Cámaras de televisión han logrado documentar el interior de la Chinkana, el laberinto subterráneo de Cusco que, según la tradición inca, unía Sacsayhuamán con el templo del Qorikancha.
Por: Mery Jiménez
Por primera vez, cámaras de televisión ingresaron al interior de La Chinkana, una red de túneles incas que se extiende bajo el Cusco y que durante generaciones fue considerada solo una leyenda. El registro televisivo de Cuarto Poder mostró las galerías que, según los arqueólogos, conectan Sacsayhuamán con el Qoricancha, el templo del Sol, a unos veinte metros bajo tierra y que nadie ha pisado en dos siglos.
El descubrimiento, liderado por los arqueólogos Mildred Fernández y Jorge Calero del Proyecto Chinkana-Cusco, ha sido confirmado mediante estudios con georradares y tomografías de resistencia eléctrica. Las investigaciones señalan que el sistema subterráneo supera los ocho mil metros de galerías y pasajes construidos con bloques de piedra pulida, un trabajo que revela el dominio técnico y espiritual del mundo inca.

Estudios con georradares y tomografías eléctricas confirmaron la extensión del complejo inca.
Cabe mencionar que las evidencias han arrojado que la última vez que se registró un ingreso a este espacio fue en 1841, cuando el general puneño Miguel de San Román y sus hombres estuvieron en los túneles. Se han restos de caballo, patos y diversos enseres que hoy tienen valor arqueológico. Se cree que él mismo destruyó la entrada con una carga de pólvora, lo que dificultó cualquier exploración posterior durante generaciones.
Una leyenda que cobra vida
Las crónicas de Garcilaso de la Vega y Fray Martín de Murúa mencionaban la Chinkana como una “boca de serpiente” que conectaba templos sagrados, animal que representa el mundo de abajo en la cosmovisión incaica. Esa figura aún puede apreciarse en la entrada, a pesar de los daños ocasionados por la pólvora en el siglo XIX.
Garcilaso incluso relató que solía jugar en la zona y que personas se habían perdido en los túneles, lo que reforzó la idea de que era un laberinto sin salida.

Según los arqueólogos, La Chinkana conecta la cabeza del puma (Sacsayhuamán) con su ombligo: el Qoricancha.
“Esto representa la realidad de una leyenda”, señaló el arqueólogo Jorge Calero, destacando que muchas familias cusqueñas conservan historias orales sobre parientes que alguna vez ingresaron a los túneles. Las excavaciones han revelado que la red subterránea se extiende bajo el centro histórico del Cusco, atravesando calles coloniales y viviendas modernas, lo que evidencia la magnitud del complejo. “Los españoles sellaron los accesos, pero los túneles siguen intactos”, explicó Fernández.
El hallazgo, sin embargo, no ha estado exento de tensiones. Los investigadores denunciaron amenazas y presiones de grupos extranjeros interesados en intervenir en el proyecto. “Hemos sido víctimas de extorsión; nos piden dinero para desprestigiarnos”, afirmó Fernández, quien explicó que actualmente la policía de turismo y las rondas campesinas vigilan día y noche el lugar para prevenir saqueos o daños.
El Ministerio de Cultura ha calificado este descubrimiento, financiado por descendientes del linaje inca y asociaciones de Estados Unidos y España, como el más relevante desde Machu Picchu, subrayando que revela una faceta poco conocida de la ingeniería inca.
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