Durante siglos, los monasterios de clausura formaron parte silenciosa de la vida urbana del Virreinato del Perú. El libro “Contemplativas” cruza esos muros y revela cómo espiritualidad, arte e historia construyen un patrimonio vivo que dialoga con el presente.

Por: Renzo Espinosa Mangini 

El libro –publicado por el Fondo Editorial BCP dentro de su colección “Arte y Tesoros del Perú”— no se acerca a los conventos femeninos desde la nostalgia ni desde el exotismo. Lo hace con una mirada amplia, rigurosa y, sobre todo, humana. Aquí no se trata solo de arquitectura religiosa o de piezas artísticas valiosas, sino de entender cómo estos espacios funcionaron como verdaderos centros de producción cultural, redes de sociabilidad y refugios simbólicos en la compleja época del Virreinato.

Uno de los grandes aciertos del volumen es el acceso excepcional que permitió registrar ambientes, archivos y obras que, por definición, permanecen fuera del alcance del público. Este hecho convierte al libro en algo más que un estudio histórico: es un testimonio visual y documental de mundos que han sobrevivido gracias al silencio y al resguardo. Las imágenes inéditas no buscan el impacto fácil; acompañan al texto con sobriedad, revelando detalles cotidianos, objetos devocionales, pinturas y espacios que hablan de una espiritualidad encarnada en lo material.

Retablos y altares funcionaron como verdaderos escenarios simbólicos dentro de la clausura: espacios donde fe, arte y poder convivieron lejos de la mirada pública, pero en diálogo constante con la ciudad.

Retablos y altares funcionaron como verdaderos escenarios simbólicos dentro de la clausura: espacios donde fe, arte y poder convivieron lejos de la mirada pública, pero en diálogo constante con la ciudad.

Devoción, ornamento y presencia urbana: imágenes procesionales que conectaban el mundo cerrado del claustro con la vida religiosa de la ciudad virreinal.

Devoción, ornamento y presencia urbana: imágenes procesionales que conectaban el mundo cerrado del claustro con la vida religiosa de la ciudad virreinal.

Coordinado por Luis Eduardo Wuffarden e Irma Barriga, y con aportes de historiadores e investigadores clave como Ramón Mujica, Margarita Suárez y Pedro Guibovich, “Contemplativas” articula múltiples voces para contar una historia compleja sin volverla inaccesible. El libro no exige un lector especializado; invita, más bien, a quien tenga curiosidad por entender cómo se construyó la sensibilidad religiosa, artística y social del Perú desde espacios tradicionalmente asociados al encierro, pero que en realidad estaban profundamente conectados con la ciudad y sus dinámicas.

Las monjas de clausura no vivían aisladas del mundo, y el libro lo demuestra con claridad. Los conventos fueron nodos de intercambio simbólico, económico y cultural. En ellos se formaron redes familiares, se produjeron obras de arte, se discutieron ideas teológicas y se moldearon prácticas que trascendieron los muros conventuales. Figuras como Santa Rosa de Lima adquieren aquí una dimensión continental, no solo como santas, sino también como construcciones culturales que dialogaron con Europa y América Latina.

Retablos y altares funcionaron como verdaderos escenarios simbólicos dentro de la clausura: espacios donde fe, arte y poder convivieron lejos de la mirada pública, pero en diálogo constante con la ciudad.

Ángeles, santos y música celestial pueblan un imaginario donde el arte se convierte en extensión sensible de la contemplación y la vida espiritual.

La iconografía mariana como eje identitario de las comunidades femeninas, articulando protección espiritual, pertenencia y una visión compartida del orden religioso.

La iconografía mariana como eje identitario de las comunidades femeninas, articulando protección espiritual, pertenencia y una visión compartida del orden religioso.

El texto también se detiene en tensiones menos idealizadas: las disputas entre espiritualidad y vida urbana, los debates en torno a las llamadas “alumbradas”, la influencia decisiva de Santa Teresa de Ávila en la organización doctrinal de las clausuras. Estos episodios, lejos de presentarse como curiosidades eruditas, ayudan a entender que el Virreinato fue un espacio de negociación constante entre fe, poder y cotidianidad.

Hay, además, una lectura histórica que conecta con el presente. El libro aborda los cambios que enfrentaron los conventos en el siglo XIX, cuando las reformas neoclásicas y las políticas liberales pusieron en cuestión su rol y su permanencia. Esa transición –del centro simbólico al margen– resuena hoy, cuando seguimos preguntándonos qué hacemos con nuestro patrimonio, cómo lo preservamos y qué lugar le damos en la conversación contemporánea.

Luis Romero, presidente del Directorio de Credicorp y el BCP, durante sus palabras de presentación, destacando el compromiso institucional con la investigación y difusión del patrimonio cultural peruano

Luis Romero, presidente del Directorio de Credicorp y el BCP, durante sus palabras de presentación, destacando el compromiso institucional con la investigación y difusión del patrimonio cultural peruano

En ese sentido, “Contemplativas” no es solo un libro sobre el pasado: es una invitación a repensar el valor de lo invisible, de lo que no se muestra de inmediato. En una época marcada por la exposición constante, por la urgencia de la imagen y el ruido, detenerse en la lógica del claustro resulta casi provocador. Aquí el silencio no es ausencia: es una forma de resistencia cultural.

El valor simbólico del libro está también en su vocación pública. Que una obra de esta envergadura pueda leerse y descargarse gratuitamente en la página web del Fondo Editorial del BCP habla de una apuesta clara por democratizar el acceso al conocimiento y al patrimonio. No es un detalle menor: amplía el público, rompe barreras y convierte a “Contemplativas” en una herramienta viva, no en un objeto de vitrina.

Luis Eduardo Wuffarden, coordinador científico de “Contemplativas”, junto a Luis Romero, presidente del Directorio de Credicorp y BCP, y Diego Cavero, CEO del BCP.

Luis Eduardo Wuffarden, coordinador científico de “Contemplativas”, junto a Luis Romero, presidente del Directorio de Credicorp y BCP, y Diego Cavero, CEO del BCP.

Leer este libro hoy permite comprender mejor de dónde venimos y, quizá, cuestionar algunas ideas simplificadas sobre el rol de las mujeres, la religión y el arte en la historia peruana. Los monasterios de clausura no fueron espacios pasivos ni marginales; fueron escenarios de creación, conflicto y pensamiento. Reconocerlo es parte de una conversación más amplia sobre identidad y memoria.

“Contemplativas. Monasterios en el Virreinato del Perú” se lee con calma, como se recorren los espacios que describe. No busca deslumbrar, sino revelar. Y en esa revelación –serena, cuidada y profundamente peruana– radica su mayor logro: recordarnos que incluso en el silencio se construye historia, y que vale la pena volver a mirarla con atención.

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