Con el Bachillerato Internacional y convenios activos, la institución refuerza su liderazgo educativo con mirada intercultural.

Por Redacción COSAS

El Colegio de la Inmaculada Jesuitas, con 147 años de trayectoria, vive un momento clave en su historia. Fiel al espíritu de la Compañía de Jesús, su propuesta busca formar personas capaces de transformar el mundo desde una educación integral que combina excelencia académica, compromiso social y apertura a otras culturas.

Uno de los pasos más importantes en este camino es la implementación del Programa del Diploma del Bachillerato Internacional (IBDP). “El IB nos permite validar nuestra propuesta en un marco global, preparando estudiantes conscientes, competentes, compasivos y comprometidos con los desafíos de su entorno”, afirma el director Jorge Caballero Calderón. El colegio proyecta ofrecer tanto el diploma en español como la opción bilingüe en inglés, reforzando la visión intercultural de sus egresados.

Estudiantes del Programa de Intercambio Estudiantil en Estados Unidos.

Para Gabriela Russac, asesora de gestión pedagógica de internacionalización y coordinadora de la implementación del Programa Diploma (IB), la ciudadanía global ya es parte de la vida escolar: “Nuestros estudiantes desarrollan autonomía y pensamiento crítico gracias al Doble Diploma Canadiense, la certificación Cambridge, los intercambios virtuales y presenciales con instituciones de prestigio”. Estas experiencias fortalecen el nivel de inglés, la confianza frente a evaluaciones internacionales y la capacidad de trabajar en contextos globales.

Más allá de la dimensión académica, la Inmaculada destaca la coherencia entre los programas internacionales y su identidad jesuita. El diploma IB incorpora asignaturas como CAS (Creatividad, Actividad y Servicio), que se enlazan con la formación social que caracteriza a la educación ignaciana. “Nuestro objetivo es formar ciudadanos globales que, además de ser competentes, sean compasivos y comprometidos con transformar la realidad”, agrega Caballero.

Gabriela Russac, asesora de gestión pedagógica de internacionalización y coordinadora de la implementación del IBDP.

Ese perfil se resume en lo que la institución denomina las “cuatro C” de la educación ignaciana: estudiantes conscientes, competentes, compasivos y comprometidos. Bajo este modelo, la internacionalización no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para preparar a los jóvenes a mirar el mundo con responsabilidad y sentido de justicia social.

Al ser pionero en el Perú con el Doble Diploma Canadiense y ya autorizado como Colegio del Mundo IB, el Colegio de la Inmaculada refuerza su liderazgo como escuela que forma ciudadanos del mundo sin perder de vista su esencia: la persona en el centro de todo proceso educativo.