La actriz británica deja un amplio legado en el mundo de la actuación. Según su familia, falleció esta mañana en el hospital de Westminster en Londres
Por Redacción COSAS
Maggie Smith, una de las actrices más queridas y respetadas del Reino Unido, ha fallecido a los 89 años, dejando un legado inigualable en la historia del cine y el teatro. Con personajes icónicos como la profesora Minerva McGonagall en la saga de Harry Potter y la condesa viuda de Grantham, Violeta Crawley, en Downton Abbey, Smith logró capturar la esencia de la aristocracia británica y convertirse en un referente para diversas generaciones.
Sus hijos, Toby Stephens y Chris Larkin, anunciaron en un comunicado que la actriz murió en paz en un hospital de Londres la mañana del 27 de septiembre, rodeada de sus seres queridos. “Deja dos hijos y cinco nietos que están destrozados por la pérdida de su extraordinaria madre y abuela”, expresaron.
Una carrera llena de reconocimientos
Smith fue una actriz de renombre, ganadora de dos premios Oscar, cinco Baftas, tres Globos de Oro y cuatro Emmys, entre otros reconocimientos. Su habilidad para moverse entre la comedia y el drama con una naturalidad prodigiosa la convirtió en una figura insustituible en la interpretación británica. A lo largo de su carrera, fue la única actriz a quien J.K. Rowling, autora de Harry Potter, solicitó personalmente para interpretar un papel en las adaptaciones cinematográficas.
La reina Isabel II la reconoció por su contribución al arte británico al nombrarla Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico, y en 2014, le concedió el título aún superior de Compañera de Honor.
Una Vida Íntimamente Ligada a la Actuación
Smith siempre fue reservada respecto a su vida personal, evitando los focos mediáticos y rara vez concediendo entrevistas. A pesar de esto, su influencia y legado en la actuación británica es indiscutible. Con una carrera que abarcó más de seis décadas, Smith fue una figura central en el teatro, el cine y la televisión.
Su capacidad para transformar cada papel en algo memorable y su dedicación a su arte la consagraron como una de las grandes damas de la interpretación. “Mucha gente muy pequeña solía saludarme y eso era agradable”, comentó en una ocasión refiriéndose al cariño de los niños por su papel en Harry Potter.
A pesar de su éxito profesional, Smith también vivió momentos de soledad, especialmente tras la muerte de su segundo esposo, Beverley Cross, en 1998. En una entrevista en 2013, confesó: “A veces no tiene mucho sentido, esto de seguir adelante por uno mismo, sin nadie con quien compartirlo”.
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