El nadador peruano cruzó el Estrecho de Tsugaru, en Japón, y selló su nombre en la élite mundial de las aguas abiertas al conquistar los siete cruces más extremos del planeta

Por: Redacción COSAS

El pasado jueves, a las 3:55 a.m. (hora local), Eduardo Collazos ingresó al mar desde la costa japonesa de Honshu con un objetivo de conquistar el último tramo del Oceans Seven. Doce horas después, llegó al puerto de Nakadomari, en la prefectura de Aomori, completando así el séptimo cruce más exigente del mundo y convirtiéndose en el primer sudamericano en alcanzar este desafío global de aguas abiertas.

Culminó la travesía tras más de doce horas de esfuerzo ininterrumpido.

A sus 57 años, el nadador peruano inscribió su nombre en un grupo reservado a los deportistas de resistencia más aguerridos del planeta. Su trayectoria lo llevó a dominar los siete canales y estrechos más complejos del mundo: el Canal de la Mancha (Reino Unido-Francia), el Canal de Catalina (Estados Unidos), el Estrecho de Cook (Nueva Zelanda), el Canal del Norte (Irlanda-Escocia), el Estrecho de Gibraltar (Europa-África), el Canal de Molokai (Hawái) y, finalmente, el Estrecho de Tsugaru (Japón).

El último cruce, que marcó el cierre de su gesta, fue también uno de los más impredecibles. Las turbulentas corrientes del Estrecho de Tsugaru y las temperaturas inestables exigen una preparación física y mental extrema. Collazos enfrentó aproximadamente 30 kilómetros de aguas frías y agitadas, sin traje de neopreno, en condiciones de escasa visibilidad y con presencia de fauna marina. El reloj marcaba las 4:00 p.m. cuando tocó tierra firme.

“El Estrecho de Tsugaru se suma ahora a una lista legendaria de conquistas para Collazos, que incluye el icónico Canal de la Mancha, el desafiante Canal de Catalina, las frías aguas del Estrecho de Cook, el implacable Canal del Norte, el estratégico Estrecho de Gibraltar y el exigente Canal de Molokai en Hawái”, informó su equipo en un comunicado. Cada cruce simboliza una batalla contra el cuerpo, la corriente y el miedo.

Eduardo Collazos conquista los Siete Mares y marca un precedente en la natación latinoamericana.

Sudamérica en aguas mayores

Con este logro, Collazos no solo eleva la representación peruana, sino que abre el camino a nuevos talentos sudamericanos en disciplinas donde el acceso, la preparación y las oportunidades suelen estar marcadas por barreras geográficas y económicas. Su hazaña posiciona a la región en el radar de competencias históricamente dominadas por europeos, estadounidenses y australianos.

“La proeza de Collazos trasciende lo personal, marcando un antes y un después para la natación sudamericana. Su nombre se inscribe en un selecto grupo de atletas a nivel mundial que han dominado los océanos, estableciendo un nuevo estándar de perseverancia y disciplina en el deporte”, resalta la nota oficial difundida tras el cruce.

Eduardo Collazos había completado previamente seis de los siete desafíos. En cada travesía, enfrentó condiciones extremas: desde la hipotermia en el Canal del Norte, hasta la fauna marina del Canal de Molokai y las corrientes traicioneras del Estrecho de Cook. Su disciplina, entrenamiento constante y apoyo logístico fueron claves para llevar a cabo una misión que pocos intentan y menos aún consiguen completar.

Inspiración desde el Perú

El nadador, originario de Lima, es reconocido por su trayectoria en la natación de larga distancia y su constante participación en competencias internacionales. Su gesta cobra especial relevancia por realizarse a los 57 años, una edad que desafía los estándares del alto rendimiento deportivo.

“El nadador peruano cumplió con éxito una de las pruebas más desafiantes en la natación de aguas abiertas”, destacó la organización del Oceans Seven en sus plataformas.