Desde abrazos hasta momentos de vulnerabilidad, la princesa de Gales y otros miembros de la familia real británica reflejan un giro en su comportamiento, con una actitud más humana nunca antes vista
Por: Redacción COSAS
En los últimos meses, los miembros de la familia real británica han deslumbrado al mundo con su lado más humanitario. Uno de los cambios más notorios fue protagonizado por Kate Middleton, quien comenzó a abrazar a los ciudadanos en sus apariciones públicas. Las muestras de afecto, que hasta hace poco hubiera sido inimaginable para los miembros de la realeza, son actitudes que se recuerdan en la princesa Diana y que eran catalogadas como rupturas del protocolo real.

Kate Middleton en el Día conmemorativo del Holocausto y el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau.
El giro en la actitud de Kate comenzó tras su emotivo anuncio personal a finales del año pasado. En un video que compartió en sus redes sociales, la Princesa de Gales reveló de manera indirecta que había finalizado su tratamiento de quimioterapia, un momento de gran intimidad que se mostró en imágenes de ella y su esposo, el príncipe William, disfrutando de la naturaleza en Norfolk. La pareja se mostraba relajada, abrazada y riendo, en un retrato de vulnerabilidad que tocó el corazón de muchos.
Kate, junto a Guillermo, compartió imágenes familiares en las que se les podía ver disfrutando de su tiempo con sus hijos, George, Charlotte y Louis, e incluso jugando con los padres de Kate, Carol y Michael Middleton. El video captó la atención de muchos por su cercanía y la autenticidad de sus momentos juntos, reflejando un lado más humano y menos formal de la familia real.
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Además, el príncipe también mostró al público su amor por su esposa. En el cumpleaños número 43 de Kate Middleton, princesa de Gales, William sorprendió con un emotivo mensaje público acompañado de una inédita fotografía en blanco y negro de Kate, destacando su fortaleza tras un año lleno de desafíos.
En la publicación William escribió: «A la esposa y madre más increíble. La fuerza que has demostrado durante el último año ha sido extraordinaria. George, Charlotte, Louis y yo estamos muy orgullosos de ti. Feliz cumpleaños, Catherine. Te queremos». El mensaje estuvo acompañado de una imagen inédita en la que Kate luce relajada y sonriente, vestida con una blazer oscura, camisa blanca y vaqueros, posando contra una pared.
Un cambio de protocolo
Fue el propio Carlos III quien dio el primer paso, como se recuerda en septiembre, al reunirse con el equipo femenino de rugby de Nueva Zelanda, las jugadores le hicieron una solicitud poco habitual. «Sí, todas queríamos un abrazo«, dijo Ayesha Leti-I’iga al monarca, y añadió: «Pero solo si a usted le parece bien». Para sorpresa y alegría del equipo, el rey aceptó y respondió: «¿Un abrazo? Por qué no». Tras el abrazo de grupo, Carlos bromeó al decir que fue como ser «aplastado por un scrum», haciendo referencia a la formación más característica del rugby, conocida en español como melé. El rey agradeció al equipo por su «cálido abrazo», calificándolo como «muy curativo».
A lo largo de la historia, se consideraba inapropiado que los miembros de la realeza se abrazaran entre sí, mucho menos con los ciudadanos durante los compromisos oficiales. De hecho, este tipo de prácticas aún se sigue manteniendo en algunos casos: se dice que la princesa Ana rechazó un abrazo de consuelo por parte de un secretario privado tras la muerte de su madre, la reina Isabel II, diciendo: «Es la última vez que ocurre esto«.
Sin embargo, a los expertos no les sorprendió que Carlos rompiera las reglas. Robert Jobson, autor de la biografía Our King (Nuestro rey), describió al monarca en The Telegraph como «bastante expresivo… Tiene un brillo en los ojos». Otra fuente de palacio agregó que el rey es «un hombre genuinamente cálido y afectuoso, que no tiene reparos en mostrar su afecto en público. Es una persona humana y cercana». Carlos continuó con estos gestos durante su gira por Australia y Samoa en octubre de 2024, y su esposa, Camilla, también fue vista expresando afecto al dar abrazos a miembros del público.
Muestras de apoyo
El cambio en el comportamiento de Kate se vio en su encuentro con Liz Hatton, en octubre del año pasado, durante su primer compromiso real tras revelar su diagnóstico de cáncer. La princesa de Gales conoció a Liz, una joven fotógrafa que luchaba contra una forma rara y agresiva de cáncer, cuando la invitó a tomar fotografías en las investiduras en el castillo de Windsor. En un acto de genuina cercanía, Kate Middleton se acercó para abrazar a la joven, quien luego compartió en las redes sociales que tanto ella como el príncipe Guillermo eran “personas encantadoras, genuinas y amables” y expresó su alegría por haberlos conocido.
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El día de Navidad en Sandringham, tras el tradicional servicio religioso, Kate abrazó a Karen Maclean, una mujer de 73 años que había luchado contra el cáncer. Maclean compartió con The Sun lo especial del momento: «Se crea una camaradería con otras víctimas del cáncer. Si no has pasado por eso, no puedes entender lo que se siente». Para ella, ese abrazo fue un «privilegio» y un recordatorio de la fuerza que comparten los sobrevivientes de enfermedades tan duras.
El afecto de Kate no se detuvo allí. A principios de este mes, durante una visita oficial al Hospital Royal Marsden, Kate ofreció un abrazo a Rebecca Mendelsohn, una paciente de cáncer de mama secundario. «No sé quién abrazó primero. Fue una conexión mutua. Yo sentí ese abrazo», dijo Mendelsohn al MailOnline, recordando la intensidad del momento.

Para Rebecca, paciente de cáncer de mama, el abrazo fue un gesto de cariño y un vínculo profundo: «Era tan sincero que lo sentías», declaró.
Este acercamiento es una característica personal de Kate Middleton y una señal de una nueva era en la monarquía británica, promovida por el rey Carlos III. Según informes, Sir Clive Alderton, secretario privado del rey, mencionó que su reinado se caracteriza por una «formalidad informal«, indicando su deseo de acercar la familia real al pueblo mientras mantiene el respeto por las convenciones de la monarquía.
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