Las atletas nacionales Doménica Vallejo, Andrea Castillo y Augusta Barrios ganaron sus respectivas categorías en la primera triatlón Herbalife Ironman 70.3 disputada en nuestro país. Conversamos con ellas para conocer sus historias de disciplina, esfuerzo y superación constante.

Por Renato Velásquez (@velasquezrenato)
Fotos de Lucero del Castillo

DOMÉNICA VALLEJO

Para completar un Ironman 70.3 uno debe nadar mil novecientos metros en aguas abiertas. Luego, recorrer 90 kilómetros en bicicleta y, finalmente, con lo que resta de energía, correr 21 kilómetros más. Doménica (veintitrés años, 1,71 metros de altura, 62 kilos) completó esas distancias en 5 horas con 3 minutos (su mejor marca hasta ahora) y subió a lo más alto del podio de la categoría 18-24 en la primera triatlón 70.3 realizada bajo la marca Ironman en nuestro país.

En el Ironman 70.3 de Lima, Doménica Vallejo logró su mejor marca: 5 horas y 3 minutos.

En los últimos diez kilómetros, lo más importante es la cabeza”, sostiene Doménica. “Sabes que has entrenado muchísimo para llegar a la meta, pero en el último tramo te duele todo. Entonces, piensas: ‘¿Para qué me metí a este deporte? Nunca más lo hago’. Pero apenas llegas a la meta ya estás pensando en la próxima competencia y en cómo hacer para mejorar”.

Doménica está familiarizada desde pequeña con el deporte de alta competencia. “Comencé a nadar a los diez años, pero recién a los catorce entré a la selección peruana. Esa época coincidió con mi ingreso al Regatas”, recuerda. Cambió su estilo de vida: se levantaba muy temprano, entrenaba nueve veces a la semana y practicaba natación en piscina, mar abierto, con aletas y sin ellas.

Doménica Vallejo, de 23 años, integró la selección nacional de natación. En el Ironman, se impuso en la categoría femenina 18-24 años.

“Se me hizo muy difícil combinar todo. Dejé de hacer muchas cosas, como ir a reuniones de mis amigas, por ejemplo. Hasta los diecisiete años me costó encontrar un balance. Pero me di cuenta de que, cuando quieres algo, tienes que trabajar para ello, y eso implica sacrificio”, explica la atleta. Consiguió una medalla de oro en los Bolivarianos de Playa de 2012 y una de bronce en los de 2013.
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Pero a los veinte años se aburrió de la natación. Comenzó a salir con un chico que practicaba triatlón y, mientras lo alentaba en una competencia en México, se enamoró de este deporte. Tanto que, cuando cumplió veintiuno, se atrevió a practicarlo.

En estos dos años ha participado en ocho medio triatlones, con excelentes resultados: segunda en la general en Paracas, el año pasado, segunda en Cozumel, segunda en Punta del Este, y puesto 22 en el Mundial Ironman 70.3 de Australia de 2016. Hace un mes quedó primera en el Ironman 70.
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3 de Puerto Rico y repitió el plato hace unos días en Lima. “Soy un poco competitiva”, reconoce.

ANDREA CASTILLO

Andrea tiene veintinueve años y comenzó en el triatlón hace aproximadamente tres. Durante este tiempo, ha logrado clasificar a dos mundiales, realizados en Austria y Australia. De hecho, ya se prepara para su próximo reto: el Mundial Ironman 70.3 de Tennessee, que se celebrará en setiembre próximo. En el primer Ironman 70.3 organizado en el Perú finalizó primera en su categoría 25-29, con un tiempo de 4 horas, 53 minutos y 15 segundos.

“La triatlón es un deporte que demanda mucha dedicación: debes acostarte temprano, ir al gimnasio para desarrollar fuerza, una bicicleteada de fondo y un nado en mar abierto una vez a la semana, correr, etc.”, explica.

Andrea Castillo venció en la categoría 25-29.

