“No tenía un plan, lo bello de todo esto es que no tenía un plan”. La carrera de Denis Villeneuve es casi un guion hecho por él mismo: el protagonista experimenta revoluciones y transformaciones donde aparentemente no ocurre nada. Es como si el súper poder de este canadiense consistiera en atraer revelaciones. Porque, con 49 años, goza de una filmografía que tiene muy pocas cosas que criticar (aunque él mismo es duro con sus dos primeras películas, August 32nd on EarthMaelström). Y sí, hemos hablado de súper poderes. Porque, este director que no ha hecho más que deslumbrar a audiencia y crítica con su trabajo, solía bromear con un aspecto muy peculiar de su infancia: creció al lado de una planta nuclear.

El director nació cerca de la Central nuclear de Gentilly, ubicada en la provincia canadiense de Quebec.

Tal cual sucede al hablar de un súper héroe adolescente, como Spider-Man por ejemplo, el joven Villeneuve era un muchacho para nada popular. Para hacernos una idea, podría bastar con decir que era el peor jugador de hockey de Canadá (él mismo lo asegura). Así que, en un país donde los jugadores de este deporte son héroes cotidianos, alguien con las características sociales del buen Denis tenía que buscar otra clase de actividades que le sirvan como refugio. Y ahí apareció la ciencia ficción.

Hoy Arrival es una de las películas más celebradas de la temporada. El filme, que cuenta con la emocionante actuación de una Amy Adams terriblemente ignorada por los Oscar, cuenta con ocho nominaciones a los premios de la Academia y ha recibido solamente críticas positivas. Esto ha sido, de acuerdo a Villeneuve, la consagración de su amor por la ciencia ficción, que nació cuando una tía suya le entregó cómics y novelas de este género. Luego llegaron las películas: 2001: A Space Odyssey, Close Encounters of the Third Kind y, claro, Blade Runner.

En la cinta, que actualmente puede ser vista en distintas salas peruanas, el director no solo termina de rendirle honor al género que lo motivó desde niño (y que incluso le hizo considerar estudiar ciencias antes de meterse por fin a la carrera de cine), sino que además también es la muestra clara de que se trata de alguien capaz de llevar la poesía cinemática a la realidad, cosa que también ha demostrado en obras como Incendies, Prisoners o Enemy. Y esto no fue algo espontáneo ni tan digno de un súper héroe. Aunque parece.

A los 22 años, el muchacho que había crecido al lado de una planta nuclear ganó una competencia que le permitió viajar durante siete meses grabando lo que quería cada semana en un país distinto. “Esa fue la mejor escuela que tuve”, ha asegurado Villeneuve. Como si esto fuese poco, después de sus primeros trabajos, decidió tomarse nueve años sabáticos. En parte por el nacimiento y la crianza de su hijo y en parte porque quería terminar de dominar algunas técnicas en las que no se sentía seguro todavía. Al hablar de esto, él hace una analogía con el karate: siempre hay que ir de un cinturón a otro. Y justo cuando parece que él ya es cinturón negro, resulta que siempre puede ir más allá.

Villeneuve junto a Ridley Scott, Harrison Ford y Ryan Gosling, quien será el protagonista de «Blade Runner 2049».

Ahora su nuevo reto es algo que parecería imposible para cualquiera. Tiene a su cargo la realización de la secuela de una de las películas de culto más importantes de la historia del cine de ciencia ficción. Blade Runner 2049, continuación del filme de Ridley Scott (que ahora trabajará solamente de productor), llega a la vida de Villeneuve en un momento en el que parece ser capaz de todo. Al menos para el común de los mortales. Tanto es así que ya se le confió otro proyecto tan pesado como crucial: la dirección de una la nueva versión de la clásica Dune. Y la valla la tiene bastante alta. No porque su predecesora sea indiscutiblemente buena como ocurre en el caso de Blade Runner, sino por él mismo (de hecho, la versión de Dune de David Lynch es bastante cuestionada y tiende a dividir opiniones). En su caso, el atractivo es siempre ver cómo se supera. Porque no hay que olvidar que hablamos de un súper director que, pese a su condición de extranjero, no se ha visto fagocitado por la devoradora industria cinematográfica de Estados Unidos. Él no quería llegar a hacer Legalmente rubia 7. Él quería desarrollar sus propias películas. Y Hollywood lo invitó a hacerlo. Para que él, como siempre, sorprenda a todos.

“No tomo precauciones cuando hago una película. No pongo una net abajo. Me gusta saltar esperando que las alas salgan y sea capaz de volar”, dice. Y eso hace Denis Villeneuve. Y parece un súper poder.

Por Omar Mejía Yóplac