Monumentos vuelven al corazón del Centro Histórico de Lima en el marco del 490 aniversario de la ciudad; uno al lado de Palacio de Gobierno, donde fue su ubicación inicial,  mientras la estatua de Pizarro será trasladada al pasaje Santa Rosa. El gerente de Pro Lima nos da más detalles de este acto simbólico que representa a dos de los componentes fundamentales de nuestra historia. 

Por Redacción COSAS

En un acto simbólico que busca recuperar la tradición histórica del Centro de Lima, la wanka, monumento en honor a Taulichusco, el último gobernante inca del valle de Lima, regresará a su ubicación original, al lado del Palacio de Gobierno, luego de casi 40 años de haber sido retirada. Esto permitirá, a su vez, dejar el espacio adecuado en Pasaje Santa Rosa, para reubicar la escultura ecuestre de Francisco Pizarro, otra pieza clave del patrimonio nacional.

Este trascendental traslado, realizado por Pro Lima, marca un paso importante en la reivindicación de los elementos que dieron forma a la historia de la Ciudad de los Reyes.

El arquitecto Luis Martín Bogdanovich, gerente de Pro Lima, explicó a COSAS que tanto la wanka -piedra de grandes dimensiones a la que se le tiene consideración en la cultura andina– del Taulichusco, como la escultura de Pizarro fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Nación en 2017. «Ambas figuras representan dos componentes fundamentales de nuestra historia y nuestra nación: las culturas inca y española«, destacó Bogdanovich. Este acto, más que un simple traslado de esculturas es un reconocimiento profundo a las raíces que componen la identidad cultural del país.

La wanka regresa a la misma ubicación que ocupó en 1985, cuando fue inaugurada por el alcalde de entonces, Alfonso Barrantes, un 18 de enero. La reubicación de este monumento no solo tiene un valor histórico, sino que también resalta el mestizaje y la fusión cultural que han dado forma al Perú. «Es un abrazo simbólico entre dos culturas, un reconocimiento a nuestra identidad mestiza, sin renunciar a ninguna de nuestras raíces», agregó el arquitecto.

El monumento al último curaca de Lima, Taulichusco, se mantenía en el pasaje Santa Rosa, frente a la Plaza de Armas de Lima.

En tanto, la escultura de Pizarro, anteriormente situada cerca de los rieles del tren, había sufrido daños por las vibraciones del paso del ferrocarril. Estas fisuras en el bronce motivaron la necesidad de un nuevo emplazamiento, como ya se había indicado en el Plan Maestro del Centro Histórico de Lima. «La escultura de Pizarro no estaba ubicada correctamente, parecía que se intentaba ocultarla. Lo que buscamos es devolverle el lugar que le corresponde, en el corazón de la ciudad», afirmó Bogdanovich.

Este traslado simbólico no solo se trata de reubicar dos monumentos, sino de reafirmar el reconocimiento de la historia y el mestizaje que definen a la nación peruana. «Lo que aspiramos como nación es reconocernos en nuestra diversidad cultural, en la fusión de nuestras raíces», concluyó el gerente de ProLima.

Escultura ecuestre de Francisco Pizarro, al lado de las vías del tren en el parque de la Muralla.

Con la wanka del Taulichusco nuevamente en su lugar histórico y la escultura de Pizarro a punto de ser reubicada, Lima reafirma su compromiso con la conservación del patrimonio, el respeto a la historia y la valorización de la cultura mestiza, que constituye la esencia de la identidad peruana.

La develación de ambos monumentos será durante las celebraciones por los 490 años de fundación de Lima.

Datos de interés

El proyecto de reubicación de ambos monumentos fue aprobado por la Comisión del Centro Histórico de Lima, que reúne a representantes del Ministerio de Cultura y de Prolima. Además, es relevante destacar que Taulichusco, el último curaca de Lima, fue una figura clave en la fundación de la ciudad, y el Palacio de Gobierno se erige en el mismo terreno que ocupaba su residencia.