Desde niña estuvo dedicada a la natación: representó al Club Regatas en muchas competencias internacionales.

Andrea es novia de Daniel de Montreuil, entrenador principal y líder de Peruthriathletes, una de las principales organizaciones dedicadas, desde hace varios años, a impulsar la triatlón en el Perú. Es más, Daniel participó activamente en la organización de este primer Ironman en nuestro país. “Por eso no pudo competir”, cuenta Andrea. “Siempre entrenamos juntos y me aconseja cómo puedo mejorar. Es increíble poder compartir nuestro gusto por este deporte al punto de que si uno no se levanta para entrenar, el otro tampoco lo hace”, añade, y suelta una risa. Se casarán en los próximos meses.

¿Qué se siente encabezar una competición tan exigente, que dura cerca de cinco horas? “Cuando nado, dejo mi cerebro en blanco. Mientras corro, estoy muy atenta a la técnica: la posición de mis brazos, por ejemplo. Pero hay que recordar que no importa la posición en la que una llegue, porque en la triatlón siempre se está en constante competencia contra una misma”, indica Andrea, quien está en el top 200 de las mejores triatletas del mundo.

AUGUSTA BARRIOS

“Yo corría maratones desde el 2005 y, de pronto, me aburrí. Como de chica había nadado, y tenía mi bicicleta para montar cerros de vez en cuando, me dije: ‘¿Por qué no?’ Esto de la triatlón es como un vicio”, afirma Augusta Barrios, quien con sus 4 horas, 54 minutos ganó el primer Ironman 70.3 de Lima en la categoría 35-39, una de las más competitivas. “Cuantos más Ironman tengas encima, es más fácil. El cuerpo se acostumbra. Ya no te golpea tanto el calor o el cansancio. La carrera se hace más llevadera”, revela.

Augusta Barrios dejó de practicar triatlón por tres años, y tuvo un retorno glorioso: quedó primera en la categoría 35-39.

A sus treinta y siete años, ha disputado tantas triatlones que ya casi ha perdido la cuenta. “De larga distancia, dos; y de 70.3, unas diez. Mi mejor récord lo conseguí en el Latinoamericano de Panamá, en febrero del 2014. Hice 4 horas, 51 minutos. En esta oportunidad, en Lima, hice 4 horas, 54 minutos.
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Pensaba mejorar mi tiempo, pero no se dio. Ya será para la próxima”, comenta, con un poco de bronca.

Asegura que, durante la carrera, lo más importante es mantener la concentración y recordar que está ahí para divertirse. “Yo me dedico a disfrutar el paisaje. Y, en segundo lugar, controlar mi pulso: procuro no pasarme de revoluciones”, explica. “Hay que tener en cuenta que el sesenta por ciento de la triatlón es cabeza, y el resto es físico”.

La competencia de Lima marcó su retorno a la triatlón por todo lo alto, pues había dejado el deporte por tres años debido a algunas complicaciones personales, ahora ya superadas. “Todavía no me lo puedo creer. Hasta subí a mis dos hijos a celebrar conmigo al podio”, cuenta, rebosante de alegría.

LA LABOR DE MARIALUZ ARELLANO

La promotora deportiva ecuatoriana y directora de “Vidactiva”, revista referente en temas de deportes, salud y nutrición en Ecuador, que publica la Casa Editorial COSAS en ese país, es la responsable de que la marca Ironman haya llegado por primera vez al Perú. Desde 2015, organiza el Ironman 70.3 en Ecuador, entre otros eventos deportivos como carreras y maratones. “Estoy muy contenta porque los resultados han sido impresionantes: abrimos las inscripciones en octubre, y en diciembre ya se habían agotado. Se inscribieron 1783 deportistas, alrededor de 700 peruanos y mil del extranjero. En total, compitieron aproximadamente 1400 atletas de 44 países distintos”, informa Marialuz, quien también es triatleta: ha participado en veintidós competiciones 70.3 y en ocho Ironman completos.