El ministro de Cultura, Fabricio Valencia, minimizó el pronunciamiento de Prolima al señalar que toda excavación debe ser cubierta y que la suspensión afecta “una pequeñísima fracción” del área. La entidad municipal tiene 15 días para detener los trabajos, lo que frena la recuperación del Molino de Aliaga y el Arco del Puente.

Por Daniel Crespo Pizarro

Luego de un año y medio de trabajos arqueológicos, el Ejecutivo dispuso la paralización de las excavaciones que Prolima desarrollaba en la alameda de Chabuca Granda, a escasos metros de Palacio de Gobierno. La resolución, emitida por el Ministerio de Cultura el 8 de septiembre, ordena detener las intervenciones en un plazo máximo de 15 días hábiles y cubrir los espacios excavados con jardines, árboles y concreto.

El proyecto de Prolima —la gerencia de la Municipalidad Metropolitana de Lima encargada de rescatar el valor cultural del Centro Histórico— había recibido autorización oficial para realizar investigaciones, conservación y puesta en valor de dos sectores: Chabuca Granda 1 y Chabuca Granda 2. Allí se encuentran dos joyas de la Lima virreinal: el Molino de Aliaga, descubierto en 2020 y considerado la única edificación del siglo XVI que sobrevive en la capital; y los vestigios del Arco del puente, inaugurado en 1611 como principal acceso a la ciudad desde el Rímac hasta que un incendio lo destruyó en 1879.

Equipo de Arqueología en el área de acceso a la Alameda Chabuca Granda, a cinco metros bajo tierra.

La suspensión fue justificada en nombre de la “seguridad de la presidenta” Dina Boluarte, pues las excavaciones se ubican junto al estacionamiento de Palacio de Gobierno. Según la resolución, la continuidad de los trabajos “vulneraría los planes de defensa” del Ejecutivo. La medida también incluye recomendaciones para el cierre: cubrir paramentos, pisos y muros con capas de tela Notex, colocar planchas de espuma y triplay, rellenos de tierra cernida y adobes, entre otros procedimientos.

La zona se encuentra a escasos metros de Palacio de Gobierno y deberá ser cerrada por completo por orden del Ejecutivo.

Ministro de Cultura minimiza impacto de excavaciones

El ministro de Cultura, Fabricio Valencia, respondió de forma irónica a las críticas de Prolima. “Es faltar a la verdad decir que los vestigios arqueológicos encontrados deben quedarse expuestos; cualquier estudiante de arqueología sabe que tienen que ser cubiertos”, declaró, sugiriendo que la entidad municipal exagera los efectos de la suspensión.

Valencia también restó importancia al alcance de la medida. Recordó que solo se anularon 600 metros cuadrados de los 50 mil autorizados, “una pequeñísima fracción, menos del dos por ciento del área total habilitada”. Añadió que la decisión se da cuando el permiso estaba a punto de expirar: “De 24 meses que tuvo Prolima para excavar, se está declarando nulo menos del dos por ciento del área, faltando poco para el vencimiento del permiso”.

El ministro defendió que la decisión fue adoptada a pedido de la Secretaría de Seguridad de Palacio de Gobierno, entidad que, según dijo, tiene atribuciones para identificar riesgos en las inmediaciones del recinto presidencial. “La Secretaría de Seguridad de Palacio de Gobierno, ente competente en aplicación del ROF, ha determinado que estas excavaciones ponen en seguridad a Palacio de Gobierno”, sostuvo.

El ministro Valencia afirmó que la medida solo afecta una «fracción mínima» del área autorizada y responde a criterios de seguridad presidencial.

Consecuencias y acciones

En reciente entrevista con COSAS, Luis Martín Bogdanovich, gerente de Prolima, explicó que esta decisión no solo interrumpe la recuperación de los hallazgos arqueológicos, sino que además compromete el “Proyecto Especial Paisajístico Río Rímac”. Esa iniciativa de gran escala incluye la creación de nuevos espacios públicos, la recuperación de inmuebles históricos y el soterramiento de la Vía de Evitamiento en el área de mayor valor patrimonial de Lima.

Desde Prolima advierten que acatar la orden de Palacio tendrá consecuencias irreversibles para el patrimonio hallado. En declaraciones a El Comercio, Carlos Vega, subgerente de Operaciones, sostuvo que la posición oficial carece de fundamentos técnicos. “Es un tema de seguridad y gestión de riesgos respecto al desplazamiento de la presidenta, lo cual no se está vulnerando en lo absoluto. El tránsito vehicular no se ha restringido y se ofrecieron alternativas para no perjudicar a conductores o peatones. Finalmente, el argumento de riesgo en operaciones aéreas desde su helipuerto carece de sentido, considerando que el propio río Rímac es mucho más profundo”, afirmó.

Construido por Jerónimo de Aliaga, el molino funcionaba mediante un sistema con dos arquerías de ladrillo a través de las cuales discurría el agua canalizada del río Rímac.

Vega también alertó que interrumpir las excavaciones y cerrarlas con materiales inadecuados generará microclimas que podrían dañar lo ya recuperado y acelerar la pérdida de sectores completos. Ante este escenario, la Municipalidad de Lima evalúa acciones legales para proteger los bienes patrimoniales afectados, reconocidos por la Unesco como parte del Patrimonio de la Humanidad.

Hasta el momento, el Ministerio de Cultura no ha dado más explicaciones públicas sobre los motivos que llevaron a frenar un proyecto que contaba con su propia autorización inicial y que formaba parte de un plan integral de recuperación del Centro Histórico de Lima.

 

El Molino de Aliaga, estructura del siglo XVI funcionó durante poco más de cien años para la molienda de trigo y elaboración de harina.

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