grandes ausencias como Dior o Jean Paul Gaultier, otras casas como Chanel, Elie Saab y Schiaparelli aprovecharon el protagonismo para reafirmar su lugar en la cumbre de la moda, con propuestas que rindieron tributo al pasado sin dejar de mirar hacia adelante.
Por: Mery Jiménez
París volvió a convertirse en la capital indiscutible de la moda con la celebración de una de las ediciones más esperadas de la Semana de la Alta Costura Otoño/Invierno 2025-2026. La temporada no solo trajo colecciones de gran impacto visual, sino también momentos que marcarán un antes y un después en el calendario de la moda, como los grandes cambios en la dirección creativa de algunas firmas, el debut de Glenn Martens en Maison Margiela y la despedida de Demna Gvasalia de Balenciaga, quien presentó su última colección antes de incorporarse a Gucci.
Al mismo tiempo, las ausencias también hablaron por sí solas. Dior no participó esta vez, ya que su nuevo director creativo, Jonathan Anderson, hará su debut en enero. Fendi y Valentino también dejaron pasar esta edición.

La moda volvió a rozar el arte escénico con desfiles como el de Viktor & Rolf o el performance de Jordan Roth en el Louvre, donde el cuerpo, el vestuario y el espacio se fundieron para crear experiencias inmersivas que van más allá del estilo.
Pese a ello, varias firmas reforzaron su posición en la cúspide del circuito internacional. Chanel, Elie Saab y Zuhair Murad apostaron por colecciones elegantes y continuistas. En contraste, otras casas como Schiaparelli, Viktor & Rolf o Stéphan Rolland optaron por propuestas radicales y teatrales que se robaron el foco mediático.
Schiaparelli presentó su colección bajo el título “Vuelta al pasado”, con un homenaje a los años cuarenta, etapa en la que Elsa Schiaparelli dejó París para instalarse en Nueva York. El desfile combinó trajes de chaqueta con faldas clásicas, transparencias y siluetas futuristas. Una de las piezas más comentadas fue un vestido largo de satén rojo con pechos moldeados en la espalda, acompañado de un collar con forma de corazón humano que latía con pulsaciones mecánicas.

El desfile de Schiaparelli se tituló “Vuelta al pasado”, en homenaje a los años 40.
En la misma línea escénica, Stéphane Rolland apostó por el dramatismo con una paleta de negros, plateados y rojos, cortes geométricos y texturas contrastantes. El cierre del desfile estuvo a cargo de Nieves Álvarez, quien lució un vestido nupcial de seda blanca con cúpula dorsal bordada en oro.

El cierre del desfile estuvo a cargo de Nieves Álvarez, vestida de novia en seda blanca con una cúpula dorsal bordada en oro.
Por su parte, Demna Gvasalia, el más esperado de la edición, se despidió de Balenciaga por todo lo alto, con un desfile que transicionó del blanco al negro, su color fetiche, con siluetas marcadas, hombreras prominentes y el guiño a los años cuarenta estuvo. Para esta última pasarela, el diseñador contó con varias de sus musas personales: Naomi Campbell, Kim Kardashian, Isabelle Huppert y Eva Herzigova.

Las propuestas navegaron entre el blanco y el negro, con guiños a la pata de gallo y estampados florales.
Otro momento para la posteridad fue sin duda el debut de Glenn Martens con Maison Margiela. Su propuesta, titulada “Artisanal 2025”, fue una exploración emocional y conceptual de la moda. Las modelos, muchas con el rostro cubierto, protagonizaron una performance visual con prendas hechas de organza, plásticos y tejidos metalizados, reafirmando el enfoque teatral y escultórico que define a la casa.

Las modelos de Maison Margiela desfilaron con rostros cubiertos y texturas como plásticos y organza metalizada.
Por su parte, Viktor & Rolf recordaron al público que la Alta Costura también es espectáculo. Con una colección centrada en el color negro, apostaron por volúmenes indefinidos, plumas como elemento estructural y una propuesta donde el artificio y la arquitectura textil fueron el hilo conductor.

Viktor & Rolf ofrecieron uno de los desfiles más espectaculares y teatrales de la temporada.
Finalmente, como si todo lo anterior no hubiera sido suficiente, la semana finalizó con La Nuit de la Mode y nada menos que con tres presentaciones de Jordan Roth. Su puesta en escena, titulada «Actos radicales de belleza implacable», estuvo llena de teatralidad, ya que su silueta en un vestido largo blanco y holgado se transforma lentamente hasta convertirse en una versión en miniatura del Louvre mismo.

Jordan Roth presentó Actos radicales de belleza implacable en la Cour Marly del Museo del Louvre.
Con esta escena culminante, Roth firmó una de las performances más memorables de la temporada y reivindicó la Alta Costura como un lenguaje escénico capaz de provocar asombro, emoción y pensamiento.
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