La actriz regresa a las intrigas de Washington en una nueva temporada de House of Cards,
 la apasionante serie política de Netflix donde interpreta a Claire, la esposa de Frank Underwood, el amoral presidente de Estados Unidos. “Ahora la realidad supera a la ficción”, dice, refiriéndose a los juegos de poder y sospecha que se viven actualmente en la Casa Blanca.

Robin Wright afirma que, en el futuro, le gustaría dedicarse mucho más
a la dirección.

Tanto en House of  Cards como en Wonder Woman encarnas a mujeres fuertes e independientes. ¿Es el tipo de rol que te gusta interpretar?

Estas mujeres poderosas son icónicas, tienen sus propios códigos éticos y entregan un mensaje fuerte respecto a su misión en la vida. En Wonder Woman interpreto a una superheroína que lucha por la paz y está entrenando a su sobrina para que sea una guerrera en la Amazonía. Y ya conocemos a Claire Underwood, de House of Cards. Durante mucho tiempo interpreté a la esposa adolorida, la mujer quebrada, por lo que ahora estoy muy agradecida de tener la oportunidad de caracterizar la otra cara de la moneda femenina.

¿Por qué crees que muchos temen a las mujeres fuertes?

Es una manera convencional de pensar que ha existido durante siglos. Recién ahora estamos quebrando el mármol. No se trata de virar hacia el feminismo, que desde la década de los setenta tiene una connotación negativa para algunos, sino de alcanzar una igualdad de género real. Si logramos reeducar a la sociedad, especialmente a los más jóvenes, se puede ver estos temas desde otra perspectiva. Un buen ejemplo es el matrimonio gay, que ahora es aceptado por casi todo el mundo.

Robin Wright se divorció de Sean Penn después de catorce años de matrimonio. Hoy se dice que estarían retomando la relación.

No solo encarnas a mujeres fuertes, sino que también proyectas una imagen de fortaleza personal.

La gente me pregunta cómo uso mi celebridad. Participo en causas filantrópicas desde hace once años, ayudando a las mujeres del Congo a empoderarse. Ese es mi otro trabajo: una labor constante de representación que las ayude a cambiar. Ese cambio debe ser su cambio, como dijeron Gandhi, Mandela y Martin Luther King, quienes siempre enviaban este tipo de mensajes. También soy vocera de la campaña para recaudar fondos en la lucha contra la miastenia severa.

¿Crees que lo que ocurre en House of Cards se asemeja a lo que sucede hoy con la política de Estados Unidos?

Totalmente. En el pasado, el arte imitaba a la vida, pero ahora es al revés. La realidad sobrepasa a la ficción. Rodamos con un año de anticipación al estreno de la serie, y ahora lo que imaginamos hace diez meses se ha convertido en realidad. Nos sorprende que lo que imaginamos hace tanto tiempo haya ocurrido exactamente igual.

“Todas las mañanas trato de imaginar qué creó el guionista para mi personaje, y me parece que mientras más extrema sea Claire, mejor”, dice Wright. En la serie, comparte protagonismo con Kevin Spacey.

¿La corrupción ha existido siempre?

Si miramos hacia atrás en la historia, claro que sí. Basta con leer las novelas de Dostoievski. Lo que ocurre es que ahora estamos más conscientes de lo que sucede gracias a las redes sociales. Se ha abierto un foro para que millones de personas puedan dar su opinión; estamos en una era totalmente distinta. En House of Cards intentamos adelantarnos a los hechos actuales, tratando de no repetirnos ni reciclar nuestras propias ideas. Siempre estamos pensando en cómo hacer aún más corruptas a las personas, qué acción puede resultar aún más baja que la anterior. Tratamos siempre de presentar situaciones inesperadas a la audiencia, pero ahora la realidad nos está superando.

¿Cómo ves la trayectoria de Claire Underwood?

Ella aprendió de los mejores, especialmente de su propio marido. En las tres primeras temporadas existía un equilibrio entre ellos: él ordenaba y ella era más silenciosa, observaba. A veces él quería doblar a la derecha, ella, a la izquierda, pero ella lo seguía. Ahora siento que Claire está en el asiento delantero, cambiando sus tácticas en forma independiente de Frank. Eso es lo que verán esta temporada.

¿Interpretar a este personaje ha cambiado tu visión de la política y el poder?

Gracias a esta serie he recibido una educación sobre el arte de la guerra, concluyendo que finalmente todo radica en la estrategia que uses. Desde The West Wing, pasando por todas las series políticas, siempre se ha llegado a la misma conclusión: para avanzar hay que pisar ciertas cabezas.

¿Ahora estás más interesada en la política que antes?

No, todo lo que sucede me hace querer largarme a Groenlandia. No sé cuán lejos está, pero me iría caminando de ser necesario.

¿Qué tal la experiencia de trabajar junto a Kevin Spacey?

Somos muy unidos. Hemos trabajado tan bien juntos que sabemos cómo contenernos, somos capaces de improvisar, cambiar nuestros parlamentos y ayudarnos en nuestras escenas. Esa camaradería es una bendición. Además, siempre me sorprende con algo divertido, me hace reír todos los días. Y cuando actuamos, nos balanceamos energéticamente el uno al otro frente a las cámaras. 

Por Yenny Nun

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