Francia, Reino Unido y Alemania son los ejemplos más claros de una Europa que se asoma al caos, mientras los bloques de extrema derecha encabezan encuestas y los mercados sienten el impacto.
Por: Mery Jiménez
Europa atraviesa una crisis de gobernabilidad que ha dejado a muchos países en una situación de parálisis política e imposibilitados de concretar nada. Los presupuestos ajustados, la lentitud administrativa, la fragmentación parlamentaria y la presión de movimientos extremos han convertido en casi ingobernables a democracias que parecen aceptar que el caos se volverá la norma.
Según explica el portal Bloomberg, este panorama podría dar paso a al «pánico» en muy poco tiempo, especialmente con bloques de extrema derecha ganando en las encuestas para las elecciones en Alemania, Francia y el Reino Unido. Curiosamente, los países donde la crisis de gobernanza se aprecia con más claridad son precisamente Francia, con Emmanuel Macron a la cabeza, y Reino Unido, a cargo del primer ministro Keir Starmer.

Y aunque los mercados también han resentido el impacto, paradójicamente, los extremos de izquierda y derecha que agitan el avispero son los que podrían tener las puertas abiertas para llegar a los cargos de poder; no obstante, el portal especializado advierte que la vulnerabilidad de Europa la hace propensa a los caprichos de líderes como Donald Trump, Vladimir Putin o incluso, Xi Jinping.
En este contexto también hay espacio para discursos simplistas, como el hecho de que la clase acomodada o los inmigrantes son el problema, o dilemas más aterrizados, como el envejecimiento de la población que presiona la economía, especialmente en países que dependen de las pensiones financiadas públicamente, una tormenta perfecta que se gesta de cara al futuro.
Países en crisis
Tal vez Francia sea el mejor ejemplo de la situación europea, donde el grupo ultraderechista Reagrupamiento Nacional espera con paciencia la salida de Macron en menos de dos años y ya casi saborean el poder. En tanto, en el Reino Unido de Starmer, el populista Partido Reformista liderado por Nigel Farage va primero en las encuestas.
En Alemania, la alianza del partido del canciller Friedrich Merz con con los socialdemócratas, que lo llevó al cargo, ya muestra grietas, y la ultraderecha del partido AfD se asoma como la principal oposición empatando con CDU para llevarse el próximo proceso electoral.

Keir Starmer, primer ministro británico, lidia con el ascenso del Partido Reformista de Nigel Farage.
En tanto, la España de Pedro Sánchez no está exenta, ya que el poder se logró mediante una alianza con los separatistas catalanes; al igual que Portugal, que ya ha tenido tres elecciones en pocos años. Italia cuenta con cierta estabilidad ya que el máximo cargo se mantiene en manos de Giorgia Meloni desde 2011; sin embargo, poco puede hacer con dos cámaras que ostentan el mismo nivel de poder y una enorme carga de deuda.
En un contexto de esta naturaleza, cabe recordar la historia no tan lejana de Europa, que forjó importantes logros para su propio crecimiento como continente bajo el fantasma de grandes masacres y guerras que marcaron un punto aparte. Hoy, con el miedo latente, tenemos a Putin probando la debilidad del bloque con ataques con drones a Polonia y Rumanía, o el «divide y vencerás» de China, que se acercó a España para buscar una alianza.

El Banco Central Europeo sostiene la estabilidad de precios en medio de la turbulencia política del continente.
Pese a ello, es imposible no mencionar al Banco Central Europeo, que ha logrado mantener la estabilidad en los precios pese a la volatilidad que aqueja al continente, algo parecido a lo que ocurre con el Banco Central del Perú, por supuesto, salvando las distancias en cuanto a tamaño y complejidad.
El tiempo para las próximas elecciones en el viejo continente se agota. Próximamente la reunión regional de la la Comunidad Política Europea, en octubre, podría marcar un punto clave y habrá que esperar para saber qué temas tocarán los políticos. Lo cierto es que, el contexto al que se enfrentan es desalentador y la labor de sus principales líderes, tan limitada, evoca a la frase que a veces se usa para describir a las monarquías parlamentarias: «el rey reina, pero no gobierna».
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