Rafaela Maggiolo, diseñadora de interiores y consultora de arte, preparó para esta edición una mesa navideña en la que diseño, recuerdos y fantasía conviven con naturalidad.
Por: Alessia Carboni
“Lo más importante para mí fue lograr una mezcla de celebración y fantasía, pero siempre en un territorio auténtico”, explica Rafaela. “Mis papás empezaron a coleccionar esas sillas hace años y a mí me hacen pensar en mis primeras notas sobre historia del mueble, cuando me traje desde Berlín el afiche de la línea del tiempo de Vitra. Nos pareció divertido incluirlas para jugar con la forma y la escala, y darle a la mesa una capa adicional”.
Creatividad heredada
El amor por el diseño y el arte lo lleva en la sangre. “Mis padres sembraron la semilla del amor por el diseño, el arte y la estética en general”, cuenta Rafaela. Creció en una casa de Barranco que era increíble: llena de arte por todas partes y con soluciones funcionales inesperadas —una nevera de carnicería en la cocina, una caja fuerte convertida en mesa de centro en la sala y hasta la cabeza de un caballo presidiendo el comedor—. Esa sensibilidad por lo bello y lo funcional está presente en su familia desde hace varias generaciones y marcó para siempre su forma de ver los espacios.

La propuesta navideña de Rafaela Maggiolo mezcla celebración, fantasía y autenticidad, tomando como punto de partida la sensibilidad por el diseño y el arte que heredó de su familia.
Su camino en la decoración empezó de la manera más natural: primero decorando su propio cuarto de adolescente, después su casa, luego las de sus amigas y, finalmente, las de sus clientes. Hoy, como diseñadora de interiores, disfruta cada etapa del proceso.
“Tengo la suerte de amar todas las facetas de mi trabajo”, confiesa. “Interpretar a cada cliente, entender sus gustos y lo que los mueve, ir en busca de piezas nuevas que encajen perfectamente, definir marcos y bases, y finalmente los montajes. Al inicio de cada proyecto siempre siento mariposas en el estómago; tengo mucha suerte de sentir eso en mi trabajo”.

El diseño navideño de Maggiolo conecta recuerdos familiares con estética contemporánea.
Coherencia en cada detalle
Lo que más busca en cada proyecto es el equilibrio perfecto. “El balance entre lo que yo quiero para un proyecto y mi habilidad para darle forma concreta al mundo de mis clientes”, explica. “Lograr que ambos se retroalimenten”.
Para Rafaela, un espacio bien logrado debe sentirse auténtico, propio e íntimo; debe contar la historia de quienes lo habitan, sin imposturas ni excesos. Esa misma filosofía aplica a su mesa navideña: cada elemento —desde las sillas miniatura hasta la vajilla— tiene una razón de ser, un recuerdo o una emoción detrás.

El espíritu de la casa de Barranco donde creció —llena de arte, objetos inesperados y magia familiar— vive en cada detalle.
Porque, en el fondo, todo lo que hace Rafaela Maggiolo está atravesado por el mismo hilo conductor: el cariño por las historias familiares, la celebración de lo heredado y la alegría de compartirlo. Esta mesa no es solo una composición estética; es una extensión de su casa de Barranco, de sus padres coleccionistas, de sus viajes a Berlín y de esas mariposas que todavía siente cada vez que empieza algo nuevo.
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