El líder de Renovación Popular encendió el debate en el foro empresarial al acusar a constructoras y medios de comunicación de haber facilitado la corrupción durante los años de Odebrecht. Su discurso giró en torno a la eficiencia, la inversión y la lucha frontal contra la impunidad.
Redacción Cosas
Durante su segunda intervención en el CADE 2025, Rafael López Aliaga respondió sin rodeos a las críticas sobre su gestión en la Municipalidad de Lima y las acusaciones de confrontar al sector privado.
“Prefiero hablar a calzón quitado”, dijo antes de lanzar una de las frases más fuertes del encuentro: “El mundo sabe que era imposible invertir en el Perú mientras la mafia brasileña y sus cómplices locales —Graña y Montero, Cosapi y los dueños del 80% de la prensa— dominaban el mercado.”
El exalcalde limeño insistió en que su administración “le dio la vuelta” a una municipalidad con un déficit de más de 400 millones de soles y defendió la emisión subnacional que, según dijo, fue reconocida por LatinFinance como una de las mejores operaciones del año.
Un discurso contra la corrupción
López Aliaga relató que su gestión se enfrentó a lo que denominó “estructuras enquistadas” dentro del Estado. “Había gente que cobraba sin trabajar. No tengo grasa ni en el sector privado ni en el público”, afirmó, aludiendo al despido de personal municipal durante su mandato.
Asimismo, sostuvo que la verdadera barrera para la inversión extranjera no es la falta de confianza empresarial, sino la corrupción interna: “Nadie invierte sabiendo que le van a robar. Nadie gasta millones en un expediente técnico para que se lo entreguen a otra empresa.”
El líder de Renovación Popular también afirmó haber denunciado los contratos de la brasileña Odebrecht y criticó a la prensa “concentrada” por no reconocer, según dijo, los logros financieros de su gestión municipal.
Inversión y transparencia
López Aliaga aseguró que viajó con recursos propios a Emiratos Árabes, Qatar y Arabia Saudita para atraer inversión hacia el Perú y promover tratados de doble tributación. “No pido ni un centavo al Estado. Ni sueldo, ni avión, ni hotel. Todo me lo pago yo”, señaló.
El político concluyó su participación con un mensaje optimista: “El futuro es luminoso y alegre cuando no hay corrupción. La gente viene, la inversión llega y el dinero no se pierde.”
Su intervención, cargada de cifras y advertencias, dejó en el aire una tensión latente entre el discurso anticorrupción y el sector privado al que se dirigía.
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