La feria más representativa del arte popular nacional se realiza en la sede central del Ministerio de Cultura hasta el 29 de julio con entrada libre. Participan 210 colectivos de diversas regiones con piezas únicas de cerámica, imaginería y mate burilado
Por: María Jesús Sarca Antonio
Hasta el 29 de julio, el Ministerio de Cultura alberga la nueva edición de Ruraq Maki, feria de arte tradicional peruano que regresa con una programación ampliada, contenidos culturales y acceso gratuito para el público. Este año participan 210 colectivos de distintas regiones, seleccionados por convocatoria o reconocidos oficialmente por el Mincul y Mincetur. Entre los expositores destacan maestros que han dedicado su vida a preservar técnicas como el burilado de mates, la imaginería ayacuchana y la cerámica vidriada cusqueña.
Irma Poma
En la región Junín, Irma Luz Poma Canchumani transforma el mate en soporte narrativo. Desde Cochas Grande, esta artista burila escenas ligadas al paisaje y las costumbres campesinas del Valle del Mantaro. Reconocida como Personalidad Meritoria de la Cultura en 2012, utiliza la forma del fruto como guía temática: “Cuando yo encuentro un mate especial, me gusta ver la forma que tiene, que es como de una montaña, y así escojo la escena que quiero hacer”.

Irma Poma utiliza el buril como herramienta de memoria de su pueblo.
Cada una de sus piezas encierra una historia y requiere meses de trabajo detallado. “Este mate por ejemplo me ha demorado casi seis meses en realizar. Su historia cuenta acerca los paisajes, las montañas sagradas y donde los animales comen”, comenta. Para Irma, el burilado es un acto de conservación cultural y emocional que graba y narra al mismo tiempo.

Mates burilados.
Tater Vera
Desde su taller en San Sebastián, Cusco, el ceramista Tater Vera domina la técnica de cerámica vidriada con óxidos metálicos y hornos de alta temperatura. Su trabajo se caracteriza por pulidas superficies y una síntesis entre iconografía virreinal y estética contemporánea. “Esta cerámica es una cerámica vidriada, está realizada en base de óxidos de metales y altas temperaturas. Cada pieza es única”, afirma.

Tater Vera participó en las subastas del Museo de Arte (MALI).
Con casi 35 años de trayectoria, Vera ha recuperado métodos abandonados desde la década de 1950: “Desde aquí hemos puesto nuevamente en valor y hemos rescatado la técnica, lo que estaba olvidada”. Su participación en Ruraq Maki refuerza ese compromiso: “Es una vitrina para poder mostrar lo que estamos desarrollando y enriquecer a la gente y a que se apegue y conecte con nuestro arte tradicional”.

Cerámica Vidriada.
Además, plantea la continuidad del arte desde la innovación: “Hay que hacer con innovación, creatividad y seguir mostrando lo que nuestro arte popular”.
Alfredo López Morales
Nieto del maestro Joaquín López Antay, Alfredo López Morales representa la vigencia del arte ayacuchano desde su taller en Huamanga. Especialista en imaginería tradicional, elabora figuras que evocan la vida popular previa a la era del plástico. “Más de 60 años vengo trabajando, más que todos los cajones de San Marcos, los retablos, las cruces, las pasta wawas (llamadas también muñecas andinas), con las que jugaban las niñas hace más de 50 años, antes de la llegada del plástico”.

Alfredo López mantiene el legado vivo de los retablos.
Su proceso de creación es meticuloso: “La cruz tiene una duración de aproximadamente dos semanas a un mes. Ese primero es la elaboración, por parte del carpintero, de la estructura de madera. Posteriormente hay que colocar las figuras o los accesorios que van en la cruz”.
López Morales, distinguido como Personalidad Meritoria de la Cultura en 2009, considera esencial esta plataforma: “Es un orgullo estar en Ruraq Maki porque es un lugar donde muchos artesanos mostramos nuestros mejores trabajos. Es un orgullo llevar las enseñanzas de don Joaquín López Antay y seguir conservando la tradición de sus trabajos”.
Artemio Poma
Desde el centro poblado de Puca Rumi, en Quinua (Ayacucho), Artemio Poma Gutiérrez mantiene la esencia de la alfarería andina. Aprendió el oficio desde los ocho años bajo la guía de su padre y hoy defiende una cerámica basada en el modelado manual, pigmentos naturales y cocción tradicional. “Es una tradición familiar, de mi papá y también es un legado de nuestro pueblo de Quinua, pueblo de alfareros o ceramistas y es un pueblo con encanto”.

Artemio Poma aprendió de la alfarería y escultura a través de la herencia familiar.
En sus esculturas y piezas utilitarias, Artemio incorpora referencias a la fauna altoandina sin perder el vínculo con los métodos ancestrales. “Desde la recolección de la materia prima, lo trabajamos con modelado a mano, los colores naturales y hasta la cocción, siempre preservando la esencia auténtica de la cerámica del pueblo de Quinua”.

Pez Rojo Articulado, en tonos terracota elaborado mediante la técnica de modelado a mano, utilizando arcilla y engobes naturales.
Para el artista, participar en esta feria es un reconocimiento: “Ruraq Maki es el evento más importante de nuestro Perú, donde se muestra el arte tradicional de cada pueblo y nos permite aprender del arte tradicional de nuestro querido Perú”.
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