El diseñador argentino fusiona la riqueza cultural peruana con un estilo cosmopolita en su nuevo departamento de San Isidro.
Por: Alessia Carboni
El reconocido diseñador Ignacio Martínez Argüello nos abre las puertas de su más reciente proyecto en San Isidro, un departamento al que define como un «homenaje a todo lo vivido y aprendido en Perú».
Durante los siete meses previos a su mudanza a Buenos Aires, el creador convirtió este espacio en una síntesis de su mirada cosmopolita y de la fuerte conexión afectiva que desarrolló con el país.
Martínez Argüello explica que la motivación principal de este proyecto fue la oportunidad de “trasladar a un nuevo espacio todo lo que había aprendido y vivido” en etapas anteriores.

El diseñador presenta un departamento curado que combina cultura peruana y visión internacional.
Identidad y visión personal
El diseñador opina que cada hogar debe tener una identidad propia: algo de la personalidad de sus habitantes, mezclado con el entorno y las necesidades del momento. Recuerda que en el primer departamento frente al Golf se había inspirado «mucho en Perú: en su geografía y en su historia».
Para este nuevo espacio, con el conocimiento de la zona y su arquitectura, buscó algo que se sintiera “sofisticado y curado, pero a la vez accesible e inspirador”.
Incorporó una mayor cantidad de elementos y muebles de diseño, logrando un ambiente más internacional y ecléctico. El objetivo fue claro: recrear en su mente un “departamento neoyorquino… pero a mi manera”, en sintonía con el espíritu urbano de San Isidro.

Martínez Argüello prioriza luz, amplitud y vistas en su nuevo diseño interior.
Esta intención se materializa desde los gestos más visibles. Uno de los elementos centrales fue darle “prioridad absoluta a la vista y a los grandes ventanales de la sala-comedor”. Para lograrlo, eligió cortinas de un color vibrante que dirigen la atención hacia el exterior, y reforzó la sensación de amplitud con un cortinado de piso a techo.
Su enfoque, explica, no estuvo tanto en piezas icónicas, sino en crear un espacio fluido, cómodo y coherente, donde la circulación y las sensaciones fueran más importantes que los objetos individuales.
Martínez Argüello narra que su incursión en el diseño marcó un giro de 180 grados, dejando la abogacía para estudiar decoración, una pasión latente desde la niñez, cuando pasaba horas observando las decoraciones de películas como Home Alone.

Cada ambiente diseñado por Martínez Argüello busca identidad propia, coherencia visual y una circulación intuitiva.
Un espacio curado y vivo
Su evolución estilística, asegura, es simultánea a su crecimiento personal: «Al principio, utilizaba muchos menos colores y texturas, pero fui incorporando cada vez más información y referencias».
Su estilo actual es indiscutiblemente influenciado por su vida en distintas ciudades. “Todo esto hace que tu cerebro se expanda y te obliga a salir de tu zona de confort”, afirma el diseñador. Reconoce que la experiencia internacional le ha enseñado que los materiales, colores, e incluso las configuraciones de cocina, son distintos según el clima y la cultura.
Esta visión ampliada se materializa en el departamento como un punto de encuentro entre distintas procedencias: muebles coloniales, piezas de autor argentinas y elementos tejidos y cerámicos de artesanos peruanos, mezclados con boleadoras y óleos de paisajes. Un diálogo natural entre culturas que, para él, refleja tanto lo vivido como lo que aún está por venir.

Los ventanales y la amplitud guían la composición del nuevo departamento.
Si tuviera que describir este proyecto en tres palabras, elegiría “contenedor, cómodo y curado”. “Contenedor”, porque busca que cada ambiente acoja todas las actividades y necesidades de quienes lo habitan. “Cómodo”, porque —como insiste— un espacio en pose no se disfruta al cien por ciento. Y “curado”, porque la armonía exige una selección consciente y equilibrada de elementos, evitando que un hogar parezca un muestrario o un catálogo uniforme.
Con esta filosofía clara, Martínez Argüello espera inspirar a otros a rodearse de lo que realmente les gusta, sin someterse a tendencias fugaces y priorizando la felicidad en el lugar donde se habita.
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