Amigo de esta casa editorial, José Antonio García Belaunde falleció este viernes en Madrid a los 77 años. Dedicó su vida al servicio diplomático del país y fue uno de los artífices del histórico fallo de la Corte de La Haya. En 2017, en una entrevista concedida a COSAS, reflexionó sobre su papel como embajador en España, su admiración por la historia y su fe en un Perú más justo.

Por Daniel Crespo Pizarro

El Perú lamenta la muerte de uno de sus diplomáticos más destacados. José Antonio García Belaunde, excanciller de la República y querido amigo de esta casa editorial, falleció la madrugada de este viernes 4 de julio en Madrid, a los 77 años, rodeado de sus familiares.

Joselo, como era conocido entre sus allegados, ocupó diversos cargos en el servicio diplomático y representó al Perú ante organismos internacionales y gobiernos extranjeros. Fue embajador del Perú en España, ministro de Relaciones Exteriores entre 2006 y 2011 —durante el segundo gobierno de Alan García— y lideró la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por la delimitación marítima con Chile, que culminó con un fallo favorable al Perú.

Sus hijas comunicaron con pesar su fallecimiento. “Joselo”, como era conocido por sus allegados, fue un intelectual y servidor público que también destacó por su compromiso con la integración regional y el fortalecimiento de la paz. Desde 2023, presidía la Fundación Internacional EU-LAC, y esta misma semana fue condecorado por la Comunidad Andina con la Orden Honorífica en el grado de Gran Oficial.

Con el entonces presidente de la República, Alan García, en noviembre de 2010, durante la visita oficial de los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia.

García Belaunde fue nieto del intelectual Víctor Andrés Belaúnde y sobrino del expresidente Fernando Belaúnde Terry. Estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú y cursó posgrados en Oxford y la Universidad Complutense de Madrid. Ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores en 1965 y fue diplomático de carrera desde 1969.

Una mirada al Perú desde Madrid

En 2017, a pocos meses de asumir como embajador del Perú en España, García Belaunde ofreció una extensa entrevista a Cosas en la que compartió su visión de la diplomacia, la historia y el rumbo del país. El encuentro tuvo lugar en su despacho en Madrid, poco después de su visita oficial a Sevilla y Córdoba, donde mostró su interés por figuras como Huamán Poma de Ayala y Garcilaso de la Vega.

“Huamán es interesante, pues nos ofrece la visión más exacta de la vida en el Incario. Nos da un testimonio de abusos que deben ser corregidos, pero, sobre todo, nos presenta el gran reclamo del ciudadano por justicia”, señaló entonces.

Consultado sobre sus objetivos como embajador, subrayó el buen momento de las relaciones bilaterales con España, primer inversor extranjero en el Perú, y puso énfasis en fortalecer el comercio y la cooperación entre ambos países.

José Antonio García Belaunde ha participado en misiones diplomáticas en países como México, Francia, Ecuador, Estados Unidos y Uruguay, donde también fue embajador del Perú. (Créditos: Alejandra Vera)

“El Perú sigue estando de moda por varias razones, y todas buenas. Hemos logrado tener cuatro gobiernos democráticos sucesivos, algo inédito en nuestra historia (…). La pobreza se ha reducido desde un 66% en el año 2000 hasta un 21% en 2015”, explicó. También advirtió que el reto seguía siendo la mejora en educación y salud.

Su voz, clara y pausada, contrastaba con su imponente presencia física. Con una profunda formación humanista, un talante firme y un estilo marcado por la mesura, García Belaunde cultivó durante décadas una diplomacia eficaz, discreta y profundamente patriótica.

El diplomático que soñaba con una América Latina unida

Poco antes de culminar su carrera pública, García Belaunde compartió una columna que resume su pensamiento estratégico sobre el lugar de América Latina en el nuevo orden global. En ella, advertía sobre los riesgos de la fragmentación regional, la necesidad de una integración auténtica y el papel clave que España y la Unión Europea pueden jugar en esta alianza birregional.

“Cuando se fundaron las Naciones Unidas, veintiuno de los cincuenta y un países miembros eran latinoamericanos”, recordaba. Y aunque ese peso simbólico no se tradujo en poder real, el excanciller reconocía que hubo momentos en los que la región actuó con visión y coordinación. Uno de ellos, liderado por el Perú, permitió superar el veto soviético que impedía el ingreso de España a la ONU tras la Segunda Guerra Mundial.

«América Latina avanzaba no sin dificultad con su integración económica, hasta que el libre comercio fue tachado de “patraña imperialista” por líderes de corte mesiánico, quienes decidieron fracturar el proyecto en dos bandos: los “bolivarianos” y los “monroístas”.

En su texto, García Belaunde sostenía que América Latina, tras décadas de crisis e ilusiones rotas, ha perdido rumbo en un mundo cada vez más fragmentado y multipolar. Con el auge de potencias como China, India y el regreso de Rusia, la región —advertía— corre el riesgo de quedar al margen si no construye una voz común.

El diplomático defendía el diálogo con Europa, en especial con España, como una vía para recuperar espacio en la agenda global. Pero era claro al señalar que esa relación debe sostenerse sobre valores compartidos: democracia, estado de derecho y derechos humanos. También advertía sobre los riesgos de los discursos ideologizados que fracturaron proyectos de integración como Unasur o CELAC, y urgía a retomar una agenda práctica: infraestructura, comercio, cooperación tecnológica.

“Europa, con España a la cabeza, puede ser un vehículo de concertación si evitamos que las diferencias ideológicas se conviertan en un muro para el desarrollo de la cooperación”, escribió. Ese llamado, vigente hoy más que nunca, resume la vocación de un diplomático que nunca dejó de pensar en el futuro de su país y su continente.

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