Isabel Preysler publica ocho cartas inéditas del Nobel en “Mi verdadera historia”. «Hoy te beso, en cámara lenta, en tus orejitas, en tus hombros, en las manos y en los pies», escribe, dejando al descubierto la ternura y la pasión del escritor.
Por: Renzo Espinosa Mangini
La historia entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler tuvo todos los elementos de una novela: pasión, elegancia, controversia y un final inesperado. En 2016, cuando su relación era tema de portada en todo el mundo, COSAS fue el único medio peruano que conversó con la pareja. La entrevista, realizada por el escritor Santiago Roncagliolo, capturó a dos figuras que, más allá del ruido mediático, se mostraron cómplices y felices. “Lo nuestro ha sido natural, sin cálculo”, confesaba Isabel entonces.
Hoy, casi una década después, la historia vuelve a abrirse. En su autobiografía “Mi verdadera historia”, Isabel Preysler publica ocho cartas de amor que el Nobel le escribió entre 2015 y 2022. Ocho textos donde aflora la voz más íntima del escritor, tan apasionado como vulnerable, tan culto como enamorado. “Nunca imaginé que me harías tanta falta”, le confiesa en una de las primeras misivas. “Yo nunca he estado tan seguro sobre nada como lo estoy contigo. Te quiero, y nada me haría más feliz que pasar todo lo que me queda de vida a tu lado”.

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler en una entrevista para COSAS realizada por el escritor Santiago Roncagliolo.
El amor según Mario
Las cartas, escritas con la cadencia de un autor que transforma cada sentimiento en literatura, recorren las distintas etapas de la relación. En una de las más recordadas, Vargas Llosa evoca el primer beso, ocurrido en el ascensor de la casa de Elena Benarroch: “Desde la noche maravillosa de la peletera, mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos”.
A lo largo de las páginas, aparecen imágenes poéticas y halagos de su puño y letra: las “orejitas que parecen dos signos perfectos de interrogación”, “la suavidad sedosa de tu piel”, “tu cintura de avispa y tus pasos como de danza”. En otra línea, el tono se vuelve más íntimo y apasionado: “Esta noche me reuniré contigo y te diré cosas hermosas y dulces al oído mientras te hago el amor”.

Carta original escrita a mano por Mario Vargas Llosa
El Nobel se revela completamente ante ella, llamándola con ternura “reinita de los delfines” y agradeciendo su presencia: “Gracias, amor mío, por todo lo que me has dado… esta alegría de vivir, de pequeñas felicidades en todo lo que hacemos y planeamos juntos”.
El paso del tiempo
Con los años, la efervescencia da paso a la calma y al agradecimiento. En una carta fechada el 18 de febrero de 2018, Vargas Llosa escribe con serenidad: “Tres años pueden ser una eternidad o el tiempo de un suspiro… y estos tres años que hemos pasado juntos han sido ambas cosas”. Un año después, reafirma su felicidad: “Ya cuatro años que estamos juntos… lo he sido y lo soy a tu lado, como no creo haberlo sido nunca antes”.

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler en las fotos de la entrevista que concedieron a COSAS.
La última carta seleccionada, escrita el 18 de febrero de 2022, tiene un aire premonitorio. En ella, el Nobel anuncia una novela que estaba escribiendo para Isabel: “Quiero ponerla a tus pies cuando la termine… Creo que será mi mejor libro y quiero dedicártelo con todo mi amor”. Y añade: “Porque te quiero mucho y te querré siempre, hasta el último día. Ojalá estés conmigo en ese momento decisivo, en el que uno se despide de esta vida, rumbo a la otra (que no existe)”.
La última palabra
Meses después, el 12 de diciembre de 2022, Isabel Preysler escribe su propia carta de despedida. En ella, reconoce que su relación “ya no se parece en nada a la que teníamos al principio”. Habla de la pérdida de la ilusión y la complicidad, y se muestra dolida por la forma en que él decidió marcharse: “Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación… Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás”.

Mi verdadera historia, las memorias de Isabel Preysler, revelan pasajes íntimos de su vida, siguiendo el hilo de sus amores más mediáticos.
Con esa carta, Isabel cierra el capítulo más íntimo de su vida. Y al hacerlo, convierte en páginas públicas lo que alguna vez fue un secreto compartido. Entre sus manos, las palabras del Nobel —las mismas que desnudaron su alma— se transforman ahora en testimonio.
Así, el amor entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, que COSAS retrató en su momento de esplendor, vuelve a cobrar vida. Pero esta vez, narrado desde el recuerdo, con tinta y memoria.
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