Mientras el turismo en Perú sigue sin recuperarse del golpe de la pandemia y la inestabilidad política, el Gobierno Regional de Cusco (GORE Cusco) ha tomado una decisión que podría empeorar la situación: no renovar la concesión del hotel Sanctuary Lodge, ubicado en la entrada de Machu Picchu, para pasarlo a manos del Estado. Con un historial de pésima gestión en el sector, esta medida ha desatado una polémica que ya es un escándalo internacional.
Por Redacción COSAS
El turismo en Perú sigue en crisis. En 2019, el país recibió 4.5 millones de turistas extranjeros, pero en 2023 apenas alcanzó los 2.2 millones. Aunque hubo una leve mejora en 2024, el sector está lejos de recuperar su nivel prepandemia. La inseguridad, la falta de promoción efectiva y la incertidumbre política han golpeado con fuerza la industria. A pesar de este panorama, el GORE Cusco ha decidido asumir la administración del Sanctuary Lodge, hotel de lujo en Machu Picchu, ignorando el impacto que esto puede tener en la inversión privada y en la reputación del destino.
El hotel, operado por la cadena Belmond desde 1995, es un ícono del turismo exclusivo en el ingreso a la Maravilla del Mundo. Sin embargo, su concesión vence el 16 de mayo de 2025 y el GORE Cusco ha optado por no renovarla, argumentando que el hotel debe pasar a ser administrado por el Estado. En su lugar, se propone transformarlo en un «centro de interpretación» bajo la gestión de los ministerios de Cultura, Comercio Exterior y Turismo, y Ambiente.
Esta decisión revive un viejo escándalo. En 2013, la Contraloría detectó graves irregularidades en una adenda al contrato de concesión firmada por el entonces gobernador regional Jorge Acurio Tito. A pesar de estos problemas, el hotel continuó operando sin interrupciones hasta que, en 2024, el GORE Cusco decidió rescindir el contrato y dar paso a la administración estatal.
Pero si la historia reciente ha demostrado algo, es que el Estado no es precisamente un buen gestor turístico. Un claro ejemplo es la venta de entradas a Machu Picchu, que en 2024 pasó de manos privadas a manos del Estado y solo generó caos: colas interminables, corrupción y pérdidas económicas para la región.

El gobernador de Cusco, Werner Salcedo, indicó que, tras el vencimiento del contrato de concesión del Hotel Sanctuary Lodge, habrá una licitación que proponga «ordenar» el terreno.
¿Cuáles serán las consecuencias?
La estatización del hotel no solo afecta su operación, sino a más de 3,000 personas que dependen de él entre empleados, proveedores y comunidades locales. La falta de un plan de transición y la incertidumbre sobre el futuro del hotel ya llevaron al Poder Judicial a otorgar una medida cautelar en favor de los trabajadores en marzo de 2025.
Además, la idea de que el hotel sea gestionado por una alianza entre municipalidades y el gobierno regional genera dudas sobre su eficiencia. La experiencia demuestra que las entidades públicas en el Perú tienen serios problemas para administrar servicios turísticos de alta gama. De hecho, el Estado ni siquiera puede garantizar infraestructura básica en sectores clave como educación y salud, ¿por qué confiarle ahora la gestión de un hotel de lujo?
Otra preocupación es el impacto internacional. La UNESCO ha advertido que cualquier modificación en el uso del hotel debe ser aprobada previamente. Si el Estado avanza con esta medida sin un plan claro, la categoría de Patrimonio de la Humanidad de Machu Picchu podría estar en riesgo, lo que afectaría gravemente la llegada de turistas extranjeros.
Mientras otros países de la región han implementado estrategias para atraer turistas, Perú sigue enfrentando barreras que limitan su crecimiento. En 2024, el país apenas superará los 3.2 millones de visitantes internacionales, muy por debajo de Brasil (6.77M), Argentina (6.6M) y Colombia (6.39M). Incluso Chile, con 5.24 millones de turistas, nos aventaja, a pesar de no contar con un atractivo del nivel de Machu Picchu.

Fuente: Mincetur (gráfico elaborado por la Asociación de Contribuyentes).
El turismo, que en 2019 representaba el 3.9% del PBI peruano, cayó drásticamente durante la pandemia y aún no logra recuperar su aporte económico, según un análisis de la Asociación de Contribuyentes.
En 2024, apenas llega al 2.9%. Sin inversión privada y con un Estado que en vez de incentivar el crecimiento del sector impone más burocracia, la recuperación será aún más difícil.

Fuente: Mincetur (gráfico elaborado por la Asociación de Contribuyentes).
El turismo en Perú necesita reglas claras y un entorno atractivo para la inversión, no más burocracia y estatización. La decisión del GORE Cusco de asumir la administración del hotel Sanctuary Lodge es un claro retroceso que ignora los errores del pasado y pone en riesgo la competitividad del país como destino turístico.
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