Más elegante que nunca, la hermana menor de Paris Hilton reapareció durante la Semana de la Moda
de Nueva York, con una nueva empresa, un afortunado y feliz matrimonio, y la noticia de un segundo hijo.
Por Francisca Olivares
La Semana de la Moda de Nueva York trajo de vuelta a la socialité, exmodelo y diseñadora de moda Nicky Hilton, de treinta y tres años. Allí estuvo en la primera fila de la pasarela de Oscar de la Renta, al lado de su hermana, la ultramediática Paris, de treinta y seis, que ahora viaja por el mundo como DJ. Juntas y con casi el mismo tono rubio de pelo, las dos “princesas” de Manhattan causaron sensación entre los fotógrafos y los cientos de asistentes a los shows que, con celular en mano, pasaron de ser obsesivos cazadores de tendencias a paparazzi en un dos por tres.
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El presente siempre festivo y bronceado de Paris, y la vida más calmada que ahora lleva Nicky como espléndida señora de James Rothschild, son la combinación perfecta para que el foco de atención siga girando por el lado del mundo en que ellas caminan. Nicky espera ahora un segundo hijo con Rothschild, el heredero de la tradicional familia de banqueros europeos con quien se casó en una espectacular fiesta en los históricos jardines del Palacio de Kensington, en Londres, en julio de 2015. Poco más de un año después de ese evento que unió a estos dos apellidos ligados a imperios económicos, nació su primera hija –y primera sobrina de la divertida Paris–, Lily Grace Victoria Rothschild.
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Nicky –con un patrimonio personal de mil 500 millones de dólares– siempre fue una estupenda compañera de andanzas para su hermana, aunque menos intensa. Primero se casó muy rápido con el empresario Todd Meister en Las Vegas, y de la misma manera se divorció. Después tuvo varios romances; el más comentado, el que vivió con el actor Ian Somerhalder (Lost). Finalmente, James Rothschild llegó a su vida –se conocieron en el matrimonio, en Italia, de Petra Ecclestone y James Stunt, que este año terminó en un polémico y millonario divorcio–, y el heredero le propuso matrimonio poco después.
Desde ese momento, Nicky adoptó un aire más serio, menos Hilton y más Rothschild, por decirlo así.
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Después de que por años su pelo cambiara de colores constantemente, se estableció como una perfecta rubia y, de paso, adoptó la maternidad como una misión de vida y una estupenda oportunidad comercial.
Para ella, la maternidad es estar en el cielo, y para celebrar la suya lanzó una colección de ropa “madre e hija” en colaboración con la marca Tolani.
Además, en el portal The Tot, dedicado a dar consejos a las chic moms, aseguró que de Lily Grace Victoria le gusta todo, desde verla despertar en la mañana a darle de comer en la noche. También recordó su propia infancia y la calificó de “increíble”; tan así es que quiere seguir para sus hijos el estilo de educación que le dieron sus padres, Richard y Kathy Hilton. La pareja, casada desde 1979, siempre le inculcó el deber de ser agradecida con la sociedad.
En las redes sociales, Nicky es una influencer, aunque no al nivel de su hermana Paris, que llega a tener 7,4 millones de seguidores. Lo suyo es más discreto (quizás, por eso, le gustan más los gatos): deambula por el millón de followers en su cuenta de Instagram, @nickyhilton, donde presenta el mundo a través de sus ojos.