Leandro, Aitana e Isabella dieron un último adiós a su abuelo en la ceremonia privada que se realizó en Barranco. Por otro lado, Josefina publicó una carta a través de su Instagram, donde honró el legado del Nobel peruano
Por: Redacción COSAS
La despedida de Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más importantes del siglo XX, tuvo lugar en una ceremonia privada en su apartamento de Barranco, donde tres de sus nietos, Leandro, Aitana e Isabella, llegaron para despedir a quien fue un pilar fundamental en sus vidas. La familia Vargas Llosa se mantuvo en un silencio respetuoso, según la última voluntad del literato.
Isabella, Leandro y Aitana, tres de los siete nietos de Mario Vargas Llosa.
El féretro de Mario Vargas Llosa, en el interior del coche fúnebre, camino hacia el crematorio.
Los dos hijos de Álvaro, Leandro y Aitana, se dirigieron con seriedad junto a su prima Isabella al hogar de su abuelo, en Barranco, para despedirse de sus restos. Aitana, consultora en Nueva York, había tenido una relación cercana con el escritor, llegando incluso a revisar y ofrecer su opinión sobre sus manuscritos. Leandro, economista y articulista, también estuvo presente en este adiós, manteniendo el mismo perfil bajo que siempre lo ha caracterizado.
Los hijos de Mario Vargas Llosa, Gonzalo, Álvaro y Morgana, salen del tanatorio con urnas de las cenizas de su padre.
Isabella, la hija de Morgana Vargas Llosa, se sumó al dolor compartido por sus primos, sin pronunciar palabra alguna en este momento tan íntimo.
Isabella (izq.), nieta de Mario Vargas Llosa.
El adiós de Josefina
Aunque Josefina, la otra nieta del Nobel peruano, hija de Gonzalo, no estuvo presente en esta ocasión específica, le dedicó unas palabras a través de su cuenta de Instagram: «Sé que la vida nunca volverá a ser igual sin ti. Gracias por luchar tantos años con tanta valentía contra tu enfermedad, dándonos más tiempo contigo. Me consuela saber que las leyendas nunca mueren«.
En su mensaje, también lamentó que su abuelo no pudiera estar presente en otros momentos importantes de su vida, como el nacimiento de sus hijos, pero recordó con orgullo el legado que él dejó al mundo.
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La carta, acompañada de algunas fotos familiares, revivió momentos entrañables, como los de Mario Vargas Llosa compartiendo con sus nietos o celebrando los logros entre sus seres queridos.
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