Con más de cinco años en Lima, el chef franco-peruano ofrece una experiencia parisina con cacao, café y frutas tropicales del Perú, cuidando las recetas clásicas y acercando la repostería francesa al público limeño

Por: Redacción COSAS

Napoleón Haute Pâtisserie, fundada por el chef franco-peruano Jérôme Galiano lleva a Lima las recetas clásicas francesas elaboradas a partir de insumos peruanos como cacao de San Martín y Piura, café de altura y frutas tropicales. “La idea era ofrecer a la gente una experiencia de alta pastelería, como si estuvieran en París”, explica Galiano.

En Lima, la alta pastelería francesa encuentra un hogar en Napoleón Haute Pâtisserie, con sedes en San Isidro y Miraflores.

Inspirado por su abuela cusqueña, Galiano transforma ingredientes locales en postres con técnicas francesas sin modificar su esencia. Entre sus especialidades destacan preparaciones con lúcuma, maracuyá y chocolate, combinadas con un trabajo minucioso sobre la mantequilla y la harina, adaptadas a la alta humedad limeña.

En sus inicios en 2019, Napoleón fue concebida como un concepto parisino para mercados internacionales. El primer laboratorio se estableció en el distrito 8 de París, con recetas desarrolladas junto a tres chefs, considerando factores como humedad y disponibilidad de insumos. Aunque inicialmente evaluaron abrir en Hong Kong, un estudio de mercado en Lima reveló la oportunidad: una ciudad reconocida por su gastronomía, pero con escasa oferta de alta pastelería.

Clásicos franceses con identidad peruana

En la vitrina de Napoleón, el Saint Honoré ocupa un lugar central. Este postre, originado según algunas teorías en la Rue Saint-Honoré de París en 1820, combina masa hojaldre, profiteroles coronados con caramelo, crema pastelera y crema batida con bajo contenido de azúcar. Su tamaño y estructura lo convierten en una pieza para compartir o disfrutar lentamente, y las versiones con vainilla, chocolate o frambuesas aportan matices que dialogan con el café o las infusiones de la carta.

El éclair de chocolate, conocido en Perú como relámpago, rinde homenaje al dicho francés on le mange en un éclair (“se come en un rayo”). La propuesta de Napoleón ofrece una masa choux suave, rellena de crema pastelera de chocolate y cubierta con nibs de cacao, lo que añade textura y un toque amargo que equilibra el dulzor. La variedad de maracuyá, más ácida y fresca, incorpora un producto emblemático de la despensa peruana a una receta de tradición gala.

Otra de las especialidades es la tarta de fresas royal, que se distingue de las tartas comunes por su base sablée, firme y crocante, sobre la que reposan capas de crema pastelera y crema batida, cubiertas con frutas frescas seleccionadas. Completa la propuesta el chocolate caliente, espeso y aromático, elaborado con cacao al 70% y presentado con la opción de añadir leche, evocando el estilo de las chocolaterías europeas pero con la calidez de un servicio limeño.

Una experiencia parisina en la capital

El interior de Napoleón evoca la elegancia francesa: sillas con acabado toile de jouy, vitrinas de postres de estética cuidada y música ambiente que transporta a un café de París. La pastelería también ofrece servicio de catering para eventos exclusivos y participa en bodas de alto perfil en la ciudad.

Con más de cinco años en Lima, Napoleón Haute Pâtisserie se ganó un público fiel que valora tanto la calidad como la autenticidad. “Queríamos vivir de un mercado local que no nos conocía, convencer a la clientela local, conquistar los paladares peruanos”, resume Galiano. Hoy, su propuesta es un puente entre dos tradiciones culinarias, haciendo que un pedazo de Francia sea parte del día a día limeño.

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